HAZ SCROLL

Este agosto se cumplen 25 años desde que la vida de Pablo Ibar “se detuviera”. Ha sido juzgado cuatro veces en Florida. Ha pasado 16 años en el corredor de la muerte. Su vida sigue en el aire. Ahora, salta a la televisión.

perfil


Sobrino del mítico boxeador Urtain (récord de 27 victorias por K.O. y suicidio posterior lanzándose desde lo alto de un edificio) e hijo del pelotari Cándido Ibar, Pablo había regresado a Miami para vivir con su madre enferma de cáncer, separada de su padre, tras pasar una temporada con él en Conneticut aprendiendo el oficio de la cesta punta. La genética le bendecía para ser deportista, pero una bola le rompió la ceja derecha y decidió parar. Por aprehensión, un miedo común en los frontones. Además, su madre necesitaba compañía.

Carnet real de Pablo Ibar en el corredor de la muerte de Florida.

Secuencia de la serie En el corredor de la muerte con M. Á. Silvestre en el papel de Pablo Ibar, en la gasolinera donde comenzaría a sellarse su destino.

el final


Por la mañana se sucedieron las llamadas, como la de su madre Cristina a su padre: “Cándido, han detenido a Pablo”, “¿Qué, por qué?”. Le contó el asalto y añadió: “Se lo llevan a Miramar, quieren mezclarlo en otro caso”. Nunca más salió. El 26 de agosto de 1994 los inculparon a él y a su amigo Seth Peñalver por un triple asesinato ocurrido semanas antes, el 27 de junio. Ibar, según la policía, se parecía al sujeto registrado por la cámara de seguridad del fallecido. Los 25 años transcurridos desde entonces los ha pasado en prisión, 16 de ellos en el corredor de la muerte.

hechos


El 14 de julio de 1994 Ibar recibió un mensaje de un amigo colombiano con el que se había mudado, Álex Hernández. Pablo frecuentaba a pandilleros de una banda conocida como los Zulús, metidos en trapicheos. Como el propio Hernández y Alberto Rincón, que después de quedarse tirados en la autopista sin gasolina le rogaron ayuda. Un agente preguntó a Pablo para qué era el bidón que cargaba —las leyes locales prohíben repostar fuera de una estación—; él respondió que para su cortacésped. El agente hizo la vista gorda. De lo contrario Pablo Ibar, medita su padre, seguiría hoy libre. Según el relato de Ibar, Rincón y Hernández se dirigían a reclamarle a la tía y los primos de este 300 dólares para pagar la fianza de la madre de Hernández, condenada por tráfico de droga (esos parientes habían sido los proveedores). Tras llenar el depósito, los dos colegas le pidieron a Ibar que fuera con ellos y accedió. Nuevo error. A las dos y media de la madrugada Hernández irrumpió en la vivienda de Miami Dade armado con una escopeta. Tras él, según la testigo Natalia López Montoya —entonces apellidada todavía Malagón y embarazada de ocho meses— pasaron Rincón, cubierto con un pasamontañas, e Ibar, con el rostro oculto tras una camiseta. Ibar dice que ambos permanecieron en el coche, que solo traspasaron el umbral cuando oyeron disturbios. Malagón dice que Ibar la amenazó con un cuchillo en el vientre. Ibar, por el contrario, que Hernández encañonó con la escopeta a uno de los seis moradores que a su vez lo estaba apuntando con una pistola. Oyeron que venía la policía e Ibar, a sabiendas de que la casa estaba llena de cocaína, trató de huir corriendo por detrás, donde lo detuvieron.

LOS ASESINATOS DE CASIMIR SUCHARSKI, SHARON ANDERSON Y MARIE ROGERS

26 / 06 / 1994


  • 06:45 AM*
  • 06:50 AM*
  • 07:18 AM*
  • 07:26 AM*
  • 07:37 AM*
  • 07:40 AM*
  • 00:00 AM*
  • 6:00 AM*
  • 12:00 PM*

* Horas aproximadas

1. CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS

2. COARTADA PABLO IBAR

Casimir Sucharski era un exitoso empresario de la noche de Buffalo, en la frontera con Canadá. Extravagante, solía vestir de vaquero. Se le conocía como Butch Casey. En 1975 fue condenado por tráfico de drogas y armas e investigado por una serie de cintas de vídeo en las que salía practicando sexo con distintas mujeres. En los años 80 decidió probar suerte en Florida, donde abrió el club nocturno Casey’s Nickelodeon. La madrugada del 26 al 27 de junio de 1994 se había llevado a su casa de Miramar, en el condado de Broward, Florida, a dos jóvenes que conoció en su local, Sharon Anderson y Marie Rogers. Estaba a punto de amanecer.

1. CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS

2. COARTADA PABLO IBAR

Pablo Ibar y su amigo Seth Peñalver habían acudido a beber al club del asesinado Casimir Sucharski en alguna ocasión. Pero, dicen, no aquella tarde. La del 26 Ibar se había ido con una compañera de piso, Natasha McGloria, a tomar algo hasta cumplir la promesa hecha a su novia Tanya de acudir a la fiesta que daba en su casa y quedarse a dormir con ella. Sus padres estaban fuera.

1. CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS

  • 06:45 AM*

Casimir Sucharski era un exitoso empresario de la noche de Buffalo, en la frontera con Canadá. Extravagante, solía vestir de vaquero. Se le conocía como Butch Casey. En 1975 fue condenado por tráfico de drogas y armas e investigado por una serie de cintas de vídeo en las que salía practicando sexo con distintas mujeres. En los años 80 decidió probar suerte en Florida, donde abrió el club nocturno Casey’s Nickelodeon. La madrugada del 26 al 27 de junio de 1994 se había llevado a su casa de Miramar, en el condado de Broward, Florida, a dos jóvenes que conoció en su local, Sharon Anderson y Marie Rogers. Estaba a punto de amanecer.

  • 06:50 AM*

La cámara de seguridad de Sucharski recoge (sin sonido y en imagen en blanco y negro, borrosa y granulada) todo lo que ocurrió a partir de que los tres entran al salón por una puerta corredera y, mientras las dos chicas se sientan, Sucharski les sirve una copa. La grabación del crimen dura 22 minutos.

  • 07:18 AM*

A las 7.18 de la mañana Sucharski gira la cabeza hacia la puerta y Sharon sale corriendo hacia uno de los dormitorios. Entran dos encapuchados con sendas armas Tec-9 en la mano. Uno persigue a Sharon y el otro golpea a Sucharski en la cara y empuja a Marie, que cae hacia atrás aferrada aún a la silla.

  • 07:26 AM*

Ambos asaltantes parecen rebuscar. Hasta que extraen algo de una de las botas de Sucharski. Días antes, el hostelero, ahogado por las deudas con su expareja, Kristal, que ahora salía con un narcotraficante y había amenazado con ir por él si no se las pagaba, había presumido de llevar encima hasta 20.000 dólares. Tras largos minutos de agresiones, uno de los ladrones dispara por la espalda a Sucharski.

  • 07:37 AM*

Acto seguido el otro ejecuta primero a Sharon, luego a Marie y por último remata a Sucharski. En su trayecto hacia la salida se acerca al ángulo de la cámara y se retira la camiseta del rostro, se seca el sudor y al hacerlo deja la cara al descubierto. La imagen, en blanco y negro, no tiene ninguna nitidez. En ella el detective Paul Manzella, que lo había arrestado en el asalto del 14 de julio, reconoció a Pablo Ibar.

  • 07:40 AM*

A las 7.40 de la mañana los perpetradores salen de la casa con el Mercedes negro de lunas tintadas de Sucharski, con la capota puesta; vehículo que terminarían abandonando y quemando. Un vecino, Gary Foy, que identificó a Ibar, luego confesaría que simplemente creyó ver dos jóvenes latinos al volante, que solo siguió el consejo de su mujer de “no meterse en líos”. Un tal JC McGill aseguró en la comisaría de Miramar que su jefe le había encomendado quemar el Mercedes de Sucharski. A las 24 horas apareció muerto a la salida de un club de estriptis. Ambos sucesos se relacionaron con la familia mafiosa de los Gambino. Nunca se siguió esa pista.

2. COARTADA PABLO IBAR

  • 00:00 AM*

Pablo Ibar y su amigo Seth Peñalver habían acudido a beber al club del asesinado Casimir Sucharski en alguna ocasión. Pero, dicen, no aquella tarde. La del 26 Ibar se había ido con una compañera de piso, Natasha McGloria, a tomar algo hasta cumplir la promesa hecha a su novia Tanya de acudir a la fiesta que daba en su casa y quedarse a dormir con ella. Sus padres estaban fuera.

