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Bob Pop: “Por mi enfermedad, soy incapaz de imaginar mi futuro, así que fantaseo con mi pasado”

El escritor y crítico presenta en el Festival de Málaga su primera serie, ‘Maricón perdido’ (TNT), que juega con biografía y ficción para hablar sobre identidad y completar la salida del armario de su esclerosis múltiple

Roberto Enríquez, conocido como Bob Pop, que estrena en breve su serie 'Maricón perdido', en el Hotel Catalonia, Madrid. Vídeo: Tráiler de la serie. Vídeo: Samuel Sánchez
Héctor Llanos Martínez

Bob Pop son dos palíndromos breves que encierran lo mucho vivido y lo mucho imaginado. A medida que pasan los años, se desvela más sobre el hombre detrás de ellos. Roberto Enríquez (Madrid, 50 años) es un multitalento que comenzó a mostrar su alter ego en blogs y cuyas palabras en el Late Motiv de Andreu Buenafuente ahora se viralizan cada poco tiempo en redes sociales. Publicó poesía, luego una novela, Mansos, que reedita este mes Alfaguara, también ensayos como Vidas ajenas, en el que cuenta su propia vida a través de las de otros y que convirtió en un monólogo teatral.

Con su primera serie, Maricón perdido, que estrena TNT el 18 de junio y presenta este sábado el Festival de Málaga, echa el resto en este asunto de combinar realidad y narración. A través de seis capítulos, recuerda, reimagina y recompone sucesos pasados. También reflexiona sobre cómo se construye una identidad y termina de sacar del armario su esclerosis múltiple, de la que habló por vez primera en público en 2019. Más que una biografía televisada, su serie es un paseo por un gabinete de curiosidades que recopila las exóticas creaciones de la prolífica (y profiláctica) mente de su creador, la misma que le ha permitido sobrevivir a heridas emocionales que duelen como pedradas en la nuca.

El resultado es un relato de acoso y confusión de juventud y de una máscara literaria que llega a convertirse en rostro. A su manera, Enríquez encontró lo que debía amar y lo amó, parafraseando al escritor David Leavitt, uno de los muchos referentes que aparecen en su guion y del que destaca una cita en una de sus escenas: “La ventana se convierte en espejo y, sea lo que sea aquello que amamos, en eso nos convertimos nosotros”. Maricón perdido es, por tanto, más que un juego de espejos, uno de ventanas.

Candela Peña y Gabriel Sánchez (como un joven Bob Pop) en la serie 'Maricón perdido'.
Candela Peña y Gabriel Sánchez (como un joven Bob Pop) en la serie 'Maricón perdido'.TNT

Pregunta. Sin ser estrictamente biográfica, parece que con esta serie tocaba mostrar más a Enríquez y menos a Bob.

Respuesta. Desde mi primera novela, lo que he hecho ha tenido que ver con construir un cabaret emocional en el que mostrarse y no mostrarse, jugando con la realidad y la ficción. Tanto Vidas ajenas como esta serie son el producto de un niño marica de mi generación. Al final, he tenido que ir construyendo todos mis relatos de esta forma, porque en su momento no podía contar las cosas tal y como eran. Tuve que mostrar solo algunas partes para ser aceptado y tuve que inventar otras para poder soportarlo y seguir vivo. En la serie, asocio mi nombre con las cosas malas que me pasaron y muestro esa necesidad de cambiar de identidad para que mejoraran. Pero ya no existe esa doble identidad. Ha llegado un punto de paz en el que todo es Bob Pop y todo es Roberto.

En esta historia pesa más el ‘perdido’ que el ‘maricón’

P. ¿Por qué rebuscar en el pasado en este momento de su vida?

R. La serie se concibió antes de la pandemia, pero con esta crisis sanitaria y por mi propia enfermedad, soy incapaz de imaginar mi futuro, así que solo tengo el pasado para fantasear. Todo lo que cuenta esta historia es verdad, independientemente de que sucediera así o no, en el sentido en que refleja lo que yo sentí en esos momentos. Es un intento de mostrar lo que hay en mi cabeza y cómo me estoy permitiendo reescribir en la ficción cosas que en su momento también reescribí en la realidad para hacer que esta fuera soportable.

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P. A su padre [interpretado por Carlos Bardem] no se le ve el rostro en ningún momento.

R. En ese caso, hay un borrado de la figura masculina porque es el lugar que yo le doy en mi vida. Es el más sano posible que he encontrado. No puedo dar más las gracias a Carlos por haberse prestado a un personaje así.

