Así se acumula en la atmósfera el principal gas de efecto invernadero que está causando la crisis climática
J. A. Aunión | Manuel Planelles
Qué es El cambio
climático
El clima en la Tierra depende de la radiación solar y de su interacción con la atmósfera, la superficie terrestre, los océanos y el resto de capas de agua, nieve y hielo.
Durante miles de años la variación de equilibrios entre esos actores ha ido moviendo los ciclos climáticos. Pero, según la mayoría de los científicos, la diferencia ahora es que el planeta está ya embarcado en un cambio climático por causa de la acción del ser humano.
Por qué se sobrecalienta
la Tierra
La Tierra recibe la radiación solar (1) y, a su vez, desprende calor (2). Parte de ese calor se queda atrapado gracias a los gases de efecto invernadero (3) presentes en la atmósfera.
Eso es el efecto invernadero y es fundamental para la vida porque de otro modo el planeta sería demasiado frío. Los principales gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono (CO2), el óxido nitroso (N2O) y el metano (CH4).
Debido a la acción del hombre, a sus sistemas de producción y de consumo de energía a partir de la Revolución Industrial, la concentración de esos gases en la atmósfera está creciendo de forma constante. Y, a más concentración de CO2, más calor se queda atrapado dentro de la atmósfera terrestre. El mayor impulsor de ese calentamiento global es el CO2 y está ligado fundamentalmente a la quema de los combustibles fósiles: el carbón, el petróleo y el gas.
En los últimos 0 años
En los últimos 800.000 años, las concentraciones de CO2 en la atmósfera nunca habían alcanzado las 300 partes por millón. Pero esa cifra se superó por primera vez en 1950 y no ha parado de incrementarse desde entonces.
500 partes por millón
400
300
200
100
0
Año 2018
408
Máximo
299
Mínimo
172
800.000
años
600.000
400.000
200.000
1950
En 800.000 años la concentración de Dióxido de Carbono en la atmósfera fluctuó entre un mínimo de 172 y un máximo de 299 partes por millón.
172
299
partes por millón
partes por millón
Desde 1950 se ha producido un crecimiento drástico de las emisiones contaminantes hasta las 408 partes por millón en solo 70 años.
408
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En 800.000 años la concentración de Dióxido de Carbono en la atmósfera fluctuó entre un mínimo de 172 y un máximo de 299 partes por millón.
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Desde 1950 se ha producido un crecimiento drástico de las emisiones contaminantes hasta las 408 partes por millón en solo 70 años.
408
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Año 2018
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Mínimo
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1950
En 800.000 años la concentración de Dióxido de Carbono en la atmósfera fluctuó entre un mínimo de 172 y un máximo de 299 partes por millón.
Desde 1950 se ha producido un crecimiento drástico de las emisiones contaminantes hasta las 408 partes por millón en solo 70 años.
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Año 2018
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Máximo
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años
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1950
En 800.000 años la concentración de Dióxido de Carbono en la atmósfera fluctuó entre un mínimo de 172 y un máximo de 299 partes por millón.
Desde 1950 se ha producido un crecimiento drástico de las emisiones contaminantes hasta las 408 partes por millón en solo 70 años.
172
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partes por millón
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Qué es El CO2
El carbono es un elemento químico, como el oxígeno, el nitrógeno, el cloro o el azufre. Es el cuarto elemento más abundante en el universo y en la Tierra es básico para la vida; el ser humano es en un 18% carbono. También es fundamental cuando se mezcla con oxígeno y se convierte en dióxido de carbono (CO2): los seres humanos lo exhalan al respirar, a las plantas les hace falta para hacer la fotosíntesis. El ciclo del CO2 ha funcionado durante miles de años dentro de un cierto equilibrio natural.
Dónde se almacena el CO2
Atmósfera
Bosques
Océanos
Dónde se almacena el CO2
Atmósfera
Bosques
Océanos
Dónde se almacena el CO2
Atmósfera
Bosques
Océanos
Dónde se almacena el CO2
Atmósfera
Bosques
Océanos
Entonces, ¿cuál es el problema?
El problema es que el equilibrio natural que ha existido durante miles de años se ha roto cuando, a las fuentes naturales de dióxido de carbono (la respiración de los seres vivos, la descomposición orgánica, los incendios forestales, las erupciones volcánicas…), el hombre ha ido añadiendo cada vez más y más fuentes al quemar los combustibles fósiles para el desarrollo de su economía. Esto, a su vez, es lo que incrementa las emisiones que acaban causando aumentos sin precedentes de las temperaturas.
Durante miles de años los seres humanos basaron su desarrollo en la agricultura y la caza. Y las principales fuentes de emisión de CO₂ estaban vinculadas a una sociedad artesanal y rural.
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, la máquina de vapor lo cambia todo. A la quema de biomasa para generar energía se le suma el carbón como principal alimento de la Revolución Industrial, primero en el Reino Unido y luego en toda la Europa. El carbón sigue siendo hoy la principal fuente de emisiones de dióxido de carbono.
La revolución de la mecanización y la industrialización se extiende por Occidente de la mano del carbón. Pero a esta fuente se le añade otra también rica en carbono: el petróleo. La invención del automóvil y, sobre todo, la producción en masa de coches de la mano del Ford T a partir de 1913 dispara la quema de petróleo y las emisiones de CO₂.