  • 6:00 AM*

El plan era marcharse antes de que la hermana de Tanya pudiera percatarse pero al amanecer seguía dormido. Lo despertó la hermana entrando en el cuarto. Sorprendida, se chivó a su prima Elizabeth.

  • 12:00 PM*

Elizabeth, al volver de misa, recibió la llamada de Alvin (madre de Tanya) desde Irlanda, y le contó que su hija de 16 y ese chico mayor (22 entonces) que tanto le disgustaba por juntarse con malas compañías habían pasado la noche juntos. La casa de Tanya se halla a ocho kilómetros y 13 minutos en coche de la vivienda de Miramar donde asesinaron a Sucharski, Anderson y Rogers

EL CAMINO JUDICIAL DE IBAR

1997

Juicio nulo

MAYO DE 1997

Primer juicio contra los dos acusados, celebrado en Fort Lauderdale, Florida. Fue declarado nulo el 25 de enero de 1998 al no ponerse de acuerdo el jurado sobre un veredicto (se requiere unanimidad, que en este Estado en 1998 significa nueve de 12).

1999

Juicio aplazado

ENERO DE 1999

Se inicia el segundo juicio. Durante la fase de selección del jurado, el abogado de oficio asignado a Pablo Ibar fue detenido acusado de agredir a su novia drogadicta embarazada de tres meses. Defensor y reo se cruzaron esposados en la sala de vistas. Pablo Ibar presentó una moción de cese del abogado que fue denegada por el tribunal y otra moción solicitando un aplazamiento del juicio que fue aprobada. El juicio de Seth Peñalver continuó en pieza aparte y fue condenado a muerte.

2000

Declarado culpable

ABRIL DE 2000

El tercer juicio de Pablo Ibar acabó con la condena a muerte, decretada el 24 de julio. El jurado lo declaró culpable a pesar de la falta de pruebas físicas en su contra (ADN, huellas, sangre). Su abogado no refutó la prueba de cargo de la fiscalía, el retrato robot construido a partir del vídeo, a pesar de que tenía expertos dispuestos a declarar que el de la foto no era Ibar. Más tarde se supo que el detective que lo detuvo pagó 1.000 dólares a uno de los testigos que participó en el juicio para que lo inculpara.

2000

Ingresa en el corredor de la muerte

JULIO DE 2000

Cambia de abogado. Contrata a Peter Raben, quien libró del corredor de la muerte de Florida a otro español, Joaquín José Martínez, en 2001. Presentan en 2003 una apelación alegando que no tuvo un juicio justo y fue condenado con pruebas circunstanciales. En 112 precedentes esto supuso la celebración de un nuevo proceso.

2006

Apelación denegada

SEPTIEMBRE DE 2006

El otro condenado a muerte por el triple asesinato, Seth Peñalver, consigue que se repita su juicio. Sin embargo, el Tribunal Superior de Florida deniega a Pablo Ibar su petición.

2009

Un nuevo sospechoso

MARZO DE 2009

Cuando la estrategia del nuevo (y actual) abogado de Ibar, Benjamin Waxman, se orientaba a demostrar que su representado sufrió indefensión por la negligencia de su defensor en el juicio condenatorio, un programa de televisión cambió el rumbo. Waxman apareció en María Elvira Live, de gran audiencia hispana, y Juan Gispert, un espectador, aseguró que William Ortiz, portorriqueño de 37 años que cumplía condena por otros cargos en Columbia (Florida) le había confesado ser el autor de los disparos que acabaron en junio de 1994 con Casimir Sucharsky, Sharon Anderson y Marie Rogers. Waxman solicita que se cotejen su ADN y sus huellas.

2010

Culpable descartado

OCTUBRE DE 2010

Se comprobó que el ADN de Ortiz no coincidía con el hallado en la escena del crimen y fue descartado como sospechoso. La defensa de Ibar se quejó de que la ausencia de pruebas físicas contra su cliente no sirviera para exculparlo.

2012

Rechazo del alegato de indefensión

FEBRERO DE 2012

El juez Levenson del Tribunal de Broward County rechaza que Ibar hubiera sufrido indefensión y por tanto celebrar un nuevo juicio. Waxman había conseguido que el primer abogado, Kayo Morgan, firmara una carta reconociendo su mala praxis, carta que le costará su carrera.

