Viaja y disfruta, descubre, pero ve más allá de los clásicos: Latinoamérica esconde maravillas desconocidas que no desmerecen a los destinos más visitados.
Un viaje por Latinoamérica no tiene por qué limitarse a las ruinas de Tulum (México), las cataratas del Iguazú (Argentina/Brasil), Machu Picchu (Perú), Río de Janeiro (Brasil), Buenos Aires (Argentina) o Punta Cana (República Dominicana). Al otro lado de los lugares comunes, en América del Sur se ocultan numerosos tesoros que esperan al viajero más inquieto y curioso. Aprovecha el próximo año para visitar alguno de los lugares más bellos del mundo si aún no los conoces:
Semuc Champey (Guatemala)
Aunque cada vez atraen a más turistas, las piscinas de piedra caliza en el Monumento Natural Semuc todavía no están masificadas. Se encuentran a las afueras del pequeño pueblo de Lanquín, en el centro del país, y están formadas por una hermosa sucesión de cascadas y piscinas de color turquesa. El río subterráneo Cahabón es el responsable de este lugar mágico, ideal para nadar, relajarse y practicar senderismo.
La Quebrada de Humahuaca (Argentina)
En el norte de Argentina (provincia de Jujuy), un profundo surco en la tierra convierte el paisaje en un escenario de impacto declarado Patrimonio de la Humanidad. Turismo de aventura y etnográfico: un gran territorio para conocer los pueblos de montaña y tradiciones centenarias como el Carnaval de la Quebrada
Cañón del Cobre (México)
Una de las grandes riquezas del estado mexicano de Chihuahua son las barrancas del Cobre, seis cañones todavía más profundos que el Gran Cañón del Colorado. Una propuesta irrenunciable: cruzar la montaña en un emocionante viaje en tren, surcando acantilados y atravesando puentes.
Cerro Autana (Venezuela)
Montaña sagrada para los Piaroa, en sus 1,300 metros de altitud oculta una cueva de cuarzo de 400 metros de longitud y 45 metros de altura. Solo se puede llegar navegando los ríos Orinoco, Sipapo y Autana. Monumento natural desde 1978.
Oasis de Huacachina (Perú)
Unos 300 kilómetros al sur de Lima, este enclave responde exactamente a lo que se espera de un oasis: es un oasis (valga la repetición) en medio de un desierto de arena. Destino para mochileros (aunque cuenta con infraestructura hotelera) y para amantes de la emoción: subir y bajar dunas en buggy resulta divertidísimo.
Géeiseres del Tatio (Chile)
El Parque Nacional de Yellowstone (Estados Unidos) no es el único escenario animado por los géiseres. En el norte de Chile, el campo geotérmico de El Tatio muestra las impresionantes fumarolas que surgen de sus 80 géiseres. Sus aguas termales son excelentes.
Alter do Chão (Brasil)
En el corazón del estado de Pará, donde se abrazan las aguas de los ríos Amazonas y Tapajós, en la aldea pescadora de Alter do Chao, de calles sin asfaltar, se esconde la Ilha do Amor. No hay duda: es una de las playas más bellas del mundo.
Isla Incahuasi (Bolivia)
En el centro del salar de Uyuni, esta pequeña porción de tierra acoge una impresionante colección de cactus gigantes, algunos de más de 10 metros de altura. Hay un pequeño restaurante, pero no se puede pernoctar. Alrededor, el espejo infinito del salar, más de 10,.000 kilómetros cuadrados con 65 millones de toneladas de sal.
Bosque Nuboso (Costa Rica)
Los amantes de la naturaleza deben conocer la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde. Son más de 10,000 hectáreas de selva tropical virgen, con miles de especies de mamíferos, aves, reptiles e insectos.
Parque Nacional Natural Macuira (Colombia)
En la punta más septentrional de América del Sur, este ecosistema de la serranía de Macuira ofrece un mágico contraste entre los bosques, las montañas y las zonas desérticas.
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