Descubre las historias escondidas de Paradores

Mick Jagger y la cama del papa Juan XXIII o el último paseo de Antonio Machado en Benicarló de camino al exilio. Lee, mira y escucha las ocho historias más curiosas que encierran los enclaves históricos de la red hotelera de Paradores.

Descubre las historias escondidas de Paradores

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Parador de Santiago, A Coruña
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Parador de Santiago

A Coruña

Parador de Santiago
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Mick Jagger durante el concierto del Xacobeo en 1999 / Lalo R. Villar
Parador de Oropesa
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Julio Castro, director del parador de Santiago
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Parador de Santiago

A Coruña

Cuando Mick Jagger durmió "en la cama del Papa"

Hoteles de lujo, manjares exclusivos o estrenar un colchón cada noche. Para una estrella del rock como Mick Jagger, dormir a cuerpo de rey está a la orden del día. Después de más de medio siglo de giras con su banda, The Rolling Stones, es imposible que nada le sorprenda. Bueno, casi imposible. Cuando en 1999 le ofrecieron "la habitación del cardenal" para que descansara en el parador de Santiago de Compostela, quedó fascinado. "Tocaba ese fin de semana en las fiestas del Xacobeo. Cuando le estaba llevando a la habitación, se paró y miró fijamente hacia uno de los claustros. Como parecía que le interesaba, decidí contarle la historia del parador. También la de la suite donde se hospedaba, estrenada en 1954 por el cardenal Roncalli, que cuatro años después sería nombrado papa Juan XXIII. Me dijo: 'Es uno de los mejores sitios en los que he estado en mi vida'. Yo le comenté que seguramente había estado en hoteles más lujosos que el parador. Él me respondió: 'Es fácil encontrar el lujo. Esto no", relata el director del enclave, Julio Castro.

El director recuerda que el cantante iba vestido con unos pantalones pitillos y que, parecía, caminaba con dificultades. "Pensé que iba a ser su última gira. Después, cuando lo vi sobre el escenario, no me lo podía creer. No paró durante las dos horas que duró el concierto", narra entre risas. Castro cuenta que todavía hay mucha gente que le pregunta si, durante los dos días que su satánica majestad durmió allí, le pidió excentricidades, como pintar la habitación de negro. "Solo solicitó tres cosas: varias toallas de más, fruta y agua de la marca francesa Evian. Nos costó horrores encontrarla", dice Castro. (Pincha en el vídeo para ver al director del parador de Santiago, Julio Castro, narrar su encuentro con Mick Jagger).

Parador de Santiago
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Mick Jagger durante el concierto del Xacobeo en 1999 / Lalo R. Villar
Julio Castro, director del parador de Santiago
Parador de Gredos, Ávila
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Parador de Gredos

Ávila

Parador de Gredos
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Los padres de la Constitución durante su estancia en el parador de Gredos (Ávila) / Javier Lumbreras
Parador de Gredos
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Eva Legaza, directora del parador de Gredos
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Parador de Gredos

Ávila

Puros Montecristo para redactar la Constitución

El político Manuel Fraga (Alianza Popular) era un cliente asiduo del parador de Gredos (Navarredonda de Gredos, Ávila), donde se hospedaba cuando iba a cazar por las sierras abulenses. Un hotel alejado y discreto. Adjetivos con los que convenció al resto de los padres de la Constitución de 1978 para pasar allí varios días y finiquitar la redacción del nuevo texto constitucional sin la intromisión de los medios. No obstante, un fotógrafo se coló y consiguió hacer una de las fotografías más icónicas de la Transición: siete hombres de diferentes partidos políticos sentados en una mesa repleta de papeles y de leyes por aprobar. Los trabajadores que les atendieron, hoy en día jubilados, recuerdan anécdotas divertidas, como el empeño del socialista Gregorio Peces-Barba por encontrar puros de la marca Montecristo y que, al ser tan exclusivos, se los tenía que traer directamente el coche de línea de Ávila. "El antiguo conserje siempre cuenta que Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón (UCD) se dejaba olvidada la gabardina por todas partes. Parece ser que tenía en la cabeza cosas más importantes en las que pensar", explica Eva Legaza, directora del parador. (Pincha en el vídeo para ver cómo Legaza muestra la sala donde se reunieron los padres de la Constitución).

