Wangari Maathai

Wangari Maathai

Bióloga, política, activista ecologista y feminista

Kenia, 1940 - 2011

La vida de Wangari Maathai fue muy distinta a la de otras niñas africanas de su generación. Esa diferencia la ayudó a seguir un camino que terminó por darle el Nobel de la Paz en 2004, la primera mujer africana en recibirlo. Nacida y criada en el distrito de Nyeri, una colonia británica en aquel momento, entró a la escuela con ocho años, un internado de la Misión Católica Mathari donde aprendió inglés y le abrió las puertas de entrar a la única institución preparatoria católica de mujeres en Kenia, el Instituto Loreto, en Limuru. En aquel momento, el colonialismo estaba llegando a su fin en el África Oriental y los políticos luchaban por dar educación a sus jóvenes promesas; fue cuando John F. Kennedy, entonces senador de los Estados Unidos, firmó un programa para que estudiantes africanos estudiasen allí. Maathai fue una de los 300 elegidos.

Se graduó en lo que ahora es el Benedictine College en Kansas, en Biología con especialidades en Química y Alemán; después pasó a la Universidad de Pittsburgh para graduarse en Biología, en 1966. Allí, por primera vez, asistió a un evento relacionado con el medio ambiente. Volvió a África y entró como ayudante en el Departamento de Anatomía Veterinaria de la Universidad de Nairobi. Después de unos años allí, realizó un doctorado en las universidades de Giessen y Múnich, en Alemania. Fue la primera mujer de África Oriental en tener uno. Luchó siempre desde la Asociación de Mujeres Universitarias, donde amplió su visión como activista. Fundó el Movimiento Cinturón Verde en 1977, un sistema de plantación de semillas para las mujeres. Entró también en política, fue parlamentaria en Kenia y formó parte del Consejo de Honor del World Future Council. El día que Maathai murió, por un cáncer de ovarios, había más de 47 millones de árboles plantados gracias a su impulso y la idea de que la lucha por el planeta en el que vivimos es la suma de muchas pequeñas batallas.

“Los seres humanos pasamos tanto tiempo acumulando, pisoteando, negando a otras personas. Y sin embargo, ¿quiénes son los que nos inspiran incluso después de muertos? Quienes sirvieron a otros que no eran ellos”.

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