2012

Repetición del juicio del otro acusado

JUNIO DE 2012

Tras varios días de deliberación, el 22 de diciembre de ese año el jurado decide que no existen pruebas para condenar a Seth Peñalver y lo declaran no culpable.

2016

Repetición del juicio

FEBRERO DE 2016

El Tribunal Superior de Florida determinó que las pruebas condenatorias habían sido “escasas y débiles” y concedió un nuevo juicio. Pablo se enteró desde su celda por otro preso.

2019

Cadena perpetua

ENERO DE 2019

El juicio se repite y, el 19 de enero, Pablo Ibar es hallado de nuevo culpable. En mayo es condenado a cadena perpetua.

Juicio nulo

MAYO DE 1997

Primer juicio contra los dos acusados, celebrado en Fort Lauderdale, Florida. Fue declarado nulo el 25 de enero de 1998 al no ponerse de acuerdo el jurado sobre un veredicto (se requiere unanimidad, que en este Estado en 1998 significa nueve de 12).

Juicio aplazado

ENERO DE 1999

Se inicia el segundo juicio. Durante la fase de selección del jurado, el abogado de oficio asignado a Pablo Ibar fue detenido acusado de agredir a su novia drogadicta embarazada de tres meses. Defensor y reo se cruzaron esposados en la sala de vistas. Pablo Ibar presentó una moción de cese del abogado que fue denegada por el tribunal y otra moción solicitando un aplazamiento del juicio que fue aprobada. El juicio de Seth Peñalver continuó en pieza aparte y fue condenado a muerte.

Declarado culpable

ABRIL DE 2000

El tercer juicio de Pablo Ibar acabó con la condena a muerte, decretada el 24 de julio. El jurado lo declaró culpable a pesar de la falta de pruebas físicas en su contra (ADN, huellas, sangre). Su abogado no refutó la prueba de cargo de la fiscalía, el retrato robot construido a partir del vídeo, a pesar de que tenía expertos dispuestos a declarar que el de la foto no era Ibar. Más tarde se supo que el detective que lo detuvo pagó 1.000 dólares a uno de los testigos que participó en el juicio para que lo inculpara.

Ingresa en el corredor de la muerte

JULIO DE 2000

Cambia de abogado. Contrata a Peter Raben, quien libró del corredor de la muerte de Florida a otro español, Joaquín José Martínez, en 2001. Presentan en 2003 una apelación alegando que no tuvo un juicio justo y fue condenado con pruebas circunstanciales. En 112 precedentes esto supuso la celebración de un nuevo proceso.

Apelación denegada

SEPTIEMBRE DE 2006

El otro condenado a muerte por el triple asesinato, Seth Peñalver, consigue que se repita su juicio. Sin embargo, el Tribunal Superior de Florida deniega a Pablo Ibar su petición.

Un nuevo sospechoso

MARZO DE 2009

Cuando la estrategia del nuevo (y actual) abogado de Ibar, Benjamin Waxman, se orientaba a demostrar que su representado sufrió indefensión por la negligencia de su defensor en el juicio condenatorio, un programa de televisión cambió el rumbo. Waxman apareció en María Elvira Live, de gran audiencia hispana, y Juan Gispert, un espectador, aseguró que William Ortiz, portorriqueño de 37 años que cumplía condena por otros cargos en Columbia (Florida) le había confesado ser el autor de los disparos que acabaron en junio de 1994 con Casimir Sucharsky, Sharon Anderson y Marie Rogers. Waxman solicita que se cotejen su ADN y sus huellas.

Culpable descartado

OCTUBRE DE 2010

Se comprobó que el ADN de Ortiz no coincidía con el hallado en la escena del crimen y fue descartado como sospechoso. La defensa de Ibar se quejó de que la ausencia de pruebas físicas contra su cliente no sirviera para exculparlo.

Rechazo del alegato de indefensión

FEBRERO DE 2012

El juez Levenson del Tribunal de Broward County rechaza que Ibar hubiera sufrido indefensión y por tanto celebrar un nuevo juicio. Waxman había conseguido que el primer abogado, Kayo Morgan, firmara una carta reconociendo su mala praxis, carta que le costará su carrera.

Repetición del juicio del otro acusado

JUNIO DE 2012

Tras varios días de deliberación, el 22 de diciembre de ese año el jurado decide que no existen pruebas para condenar a Seth Peñalver y lo declaran no culpable.

