La Alhambra, el sueño de Boabdil
GRANADA
Entre sus muros vive siempre el misterio: la leyenda del gran tesoro de Boabdil, último rey nazarí que habitó la Alhambra; el secreto de las mazmorras de la Alcazaba, cerradas siempre al público; el enigma de los 16 de kilómetros de pasadizos subterráneos; la belleza indescifrable del patio de los Leones… Fue palacio, ciudadela y residencia de sultanes, lugar de retiro y descanso de Carlos V (que construyó el palacio que lleva su nombre), y hoy es Patrimonio Mundial de la Humanidad junto con los jardines del Generalife. La torre de la Vela, la sala de los Ajimeces, la sala de Dos Hermanas, el patio de la Reja, la sala de los Abecerrajes, el patio de los Arrayanes… Todo es hermoso en la Alhambra.
Belleza multiplicada en la mezquita
CÓRDOBA
Un bosque de columnas de mármol y los arcos de medio punto y de herradura, veteados de rojos ladrillos, se multiplican a cientos como en un interminable juego de espejos venido de los siglos. La eterna mezquita cordobesa lleva en pie desde la centuria octava, fundada por Abderramán I, ampliada por Abderramán II y III, reinterpretada en el siglo XVI como catedral, fusión de religiones. Y ahí sigue, nunca abandonada en todo este tiempo, mostrando la impagable riqueza decorativa del arte islámico, excesivo y exquisito, el inmenso poderío de la Iglesia católica. El Mihrab, la Capilla Real, la parroquia del Sagrario, la Capilla Mayor, la sillería del Coro, el retablo Mayor, las pinturas murales… Arte en todas las esquinas.
Reales Alcázares, ecos del siglo XI
SEVILLA
Del arte mudéjar al renacentista, del siglo XI a la actualidad, el Real Alcázar de Sevilla es uno de los palacios en uso más antiguos del mundo. Un bellísimo complejo arquitectónico que muestra una riqueza de estilos sorprendente y cautivador, un espacio que exige tiempo y reposo en la visita. El palacio mudéjar requiere más atención que ningún otro punto, con atractivos como el patio de las Doncellas, la alcoba real, el patio de las Muñecas o el salón de Embajadores (son su admirable cúpula), pero conviene guardar tiempo para el palacio Gótico (sala de las Bóvedas, salón de Tapices) y para los jardines, con el estanque de Mercurio, la galería del Grutesco, el jardín de la Danza y el pabellón de Carlos V.
Teatro Romano de Málaga: de vuelta a Hispania
MÁLAGA
Fue construido en tiempos del emperador Augusto, siglo I después de Cristo, y en él hubo representaciones hasta el siglo III. El tiempo y el abandono hicieron más tarde su trabajo; muchas piedras y columnas se utilizaron para levantar la Alcazaba, el teatro cayó en el olvido. Redescubierto en 1951 y recuperado definitivamente en 1992, se convirtió en símbolo de la Hispania romana, con su trece gradas de 31 metros de radio, el proescenium (donde hoy, de nuevo, se representan obras), los vomitorios, la orchestra (lugar reservado a los senadores) y su centro de interpretación. En él, la tecnología permite bucear en el pasado y conocer la vida y las costumbres de la época.
Hospital de Santiago, 100 años de monumento nacional
ÚBEDA (JAÉN)
Obra de los arquitectos Andrés y Pedro de Vandelvira (hijo y padre), en 1575 nació como hospital para pobres enfermos, iglesia, panteón y palacio; en 1917 fue declarado Monumento Arquitectónico Histórico-Nacional; hoy, 100 años después de aquello, se utiliza como centro cultural, de exposiciones y de congresos. Lo que no cambia es la sobria grandiosidad de su fachada, y ahí permanecen también las dos torres rematadas por sendas cúpulas de cerámica vidriada. En el interior, un patio central porticado con una doble arcada que se apoya en columnas de mármol de Carrara, blancas y pulidas. Y al fondo del patio la capilla muestra unas notables pinturas al fresco en el techo.
Mirando hacia América desde el Muelle de las Carabelas
PALOS DE LA FRONTERA (HUELVA)
Allí donde se unen las aguas de los ríos Tinto y Odiel, casi confundidas con las del Atlántico en el golfo de Cádiz, tres réplicas idénticas de la Pinta, la Santa María y la Niña apuntan con la proa hacia América, 1492. Tres carabelas (dos y una nao, en realidad) construidas para conmemorar el quinto centenario del Descubrimiento y que mantienen viva la memoria y la obra de Cristóbal Colón. Además de las tres naves (a las que se puede subir), en el muelle hay un centro de interpretación y dos recreaciones históricas: el barrio medieval y la isla del Encuentro, donde se reproduce la cultura indígena de la isla de Guanahani. En ella desembarcó Colón el 12 de octubre de 1492; la llamó San Salvador.
Manierismo en el convento de San Francisco
MOGUER (HUELVA)
Llegó a haber una treintena de franciscanos a mediados del siglo XVII, unos 300 años después de la fundación del convento (entre 1337 y 1338), y aquí estaba la biblioteca más importante de toda Huelva, pero el paso del tiempo fue severo. De todo el complejo conventual solo quedan en pie la iglesia y el claustro, ambos de estilo manierista. En la primera destacan la estilosa espadaña del siglo XVI, decorada con cuadros y discos de cerámica vidriada, y un monumental retablo mayor de estilo rococó y de 15 metros de altura; en el claustro llaman la atención los dos cuerpos superpuestos de arcos de medio punto y un aljibe con restos de estuco pintado.
La Alcazaba, la gran ciudadela de Al-Andalus
ALMERÍA
No hay en toda España otra ciudadela árabe tan grande como la Alcazaba de Almería, monumento que se ve desde cualquier punto de la ciudad, fortaleza con muros de más de tres metros de anchura y cinco de altura. Situado sobre el cerro de San Cristóbal y unido a la muralla de Jairán, con cerca de tres hectáreas de superficie, este conjunto de gran complejidad defensiva fue construido por orden de Abderramán III en el año 955 y terminado en el siglo XI. Hoy se mantienen en pie, y en muy buen estado, tres recintos amurallados (uno de ellos levantado por los Reyes Católicos) y el palacio de Al-Mutasin con todas sus estancias, su mezquita (reconvertida en iglesia a finales del siglo XV) y sus baños.
La grandiosa belleza del siglo XVII
JEREZ DE LA FRONTERA (CÁDIZ)
En la Santa Iglesia Catedral de Asidonia-Jerez se mezclan los estilos gótico, barroco y neoclásico, tres maneras de dar brillo y monumentalidad al gran templo jerezano, ejemplo máximo de la riqueza arquitectónica y artística del siglo XVII. Construida sobre la mezquita Mayor de Jerez y la iglesia del Salvador, de esta todavía se conserva la alta torre-campanario. El exterior ya cautiva al viajero con su fachada barroca, amalgama exquisita de columnas, arcos y bajorrelieves; en el interior toman protagonismo las capillas de la Inmaculada, del Sagrario y de las Ánimas, que acoge al famoso Cristo de la Viga (siglo XIV). El valor artístico de la catedral va más allá: entre otras obras, el museo alberga la pintura de Zurbarán titulada La Virgen Niña.