El gran salto se produce después de la Segunda Guerra Mundial. El período de relativa paz unido a más avances tecnológicos y el incremento demográfico dispara también las emisiones de dióxido de carbono. Además, empiezan a reducirse los bosques (sumideros de carbono) y el gas natural se suma al carbón y al petróleo como motores de las economías desarrolladas.
En 1992 se aprueba la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, un texto en el que ya se reconoce la existencia de un calentamiento alimentado por la actividad del ser humano. Y se fija el objetivo de mitigar esas emisiones, que no paran de crecer.
Las emisiones de CO₂ han seguido aumentando durante este siglo de forma casi ininterrumpida. El crecimiento solo se ha visto frenado por las crisis económicas. En 2015, tras décadas de discusiones, se aprobó el Acuerdo de París, el primer pacto que obliga a todos los países firmantes a presentar planes de recorte de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Quién
produce el CO2
El problema del CO2 sigue creciendo. La caída en algunas zonas geográficas (como en la Unión Europea) se ha visto compensada por el incremento en otras. De hecho, el aumento demográfico y la mejora de las condiciones socioeconómicas de la población en países considerados en desarrollo hace tres décadas han trastocado el mapa de los grandes emisores.
China está desde 2007 en el primer puesto de la lista y acumula un cuarto de todas las emisiones mundiales. Respecto a las fuentes que lo producen, la quema de carbón sigue siendo la principal con casi el 40% del CO₂ expulsado. Le siguen el petróleo y el gas natural.
Texto y formato: J. A. Aunión y Manuel Planelles
Definición: Guiomar del Ser
Diseño: Fernando Hernández y Ana Fernández
Frontend: Alejandro Gallardo y Nelly Natalí Sánchez
Infografía: Mariano Zafra, Artur Galocha, Antonio Alonso, Rodrigo Silva y Yolanda Clemente
La información y los gráficos de este reportaje visual se han elaborado a partir de los datos y las descripciones ofrecidas por algunas de las instituciones internacionales de referencia en el estudio del calentamiento: el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la NASA, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) y el Global Carbon Project (GCP), una organización fundada bajo el paraguas del Consejo Internacional para la Ciencia. Especial agradecimiento merece por su asesoramiento el director ejecutivo del GCP, Pep Canadell.
Para el primer gráfico, sobre el efecto invernadero y cómo la acción del hombre lo ha ido convirtiendo en el principal causante del calentamiento global, se han seguido principalmente las explicaciones de los informes del IPCC; utilizados, además, para estimar el porcentaje de emisiones de CO₂ que acaba en la atmósfera, los bosques y los océanos. En este caso también ha servido de ayuda el ‘Atlas del carbono’ del Global Carbon Project y la Organización Meteorológica Mundial.
Los datos de la evolución de las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera a lo largo de la historia se han tomado de la NASA y del NOAA. ¿Por qué se remontan exactamente 800.000 años y cómo son los científicos capaces de obtener información de tanto tiempo atrás? Porque las sucesivas capas de hielo que se han ido formando en la Antártida y en Groenlandia, año tras año a lo largo del tiempo, comprimida nevada tras nevada, han conservado en su interior burbujas de aire de todas las épocas, lo que permite estimar, por ejemplo, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera en cada momento de la historia. Y el registro más antiguo hallado hasta ahora —los científicos van perforando cada vez más profundo en busca del hielo más añejo— es de hace 800.000 años.
En cuanto a las infografías sobre la evolución del CO₂ vinculada a la acción humana, los datos de emisiones proceden del ‘Atlas del carbono’ del Global Carbon Project. En muchas ocasiones, esa relación se establece con las fuentes de energía (gas, petróleo y carbón, fundamentalmente) que, al quemarse, son las que emiten finalmente el dañino CO₂. Sin embargo, en este caso, para dejar más clara la relación entre causa (la acción del hombre en su vida cotidiana) y efecto (los gases), es preferible presentarlo con los principales adelantos tecnológicos y desarrollos sociales que, en cada periodo, han desencadenado aumentos exponenciales del consumo energético y, por lo tanto, de las emisiones.
La temperatura del planeta está sacada de los datos de la NASA y se refleja en grados de desviación anómala por debajo o por encima de la media. La NASA explica en su página web que la cifra señala “cuánto más cálida o más fría de lo normal es [la temperatura] para un lugar y tiempo en particular”, tomando como momento de referencia el promedio en el periodo de tres décadas que va de 1951 a 1980 para cada lugar y época del año. La agencia estadounidense añade que prefiere este sistema porque la temperatura absoluta “varía notablemente en distancias cortas”, lo que puede hacer que la media no sea realmente significativa, “mientras que las anomalías de temperatura mensuales o anuales son representativas de una región mucho más grande”.
También está representada la deforestación del planeta en los últimos dos siglos y para ello se han utilizado las estimaciones reflejadas en el informe State of the World's Forests de 2012 de la FAO. Por último, la cifras de emisiones de CO₂ por países se han obtenido del ‘Atlas del carbono’ del Global Carbon Project.