Repetición del juicio

FEBRERO DE 2016

El Tribunal Superior de Florida determinó que las pruebas condenatorias habían sido “escasas y débiles” y concedió un nuevo juicio. Pablo se enteró desde su celda por otro preso.

Cadena perpetua

ENERO DE 2019

El juicio se repite y, el 19 de enero, Pablo Ibar es hallado de nuevo culpable. En mayo es condenado a cadena perpetua.

LAS PRUEBAS

bidón de gasolina

Pablo Ibar siempre considerará que, en gran parte, su situación se debe a haberse mezclado con la gente equivocada. Como Álex Hernández, miembro de la banda de los Zulús y traficante con el que vivía. En julio de 1994 fue detenido en medio de un asalto con Hernández y un compinche suyo. En teoría, Ibar estaba allí porque Hernández se quedó sin gasolina en la autopista y le pidió que le llevara un bidón. El detective Manzella reconoció en él la cara del vídeo de la cámara de seguridad de Sucharski, cuyo asesinato había ocurrido días antes. La fiscalía y familiares de las víctimas defienden que ese asalto habría terminado igual que los crímenes de Miramar de no haber aparecido la policía.

Tarjeta de teléfono

El 26 de junio 1994, Tanya, novia de Ibar, aprovechando que su madre Alvin tenía un tour organizado en Irlanda —era la guía— y que George y Mimi, su padre y la mayor de sus hermanas la acompañaban, dio una fiesta en casa. Pablo Ibar declaró que acudió a la fiesta tras tomar algo con una amiga y se quedó a dormir. Quería haberse marchado antes del amanecer pero no se despertó, y los pilló juntos Heather, la hermana de Tanya, que se chivó a su prima Elizabeth. Cuando a su regreso de misa Elizabeth cogió el teléfono y del otro lado estaba Alvin, que llamaba a diario para preguntar qué tal iban las cosas, le contó el incidente. Alvin guardó la tarjeta con la que hacía las llamadas internacionales. En el juicio no creyeron la coartada.

Camiseta del agresor

La camiseta de uno de los asaltantes porta publicidad de la compañía eléctrica donde trabaja Cristina, madre de Pablo. El sudor en ella hallado no correspondía con el ADN de Ibar, tampoco los restos de sangre o pelo. De hecho se encontraron cinco tipos de ADN en la escena del crimen: tres de las víctimas y dos de dos varones no conclusivamente identificados. En el último juicio (2019) un nuevo experto adujo que una muestra mínima, examinada mediante un procedimiento rara vez aceptado, podría coincidir con el ADN del acusado. La defensa respondió que la prueba, la camiseta, les llegó en sobre abierto y pudo contaminarse, y que en el vídeo de la cámara de seguridad de la víctima se ve cómo el asaltante se seca profusamente, y en las manchas de mayor tamaño del tejido el ADN no es el de Ibar.

Zapatilla

Ibar accede, detenido por el asalto y sin noción de la otra acusación, a que registren su casa y le tomen calcos de las suelas de las zapatillas. La huella descubierta en un charco de sangre no encaja con su pie ni su calzado para el primer perito, Fred Boyd. El actual, William Bodziak, afirmó que podrían coincidir con las de los zapatos de Rincón, al que detuvieron con Ibar en el asalto a los primos de Hernández, quien a su vez podría haberlas tomado prestadas de Pablo. De las más de 100 huellas dactilares encontradas ninguna coincide con las de Ibar.

Captura del vídeo

Con la imagen impresa los detectives fueron a ver a Cristina, madre de Pablo, y le preguntaron: “¿le recuerda a su hijo?” “Puede ser”, respondió. Y le hicieron firmar un documento de identificación positiva. De parecidas formas procedieron con varios conocidos de Ibar. Jean Klimzecko, que lo identificó y dijo recordar que Pablo regresó a casa en un Mercedes negro esa mañana en el juicio, reconoció más tarde que había recibido dinero por su confesión, que aquella mañana estaba drogado y no recordaba nada. Varios expertos niegan que el rostro de la foto pueda ser el de Pablo: la ceja no es la suya, rota por un pelotazo, dicen, ni la barbilla ni el contorno facial.

