Una exposición reúne 200 vídeos de TikTok para que los jóvenes hablen por sí mismos

Vídeos de hasta un minuto, efectos de transición, músicas populares. Esta es la estética que ha convertido TikTok en una de las redes sociales más utilizadas del mundo: son más de 800 millones de usuarios activos al mes. Y ahora estos vídeos cortos han llegado hasta el mundo del arte en una recopilación de 200 TikTok que forma parte de la exposición PUBER, de la artista catalana Tanit Plana (Berga, 45 años), centrada en la adolescencia y la gestión que hacen los jóvenes de su imagen pública y privada.

La muestra está en las salas de La Virreina Centre de la Imatge, en Barcelona, donde se podrá visitar hasta el 21 de febrero de 2020. Además de la recopilación de vídeos de TikTok, la exposición cuenta con 74 retratos de diversos jóvenes y tres podcasts basados en las canciones que estos adolescentes escuchaban.

La responsable de la selección de TikTok es Estela Ortiz (Terrassa, 32), experta en etnografías digitales, que es el estudio de comunidades y culturas creadas a través de las interacciones online. “Yo descubrí la aplicación a principios del confinamiento, en marzo. Entonces empecé a hacer recopilaciones semanales de vídeos” que publica en sus historias de Instagram, comenta Ortiz a Verne en una videollamada.

Ortiz y Plana se siguen mutuamente en redes sociales y, desde ahí, la artista la invitó a que contribuyera con vídeos de TikTok a su exposición. La idea, como explica la creadora de la recopilación, era que las piezas mostraran a los adolescentes en su propio ambiente, sin la interferencia de la mirada de un adulto.

Desde su análisis de TikTok, Ortiz cree que lo principal que se puede aprender de los adolescentes en esta red es que están creando sus propios códigos y buscando maneras de presentarse a la sociedad sin la mediación de un adulto. “Hay cierta condescendencia hacia la gente joven. No se ha dado nunca, o casi nunca, la oportunidad de autorrepresentarse a los adolescentes”, comenta. Y es en TikTok donde encuentran un ambiente para comunicarse libremente.

Para elegir los vídeos, Ortiz se ha centrado en usuarios que estuvieran intentando dar voz o visibilizando los relatos más diversos posibles. Las piezas vienen de lo que Ortiz define como queer TikTok, donde están los contenidos más transgresores, en oposición al straight TikTok, en que se ven vídeos más tradicionales. Aquí, estas palabras no se refieren a la orientación sexual de los usuarios, sino al contenido de sus vídeos.

En la selección de vídeos cortos, que en total suman 48 minutos, se pueden ver a chicos y chicas hablando de sus vidas diarias, sus problemas, sus dificultades e, incluso, haciendo chistes sobre estos temas, no solo en español, sino también en inglés.

Ortiz aclara: “Hablan de sus vulnerabilidades e inseguridades, pero no de una manera victimista, sino naturalizándolas, haciendo ironía, con un humor muy inteligente, con muchas capas”. La responsable del compendio también opina que hablar de estas vulnerabilidades es un cambio de actitud generacional muy fuerte entre los jóvenes y adolescentes, y la generación de sus padres.

En los vídeos se pueden ver a adolescentes bailando canciones populares en TikTok con intención humorística. También están aquellos de contenidos políticos, que tampoco pierden el humor, como el chico marroquí que parodia los filtros que mostrarían cómo le ven los demás, y para quién aparece un bote lleno de inmigrantes cruzando el mar Mediterraneo. O el vídeo en que una chica dice que a veces se siente insegura con el hiyab pero se acuerda de sus antepasados, y empiezan a salir imágenes de mujeres con el velo bailando o en protestas. Además, abundan las piezas con situaciones absurdas, como una persona bailando vestida de hamburguesa. “El absurdo forma parte ya del imaginario millennial y centennial por el contexto histórico que estamos viviendo. Uno tiene que tomárselo con humor”, explica Ortiz

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