Parador de Gredos
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Los padres de la Constitución durante su estancia en el parador de Gredos (Ávila) / Javier Lumbreras
Eva Legaza, directora del parador de Gredos
Parador de Oropesa, Toledo
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Parador de Oropesa

Toledo

Parador de Oropesa
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William Somerset Maugham, en 1934 / Carl Van Vechten Collection (CC)
Parador de Oropesa
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José Manuel Gutiérrez, oficial de contabilidad del parador de Oropesa
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Parador de Oropesa

Toledo

Cuando W. Somerset Maugham se enamoró de los cernícalos de Oropesa

Durante uno de sus primeros viajes a España, el escritor británico William Somerset Maugham (1874-1965) decidió hacer un alto en Oropesa (Toledo) con la intención de comer. Corrían los años cuarenta. Cuando entró por las puertas del parador, dicen los trabajadores de entonces, se enamoró del castillo y decidió hospedarse allí varios días. "Desde entonces, siempre que venía a España, intentaba quedarse aquí", cuenta el oficial de contabilidad del parador, José Manuel Gutiérrez.

La afición de Gutiérrez por la literatura le llevó a encontrar un artículo en el diario neoyorquino Chicago Tribune (publicado en 1985) que recuperaba un texto que Somerset escribió sobre Oropesa en 1948. "Desde la ventana de la habitación [del parador], ves a los cernícalos volar elegantemente y, a lo lejos, montañas nevadas", describe el escritor. Cuando entraba por las puertas del parador, Somerset siempre pronunciaba las mismas palabras: tortilla de patatas. "Era un gran aficionado a la gastronomía. Los trabajadores que por entonces le sirvieron recuerdan que siempre que pisaba el comedor pedía que le hicieran una tortilla española", explica Gutiérrez. (Pincha en el vídeo para ver cómo Gutiérrez narra la estancia de Somerset Maugham en el parador).

Parador de Oropesa
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William Somerset Maugham, en 1934 / Carl Van Vechten Collection (CC)
José Manuel Gutiérrez, oficial de contabilidad del parador de Oropesa
Parador de Arcos de la Frontera, Cádiz
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Parador de Arcos de la Frontera

Cádiz

Parador de Arcos de la Frontera
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Grabado de un retrato del escritor Pedro Antonio de Alarcón / CC
Parador de Arcos de la Frontera
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Esmeralda Aguilar, recepcionista del parador de Arcos de la Frontera
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Parador de Arcos de la Frontera

Cádiz

Los azulejos del corregidor

En muchos de los rincones de Arcos de la Frontera (Cádiz) abundan los guiños a la leyenda que narra la novela El sombrero de tres picos de Pedro Antonio de Alarcón (1874): un antiguo corregidor que se enamora de una joven molinera a la que persigue e intenta seducir (pincha en el podcast para escucha un párrafo de la historia). Todos los testigos que conocieron la historia están muertos. Todos salvo uno: el parador, ya que los especialistas creen que este edificio fue la casa del corregidor que inspiró la novela. En el interior hay dos retratos de los protagonistas pintados sobre azulejos. "Muchos turistas preguntan por la historia cuando ven los cuadros del corregidor y de la molinera montados a caballo. Otros se conocen tanto la leyenda que, después de estar en el parador, recorren Arcos de la Frontera en busca de otros escenarios, como el molino y la taberna", cuenta Esmeralda Aguilar, recepcionista del parador. (Pincha en el vídeo para ver cómo Aguilar narra la historia que une a Pedro Antonio de Alarcón con el parador de Arcos).

Inicio de 'El sombrero de tres picos' (voz: Francis Pachá)

Parador de Arcos de la Frontera
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Grabado de un retrato del escritor Pedro Antonio de Alarcón / CC
Esmeralda Aguilar, recepcionista del parador de Arcos de la Frontera
Parador de Granada, Granada
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Parador de Granada

Granada

Parador de Granada
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La hija del duque de Wellington y su marido el día de su boda en 2016 / Pepe Marín
Parador de Granada
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José Ángel Cabeza, el jefe de comedor del parador de Granada
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Parador de Granada

Granada

Un menú "demasiado bueno" para la aristocracia inglesa

Si Mick Jagger durmió como un cardenal en Santiago de Compostela, los invitados del duque de Wellington comieron como auténticos califas en la preboda de la hija de éste en el parador de Granada en 2016. Tanto que, cuando los protagonistas (Charlotte Wellesley y Alejandro Santo Domingo) fueron a probar los menús, vieron que la carta era "demasiado buena" y no querían que superara al nivel del catering que tenían contratado para la boda, que se celebró al día siguiente en el pueblo granadino de Íllora. "Tenían miedo de que los platos del parador hiciesen sombra al banquete de la boda y nos pidieron que bajáramos la calidad de la presentación y de la comida", cuenta Juan Francisco Castro, jefe de cocina que sirvió a los protagonistas en la cena de gala, a la que acudieron personas como el príncipe Carlos de Inglaterra y su mujer Camila Parker Bowles. (Pincha en el vídeo donde el jefe de comedor del parador de Granada, José Ángel Cabeza, explica cómo fue la cena de gala).