Fotografías de la rueda de reconocimiento

El vecino de Sucharski, Gary Foy, afirmó que, parado en el semáforo, distinguió en el Mercedes negro con la capota y las lunas tintadas a dos jóvenes que le parecieron latinos. Solo los vio unos segundos y a través del retrovisor, dice. Ante las fotos mostradas por la policía dijo no reconocer a nadie, luego señaló un rostro anónimo y a la tercera, ahora sí, el de Ibar. En la rueda de reconocimiento a la que asistió, de los seis jóvenes de pie ante él, el único presente en los fotografías era Ibar, razón por la que el Supremo de Florida tachó la prueba de “escasa y débil”.

bidón de gasolina

Pablo Ibar siempre considerará que, en gran parte, su situación se debe a haberse mezclado con la gente equivocada. Como Álex Hernández, miembro de la banda de los Zulús y traficante con el que vivía. En julio de 1994 fue detenido en medio de un asalto con Hernández y un compinche suyo. En teoría, Ibar estaba allí porque Hernández se quedó sin gasolina en la autopista y le pidió que le llevara un bidón. El detective Manzella reconoció en él la cara del vídeo de la cámara de seguridad de Sucharski, cuyo asesinato había ocurrido días antes. La fiscalía y familiares de las víctimas defienden que ese asalto habría terminado igual que los crímenes de Miramar de no haber aparecido la policía.

Tarjeta de teléfono

El 26 de junio 1994, Tanya, novia de Ibar, aprovechando que su madre Alvin tenía un tour organizado en Irlanda —era la guía— y que George y Mimi, su padre y la mayor de sus hermanas la acompañaban, dio una fiesta en casa. Pablo Ibar declaró que acudió a la fiesta tras tomar algo con una amiga y se quedó a dormir. Quería haberse marchado antes del amanecer pero no se despertó, y los pilló juntos Heather, la hermana de Tanya, que se chivó a su prima Elizabeth. Cuando a su regreso de misa Elizabeth cogió el teléfono y del otro lado estaba Alvin, que llamaba a diario para preguntar qué tal iban las cosas, le contó el incidente. Alvin guardó la tarjeta con la que hacía las llamadas internacionales. En el juicio no creyeron la coartada.

Camiseta del agresor

La camiseta de uno de los asaltantes porta publicidad de la compañía eléctrica donde trabaja Cristina, madre de Pablo. El sudor en ella hallado no correspondía con el ADN de Ibar, tampoco los restos de sangre o pelo. De hecho se encontraron cinco tipos de ADN en la escena del crimen: tres de las víctimas y dos de dos varones no conclusivamente identificados. En el último juicio (2019) un nuevo experto adujo que una muestra mínima, examinada mediante un procedimiento rara vez aceptado, podría coincidir con el ADN del acusado. La defensa respondió que la prueba, la camiseta, les llegó en sobre abierto y pudo contaminarse, y que en el vídeo de la cámara de seguridad de la víctima se ve cómo el asaltante se seca profusamente, y en las manchas de mayor tamaño del tejido el ADN no es el de Ibar.

Zapatilla

Ibar accede, detenido por el asalto y sin noción de la otra acusación, a que registren su casa y le tomen calcos de las suelas de las zapatillas. La huella descubierta en un charco de sangre no encaja con su pie ni su calzado para el primer perito, Fred Boyd. El actual, William Bodziak, afirmó que podrían coincidir con las de los zapatos de Rincón, al que detuvieron con Ibar en el asalto a los primos de Hernández, quien a su vez podría haberlas tomado prestadas de Pablo. De las más de 100 huellas dactilares encontradas ninguna coincide con las de Ibar.

Captura del vídeo

Con la imagen impresa los detectives fueron a ver a Cristina, madre de Pablo, y le preguntaron: “¿le recuerda a su hijo?” “Puede ser”, respondió. Y le hicieron firmar un documento de identificación positiva. De parecidas formas procedieron con varios conocidos de Ibar. Jean Klimzecko, que lo identificó y dijo recordar que Pablo regresó a casa en un Mercedes negro esa mañana en el juicio, reconoció más tarde que había recibido dinero por su confesión, que aquella mañana estaba drogado y no recordaba nada. Varios expertos niegan que el rostro de la foto pueda ser el de Pablo: la ceja no es la suya, rota por un pelotazo, dicen, ni la barbilla ni el contorno facial.

