Las promesas se repiten año tras año: mejor rendimiento, más potencia y mejor autonomía. Una triada que persiguen los fabricantes de móviles como una quimera. Qualcomm, la empresa líder en fabricación de chips para teléfonos y tabletas ha lanzado una apuesta fuerte para el Mobile World Congress (MWC), el Snapdragon 820, su procesador estrella será el motor de los teléfonos de alta gama de 2016.
Tim McDonough, vicepresidente global sénior de Qualcomm, explica su funcionamiento y posibilidades: “Ofrecemos mejor autonomía, hasta un 30% más al final del día, carga rápida, y gran potencia”, resume.
El tiempo de carga es algo en lo que llevan tiempo trabajando. Registraron un estándar, Quickcharge, que llega a la tercera edición. “Con 30 minutos en el enchufe se consigue llenar el 60% de la batería”, defiende. Lo que sostiene es cierto, pero siempre que el cargador sea compatible. Es decir, es necesario que el móvil cuente con ese complemento para que se consiga el efecto deseado. “Nosotros pedimos a los fabricantes que así sea, que se incluya un cargador acorde con lo que ofrece el teléfono. Ahora bien, el Snapdragon 820 detecta qué tipo de cargador está conectado y optimiza la carga para tardar lo menos posible, aunque no sea el ideal”, explica.
El aspecto gráfico también ha mejorado. Lo hace en tres planos: fotografía, vídeo y realidad virtual. “La cámara del móvil es nuestra gran preocupación. Nosotros no tenemos control sobre el sensor que ponen los fabricantes, pero sí podemos esforzarnos en añadir algoritmos que saquen el mejor partido. Nuestra obsesión está en los vídeos y fotos que se hacen con luz escasa o situaciones de iluminación complicada cuyo recuerdo es importante para el consumidor, como puede ser una puesta de sol en la playa”, apunta.
La llegada de las gafas Cardboard de Google u Oculus VR, impulsado por Facebook y Samsung, les ha llevado a asumir el reto de mejorar los resultados: “Sabemos que en los próximos años muchos consumidores van a experimentar la realidad virtual. Parece fácil, pero es un sistema realmente complejo, requiere de gran potencia y definición. Hay que tener en cuenta que los píxeles están muy cerca, se pierde mucha resolución. Con Snapdragon 820 permitimos que la definición dé un salto importante sin que se ralentice la experiencia”.
En los últimos meses, a las diferentes experiencias de realidad virtual se les ha acusado de dejar de lado el sonido, básico para conseguir una sensación real de inmersión. McDonough apunta a que en 2016 se va a potenciar: “Cuando se ve un vídeo en una habitación no se nota tanto, cuando es en primera persona, hay que recibir una pista de por dónde viene la acción para reaccionar y seguirla a tiempo. Para conseguir esa sensación el procesador debe comunicarse con los sensores para mandar la señal audio de manera correcta”.
El directivo se atreve a dar un consejo a los consumidores: “Que nadie se compre un móvil sin esperar a Barcelona. El MWC es el momento que elegimos para sacar a la luz toda la innovación”.
A pesar de todo este potencial, Qualcomm no tiene capacidad de decirle a un fabricante si debe poner una cámara concreta o añadir más memoria, algo que sí que afecta en el resultado final. “Podemos dar recomendaciones, o una serie de pautas, pero no podemos ser dictadores. Hay que tener en cuenta que fabricar un móvil no es como un PC, que es algo más modular. Cuando era adolescente, yo mismo montaba los míos. Con un teléfono el proceso lleva entre 18 y 24 meses, de conversaciones, cambios. Lo idea sería buscar la excelencia en todas las opciones de fabricación, claro”.
El ejecutivo desvela que la apuesta de la firma por este procesador es tal que no solo será el cerebro de móviles, también de tabletas, y de manera más sorprendente, coches. Audi contará con este modelo en sus coches más modernos. Sin embargo, la vida de un coche es mucho más larga que la de un móvil, ante el riesgo de que el procesador quede obsoleto, Qualcomm ha ideado una fórmula para que se pueda hacer una actualización modular. “Será como poner al día el coche. Se cambiará un bloque de manera rápida y sencilla. La parte electrónica del coche estará a la última. Hay que dar soluciones acordes a la inversión que se realiza en un automóvil de este tipo”, argumenta.
Surge una duda, ¿cómo afectará al bolsillo la llegada del Snapdragon 820? Se muestra tajante: “No debería afectar. Estamos en un negocio muy competitivo. Xiaomi es el mejor ejemplo de teléfonos con unos componentes propios de los que cuestan 500 dólares, vendidos a 300. Su apuesta es hacer la tecnología asequible, y hacer dinero con complementos y accesorios”.