Parador de Granada
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La hija del duque de Wellington y su marido el día de su boda en 2016 / Pepe Marín
José Ángel Cabeza, el jefe de comedor del parador de Granada
Parador de El Saler, Valencia
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Parador de El Saler

Valencia

Parador de El Saler
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Michael Jordan y Severiano Ballesteros juegan una partida de golf en el parador de El Saler / Paradores
Parador de El Saler
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Francisco Contreras, director del parador de El Saler
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Parador de El Saler

Valencia

La 'paliza' de Michael Jordan a Severiano Ballesteros

Cuando Michael Jordan viajó a España en 2003 para comprar una escudería de moto GP, se le antojó jugar una partida de golf, otra de sus pasiones deportivas. En pocas horas prepararon una partida en el campo del parador de El Saler (Valencia) junto con la leyenda española por excelencia: su ídolo y amigo Severiano Ballesteros. Pocos fueron los testigos del enfrentamiento. Francisco Contreras, director del parador, sirvió como caddy en la partida. "Jordan le ganó los 18 hoyos. Tenías que verlo: en la calle 15 metiendo la pelota con un puro Cohiba en la boca", explica. Se apostaron 50 euros, que ganó Jordan "holgadamente". La estrella del baloncesto también almorzó en el parador, aunque era tan alto que tuvo que comer de lado. "Mide 1,98 metros y las piernas no le cabían debajo de la mesa", comenta Contreras. (Pincha en el vídeo donde Contreras narra su experiencia como caddy de los dos deportistas).

Parador de El Saler
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Michael Jordan y Severiano Ballesteros juegan una partida de golf en el parador de El Saler / Paradores
Francisco Contreras, director del parador de El Saler
Parador de Benicarló, Castellón
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Parador de Benicarló

Castellón

Parador de Benicarló
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Fotografía del escritor Antonio Machado / CC
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Parador de Benicarló

Castellón

Parada de Antonio Machado en su camino al exilio

En uno de los bolsillos del abrigo de Antonio Machado se encontró a finales de febrero de 1939 un papel con un verso: "Estos días azules y este sol de la infancia". Posiblemente, el último suspiro poético de un escritor al que la Guerra Civil empujó al exilio en el pueblo costero de Colliure (sur de Francia). Falleció el 22 de febrero de ese año, después de una huida por la costa mediterránea, desde Valencia. Poco se sabe de la ruta, salvo anécdotas. Una de ellas cuenta que, en abril de 1938, Machado pernoctó en el parador de Benicarló (Castellón) antes de poner rumbo a Barcelona. En el albergue del parador dio sus últimos paseos primaverales con vistar al mar y, posiblemente, se lamentaría del horror de la guerra que en esos momentos estaba destrozando a la España que tanto quería. El apego de otros escritores y políticos de la época por el parador era notable. La obra La velada en Benicarló: diario de la guerra de España (1939) del presidente de la II República, Manuel Azaña, está ambientada allí.

Poema 'Ya va subiendo la luna' (voz: Francis Pachá)

Parador de Benicarló
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Fotografía del escritor Antonio Machado / CC
Parador de Cardona, Barcelona
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Parador de Cardona

Barcelona

Parador de Cardona
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Orson Welles, durante el rodaje de Campanadas a medianoche (1965) / CC
Parador de Cardona
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Xavi Segura, jefe de Recepción del parador de Cardona
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Parador de Cardona

Barcelona

Un yanqui en la corte de Cardona

Orson Welles (1915-1985) es algo más que un director famoso de cine. Es uno de los símbolos de EE UU y del lenguaje anglosajón. Su amor por Shakespeare le llevó a rodar tres adaptaciones: Macbeth (1948), Otelo (1952) y Campanadas a medianoche (1966), esta última basada en varias obras del escritor inglés. Su inventiva y tendencia perfeccionista desembocó en una búsqueda constante de escenarios medievales en los que filmar. Este hecho le condujo al castillo y parador de Cardona (Barcelona), donde grabó parte de Campanadas a medianoche. Los que aún viven, recuerdan a un hombre de grandes dimensiones con una capa negra y un interminable puro en la boca que se paseaba por las calles de la localidad. "Le daba caramelos a los niños que revoloteaban por las calles durante el rodaje", cuenta Xavi Segura, jefe de Recepción del parador. Muchos de los escenarios, explica Segura, no han cambiado. Por lo que si alguien visita el parador o la Colegiata de la Iglesia de San Vicente, reconocerá la ubicación de algunas de las escenas más famosas de la película. (Pincha en el vídeo para ver cómo Segura muestra algunos de los escenarios donde se rodó el filme).

Parador de Cardona
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Orson Welles, durante el rodaje de Campanadas a medianoche (1965) / CC
Xavi Segura, jefe de Recepción del parador de Cardona