Fotografías de la rueda de  reconocimiento

El vecino de Sucharski, Gary Foy, afirmó que, parado en el semáforo, distinguió en el Mercedes negro con la capota y las lunas tintadas a dos jóvenes que le parecieron latinos. Solo los vio unos segundos y a través del retrovisor, dice. Ante las fotos mostradas por la policía dijo no reconocer a nadie, luego señaló un rostro anónimo y a la tercera, ahora sí, el de Ibar. En la rueda de reconocimiento a la que asistió, de los seis jóvenes de pie ante él, el único presente en los fotografías era Ibar, razón por la que el Supremo de Florida tachó la prueba de “escasa y débil”.

VIVIR EN EL CORREDOR DE LA MUERTE

La puerta de la celda: “Los oficiales golpean las puertas para asegurarse de que están cerradas, impidiéndonos dormir, a pesar de que tienen un tablero iluminado que lo indica”. “Yo lo que echo de menos es elegir hacer las cosas. Por ejemplo, abrir una puerta. Hace 20 años que no decido abrir una puerta o mover una silla. Aquí dentro no elijo nada. Eso es la libertad”.

Palabras de Pablo Ibar recogidas en el libro de Nacho Carretero En el corredor de la muerte.

El pasillo del corredor: “Los días que hay ejecución se hace el silencio. Nadie habla. Se puede sentir en el aire que ese día es diferente. Porque mañana te puede tocar a ti. No te avisan: abren tu celda y te llevan a tu final”.

Palabras de Pablo Ibar recogidas en el libro de Nacho Carretero En el corredor de la muerte.

Comida: “El desayuno suele llegar al grito de ‘Chow time’, hora del rancho. Suele llegar a las cinco y media, en bandejas de plástico que deslizan bajo las barras de la jaula. Yo lo coloco en un bol y lo dejo para más tarde, para poder dormir en esas horas en que todavía no hace mucho calor, porque de lo contrario tendré acidez, dolores en el pecho y hambre de noche”.

Palabras de Pablo Ibar recogidas en el libro de Nacho Carretero En el corredor de la muerte.

La celda: “La celda es de 3 x 2, y en ese espacio hay hombres que llevan 25 años esperando a morir”

Palabras de Pablo Ibar recogidas en el libro de Nacho Carretero En el corredor de la muerte.

Las cartas: “Tras el desayuno me aseo y trabajo en mi caso, leyendo transcripciones o nuevas leyes que puedan afectarme. También escribo cartas a las personas que me muestran su apoyo, a mis amigos, a mi esposa y a mi familia”.

Palabras de Pablo Ibar recogidas en el libro de Nacho Carretero En el corredor de la muerte.

El patio: “Nos permiten salir dos veces por semana, dos horas cada vez. Fuera puedes hablar con otros internos, jugar al baloncesto (mi deporte preferido), al vóley o hacer pesas y pasear. Si hay recuento o hace mal tiempo, el recreo se cancela.”

Palabras de Pablo Ibar recogidas en el libro de Nacho Carretero En el corredor de la muerte.

El colchón enrollado: “Hago flexiones, algo de boxeo contra el colchón enrollado o levanto bolsas de libros, papeles o revistas. Después de dos horas, corro durante treinta minutos. Para mí el ejercicio es una terapia, me permite no pensar en mi situación”.

Palabras de Pablo Ibar recogidas en el libro de Nacho Carretero En el corredor de la muerte.

La televisión: La televisión la tienes que comprar en la prisión. Por la noche veo algún partido o programa deportivo o, si hay suerte, una película. Se nos permite una radio también. Suelo escuchar música: no podría imaginar la vida aquí sin música”.

Palabras de Pablo Ibar recogidas en el libro de Nacho Carretero En el corredor de la muerte.

Imágenes del set de rodaje de En el corredor de la muerte.

“LOS ASESINATOS DE MIRAMAR FUERON TAN MEDIÁTICOS EN FLORIDA COMO EL CRIMEN DE LOS URQUIJO AQUÍ”

Andrés Krakenberger fue entre 1997 y 2001 presidente de Amnistía Internacional España. Hoy ocupa la portavocía de la Asociación Pablo Ibar contra la Pena de Muerte. Conoció el caso en un programa de la ETB, la televisión vasca, y desde entonces (2001) ha estado vinculado. En los 90, cuenta, la droga, el consumo y el tráfico, asolaba EEUU. Y ningún lugar como Miami: jóvenes absorbidos por bandas, vidas de violencia que generaron una enorme alerta social. Son ese contexto y ciertas particularidades de la justicia del país norteamericano las que pide Krakenberger que se observen para entender qué ocurrió con el caso Ibar.
Jefe de policía, juez y fiscal son allí cargos electos y la prensa espoleó que una matanza tan brutal fuera comidilla de todos los ciudadanos, “presentando además al detenido como un sanguinario y dando por sentado que era el asesino”. “En ese momento se mediatizó (como aquí el de los Urquijo), cundió la alarma, y un fiscal, por ejemplo, para presentarse a la reelección debe erigirse en adalid contra el crimen, y eso allá significa enseñar las cifras de condenas a pena capital, cadenas perpetuas…

