Estamos asombrados con esas impresoras que pueden fabricar hasta fragmentos de tráqueas. Y también con los relojes inteligentes. Nos parecemos cada vez más a lo que nos contaron en las pelis de ciencia ficción
FOTO: REUTERS / Brian Synder
La impresora de reproducción de objetos ha saltado de la industria al estudio profesional, a los laboratorios y a los hogares. Más allá de la anécdota de reproducir una pieza de ajedrez perdida, los avances en este campo van a servir para reproducir armas pero también tejidos animales: una chuleta de tercera o un órgano humano, el mayor reto. La NASA y laboratorios farmacéuticos están en ello.
Una treintena de monedas virtuales circula por el mundo de Internet, pero ninguna es tan importante como el bitcoin, que en un año ha pasado de cotizar a 10 dólares a más de 1.000. La expansión de esta moneda anónima, sin autoridad para controlarla, ha llamado la atención de los bancos centrales de Europa y de Estados Unidos, que la ven como una amenaza a su statu quo. Internet ha llegado también para poner en cuestión el sistema monetario tradicional.
En 2014 por primera vez la venta de smartphones en el mundo superará los mil millones de unidades; pero dentro de ese fenómeno surgen otros, como el deseo de móviles de pantallas grande (por encima de la 5 pulgadas, el iPhone tiene 4) que, incluso pueden sustituir a las tabletas pequeñas, al lector electrónico o al GPS de los coches. Son los phablets, mitad móvil mitad tableta, que ya en Corea del Sur tienen el 41% del mercado, pero también países emergentes como India se inclinan por este tipo de smartphone con la pretensión de hacer el 2x1 con el mismo precio.
Fue el año de Line, una red social que no llega de Estados Unidos sino de Asia, y que en un año ha pasado de 100 a 300 millones de usuarios. Empezó con mensajería instantánea a base de pegatinas pero ya se ha extendido como plataforma de juegos y de otros servicios. En España, sorprendentemente, ha triunfado más que en ningún otro país fuera de Asia.
No es un furor, pero sí un paso en la dirección de lo que nos espera: del mundo conectado, al cuerpo conectado, bien con accesorios (wearables) bien con prendas con sensores pegados al cuerpo. Samsung y Qualcomm lanzaron sus relojes inteligentes, la primera incluso con altavoz y cámara; la segunda con un aparato más inclinado a registrar las constantes vitales. A estos relojes inteligentes se añaden los de Pebble y Sony, que ya existían; en 2014 se anunciarán unos cuantos más.
CRÉDITOS:
Edición: Ana Alfageme, Juan Carlos Blanco
Diseño / maquetación: Ana Fernández, Fernando Hernández
Edición gráfica: Gorka Lejarcegi
Redacción: EL PAÍS