El efecto red y por qué te cuesta tanto dejar Facebook

¿Pero cómo te vas a ir si está todo el mundo ahí?

  • Comentar
  • Imprimir

La indignación con el asunto de Facebook y el mal uso de datos personales ha sido un poco como la famosa escena de Casablanca en la que el jefe de policía cierra el café de Humphrey Bogart. El hombre grita: “¡Qué escándalo! ¡He descubierto que aquí se juega!”, mientras un camarero le entrega los beneficios de sus apuestas. Es decir, puede que el asunto de Cambridge Analytica nos haya indignado, pero tampoco podemos decir que nos haya sorprendido.

Seguro que mucha gente se ha borrado su cuenta tras la campaña #deleteFacebook (borra Facebook), a la que incluso se sumaron personalidades como Jim Carrey y Elon Musk. Y, por supuesto, hay gente que ni siquiera llegó jamás a abrirse cuenta en esta red social. Pero la mayoría de usuarios y empresas hemos seguido en Facebook como si nada, como mucho revisando la configuración de permisos y de privacidad. Y estamos hablando de más de 2.000 millones de usuarios activos al mes.

Uno de los motivos por los que seguimos usando esta red social (entre otros) es el llamado efecto red, del que ya hablamos, precisamente, en un artículo sobre todas las alternativas a Facebook que habían fracasado.

El efecto red consiste en que un producto o servicio es más valioso cuantas más personas lo usan. La primera vez que se mencionó el concepto, aunque no con ese nombre, fue en 1908, en un informe de Theodore Vail, presidente de la compañía telefónica Bell, en el que exponía que era más difícil competir con la empresa cuantos más clientes tuviera en una región.

De hecho, el teléfono es un buen ejemplo de este efecto: no te sirve para nada si tú eres la única persona que lo tiene. Pero si todos tus amigos y familiares tienen uno, te resultará difícil prescindir de él.

El efecto red crea barreras: por un lado, a los competidores les cuesta entrar en el mercado, ya que les resulta muy difícil atraer a los suficientes usuarios como para que su alternativa resulte atractiva; por otro, a los usuarios nos cuesta dejar de usar ese servicio.

La red social que tiene todo el mundo

Facebook se ha convertido en la red social por antonomasia. Instagram sirve para compartir fotos o historias, en Twitter nos quejamos de los políticos, en Linkedin buscamos trabajo… Y en Facebook lo podemos hacer todo: no solo es que estén nuestros amigos, también están los medios que seguimos, la competencia de nuestra empresa, los bares y restaurantes a los que vamos, los amigos a los que enviamos mensajes... Y eso por no hablar de las webs y aplicaciones que usamos accediendo con nuestra cuenta de Facebook. Todos estos usos van haciendo que cada vez sea más difícil prescindir de esta red social.

Es más, aunque dejemos de usarla, es muy probable que continuemos utilizando aplicaciones que pertenecen a la misma compañía, como Instagram o WhatsApp. De hecho, es probable que resulte aún más difícil prescindir de esta app de mensajería que de Facebook, por mucho que nos parezca un incordio o que prefiramos otras aplicaciones similares. Prueba a ser el único de tus amigos sin WhatsApp e intenta quedar con ellos.

¿Cuánto ha gustado tu último post?

Obviamente, el efecto red no es el único motivo por el que seguimos en Facebook. Pero nos ayuda a entenderlo. Igual que el hecho de que Facebook esté diseñado para que pasemos el máximo tiempo posible en la red, con independencia de si realmente nos lo pasamos bien o no.

Las redes sociales nos proporcionan sobre todo tres cosas, como explica este artículo de Wired:

- Conexión: como ya hemos visto, en Facebook tenemos a nuestros amigos, clientes, socios, empresas con las que trabajamos…

- Contenidos: en Facebook hay vídeos, noticias, fotos de amigos, juegos… Toda clase de contenidos que hacen que pasemos tiempo en esta red social (y volvamos a ella).

- Prestigio social: en forma de números. Como explica Adam Alter en su libro Irresistible, si nos fijamos en Facebook hay multitud de indicadores que muestran lo mucho (o poco) que está gustando un contenido. Hay reacciones, comentarios, compartidos…

Este último punto es especialmente importante, según este profesor de psicología y marketing, que recuerda que somos seres sociales y nos importa lo que los demás piensen de nosotros. Nos creemos fácilmente lo bueno, pero nos afecta más lo malo. Y todos esos números nos permiten medir si gustamos o no, por muy artificiales que sepamos que sean.

¿Pero nos seguimos fiando de Facebook?

El efecto red no quiere decir que no podamos renunciar a Facebook o que esta red social vaya a resultar eterna. Este efecto también puede ser negativo: si demasiada gente usa un servicio, puede generar demasiado ruido como para que siga siendo útil. El ejemplo clásico son las autopistas: hace falta que las necesiten otros conductores para que se construyan, pero si las usa demasiada gente, obtenemos atascos y polución.

Además de eso, hay que tener en cuenta el factor de la confianza, que en el caso de Facebook se ha visto muy cuestionada al menos desde las elecciones estadounidenses de 2016. Si nos resulta difícil confiar en Facebook, también nos costará cada vez más pinchar en el icono de esta red mientras esperamos al autobús. Aunque haya 2.000 millones de personas esperándonos.

* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!

  • Comentar
  • Imprimir

Comentar Normas

Lo más visto en Verne