Recorte de prensa del Miami Herald del 15 de julio de 1994 con el arresto de Ibar y Hernández en el asalto.

“Cada absolución en el corredor de la muerte es un golpe al sistema”

Entrada de la prisión estatal de Florida. Nacho Carretero.

Hubo enorme presión, necesitaban un culpable”, dice Krakenberger. Explica que absoluciones como la de Seth Peñalver no es que provoquen reacciones indignadas, pero sí que son una “lluvia fina”. “No hay año en que uno o dos estados no supriman la pena de muerte o se lo planteen”.

Deborah Bowie, hermana de la asesinada Sharon Anderson, ha declarado por su parte en medios que es la prensa española la que alimenta la falsa idea de la inocencia de Ibar. Bowie ha sido la que con más contundencia ha defendido que si no hay huellas suyas en la escena del crimen es porque usó guantes, por ejemplo, o que la identificación en la imagen es meridianamente clara y suficiente para que vuelva a estar condenado.

Recorte de prensa del Miami Herald del 15 de julio de 1994 con el arresto de Ibar y Hernández en el asalto.

Hubo enorme presión, necesitaban un culpable”, dice Krakenberger. Explica que absoluciones como la de Seth Peñalver no es que provoquen reacciones indignadas, pero sí que son una “lluvia fina”. “No hay año en que uno o dos estados no supriman la pena de muerte o se lo planteen”.

Deborah Bowie, hermana de la asesinada Sharon Anderson, ha declarado por su parte en medios que es la prensa española la que alimenta la falsa idea de la inocencia de Ibar. Bowie ha sido la que con más contundencia ha defendido que si no hay huellas suyas en la escena del crimen es porque usó guantes, por ejemplo, o que la identificación en la imagen es meridianamente clara y suficiente para que vuelva a estar condenado.

las cifras

EE.UU.


2.673

presos

esperan la ejecución en el corredor de la muerte en el corredor de la muerte en Estados Unidos.

1.493

ejecuciones

desde la reimplantación de la pena por el Tribunal Supremo en 1976.

2.619

hombres

97,98%

54

mujeres

2,02%

48

ejecuciones menos

Acumula diez años consecutivos de descenso.

2018

2.721

2019

2.673

230

presos

tienen su sentencia revocada y están pendientes de nuevo juicio o con procesos en curso.

34,5%

de los 2.443 que esperan

la ejecución (923 presos) están en estados donde rige una moratoria para la revisión de la aplicación de la pena capital.

26

ESTADOS CON PENA DE MUERTE

4

ESTADOS CON PENA DE MUERTE EN SUSPENSO POR MORATORIA

20

ESTADOS SIN PENA DE MUERTE

FLORIDA


98

ejecuciones

en Florida. Es el 4º estado que más ejecuciones lleva. De los 61 ejecutados blancos solo cinco fueron condenados a muerte por asesinar a personas de otra raza.

Los cuerpos sin vida de un hombre y dos mujeres aparecen en una casa de un tranquilo barrio de Miami. Han sido acribillados a balazos. En la propia escena del crimen, la policía descubre una cámara de vídeo que contiene la grabación del asesinato.
Esta grabación será la pista principal en la investigación: en ella se ve el rostro borroso de uno de los atacantes. Tres semanas después, en una comisaría de otro distrito, un oficial cree reconocer esa misma cara borrosa cuando ve a Pablo Ibar, un español arrestado por un altercado con armas. Sin embargo, Pablo jura que no tiene nada que ver con el asesinato. Ninguna prueba encontrada en la escena del crimen es concluyente ni incriminatoria... pero no importa. Pablo Ibar es juzgado y condenado a muerte. Esta es la historia de una familia que nunca se ha rendido. La lucha de un hombre durante 25 años para demostrar su inocencia.

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13 Septiembre estreno en