La ch: el dígrafo más chingón del español mexicano

Palabras como chilango, chulo, chido y apapacho son ejemplos de la expresividad de los hablantes mexicanos

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Ilustración: Alfredo García Ortiz, EL PAÍS.
Ilustración: Alfredo García Ortiz, EL PAÍS.

¡Qué chido es el español de México! Dígrafos como la ch, una doble grafía compuesta por la letra ce y hache componen un sonido único y sumamente expresivo. La ch se define técnicamente como un sonido africado palatal sordo que se produce cuando, primero, la lengua se cierra contra los dientes y, después, en milésimas de segundo, se deja salir el aire.

“Este sonido tiene su origen en el latín, pero en el español de México se reforzó con palabras provenientes de lenguas indígenas”, explica a Verne Concepción Company, filóloga emérita de la UNAM y miembro de El Colegio Nacional.

Este fonema es único en todo el sistema español y está cargado de expresividad. Así podemos decir que algo es muy chido cuando algo es muy bueno o calificar una reunión de chingona cuando hemos pasado varias horas de diversión y nada mejor para consentir a alguien que un apapacho.  

"El español de México tiene esa explotación expresiva a niveles muy especiales como ‘chale’, ‘chole’ y chido’”, señala Company. “Es un sonido que está inserto en palabras que refieren afecto”. Así podemos usar la palabra chavo para referirnos a un joven o podemos bebernos una chela en un día caluroso.

Pero la expresividad de la ch no se limita al afecto, sino que se usa para referir a sorpresa o incluso antipatía. Es muy común que un chilango (gentilicio usado para los capitalinos) grite ¡chale! cuando algo no ha salido como esperaba y use el adjetivo pinche cuando algo le desagrada. “El aislamiento de la ch le permite una explotación muy expresiva”, refiere Company.

Este dígrafo fue considerado como la cuarta letra del alfabeto, junto con la doble ele, pero fue retirado en 2010, reduciéndose así a veintisiete letras. “El español se asimila con ello al resto de las lenguas de escritura alfabética, en las que solo se consideran letras del abecedario los signos simples, aunque en todas ellas existen combinaciones de grafemas para representar algunos de sus fonemas”, explica la Real Academia de la Lengua.

Que se le haya quitado su carácter de letra puede resultar un poco chafa (de mal gusto), pero su importancia en el español de México sigue siendo innegable. “Se trata de acuerdos de lexicografía generales para la globalización de la lengua y para economizar en los diccionarios”, dice la filóloga.

Las lenguas indígenas mexicanas han enriquecido el vocabulario con palabras que incluyen el dígrafo ch. Porque si te cae el chahuiztle (una mala situación) puede que estés en problemas, sobre todo si te acompaña un chilpayate (un niño).

Uno de los mejores homenajes a la ch, dice Company, es la canción Chilanga Banda, compuesta por Jaime López y popularizada por el grupo Café Tacvba. “No hay mejor homenaje y además, es muy de la capital, muy chilanga”, dice Company. “Pachucos, cholos y chundos, chichinflas y malafachas. Acá los chómpiras rifan y bailan tibiri tabara”, dice la canción.

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