P. Hay personajes tóxicos y sanadores en todos los casos. Sean masculinos, femeninos, heterosexuales u homosexuales.

R. Era muy importante que fuera así. Por ejemplo hay una madre tóxica (Candela Peña) y a la vez una amiga salvadora (Alba Flores). También un abuelo (Miguel Rellán) que aparece como un referente, un refugio y el desencadenante de muchas cosas bonitas que suceden después. También aparece un amor masculino (Ramón Pujol) como momento de respiro para un protagonista que las pasa un poco putas sin regodearse en su dolor en ningún momento. Aquí no hay autoflagelación, sino un vamos pa’lante. El hecho de estar aquí vivo, charlando contigo sobre esta serie, es un spoiler buenísimo sobre ella.

Carlos González (izquierda), interpretando a Bob Pop, junto a Alba Flores y Ramón Pujol.
Carlos González (izquierda), interpretando a Bob Pop, junto a Alba Flores y Ramón Pujol.TNT

P. A pesar de ser capítulos de 25 minutos, el primero va por todas y ya incluye el bullying, el cruising, el gordo, el maricón…

R. Es una presentación en la que quiero ser honesto y dejar claro desde un principio desde dónde estoy hablando. Cuando contamos historias le debemos al público que sepan desde qué lugar las estamos contando y de qué queremos hablar. Me parecía interesante y bonito unirlo desde el primer momento porque te habla desde la herida del personaje.

Esta serie ha sido un regalo paradójico. Lo que yo ya no puedo hacer ahora, lo hacen por mí los actores que me interpretan en pantalla

P. El título, Maricón perdido, se lo sugirió Andreu Buenafuente a partir de una frase que decía su madre a menudo. ¿Hace referencia a la importancia de apropiarse de un término así?

R. Sí. Para arrebatarle su sentido despectivo y convertirlo en escudo reivindicativo. Tiene que ver también con los ataques de Stonewall: las mismas piedras que nos lanzan las usamos para defendernos. Pero quería quedarme con el significado completo. Además de maricón, también he sido un maricón que estaba perdido. De hecho, en esta historia pesa más el “perdido” que el “maricón”.

P. En Barcelona ha encontrado una familia profesional.

R. He estado constantemente buscando un hogar y eso se puede ver en la serie. Cuando TNT me propuso hacer este proyecto, pedí que El Terrat de Andreu lo produjera y que Berto Romero estuviera a mi lado [como productor ejecutivo]. Además de amigo y compañero, creo que es una de las personas con un criterio más honesto. Necesitaba tenerlo enfrente para que contara si esto que yo tenía entre manos era una serie. Si a él le chirriaba algo del guion, yo lo tachaba porque tenía claro que no servía.

P. En los capítulos hay también mucha gratitud a sus referentes.

R. A mis maestros y maestras; gente que me ha enseñado a contar las cosas como las quería contar: mostrarlas de forma divertida aunque fueran terribles. Hay referencias desde Truman Capote y la alta cultura literaria a Los Pecos. Esta serie en cierto modo es una carpeta escolar, con las pegatinas y fotos de la gente que te explica quién soy.

Gabriel Sánchezm en el primer episodio de 'Maricón perdido'.
Gabriel Sánchezm en el primer episodio de 'Maricón perdido'.TNT

P. ¿Es más complejo asumir una enfermedad que es cambiante y de pronóstico imprevisible?

R. Absolutamente. Esa imprevisibilidad está unida a esa imposibilidad de imaginar el futuro. Hay una parte que tiene que ver con el discurso y la narrativa. Hay un punto en que, no es que niegue la enfermedad, pero logro que la enfermedad no esté en mi día a día, es solo un diagnóstico hasta que llega un momento en que ella manda sobre mí y me dice: hasta aquí has llegado y ahora te voy a amargar la vida. Ante eso, como narrador tienes que escuchar la historia principal, que es la de tu cuerpo. La serie ha tenido algo muy positivo. Cuando mi cuerpo menos me respondía, he tenido la enorme suerte de ponerme en otros cuerpos, el del Bob de 15 años (Gabriel Sánchez) y el de 30 (Carlos González). Ha sido un regalo paradójico. Lo que yo ya no puedo hacer ahora, lo hacen ellos por mí. Y una justicia poética muy bonita. Es cara, porque una serie cuesta su dinero, pero bonita.

P. ¿Ha llegado el momento en su vida en el que ha sido quien quería ser?

R. Sí. Yo creo que lo he conseguido. No solo he sido quien quería ser sino que he descubierto tarde que quien quería ser gustaba a los demás. Desde que empecé con Andreu en Late Motiv lo siento así, cuando me puse a hablar de cosas y vi que a la gente le interesaba. Ya no tengo niño interior, porque no hay sitio para él, pero sí mantengo la necesidad de ser escuchado y de sentirme interesante. Quiero dejar de tener la sensación de que molesto a los adultos cuando digo algo. Ahora soy un adulto al que escuchan. Me parece maravilloso y no deja de sorprenderme.

A través de este enlace puedes encontrar la web de la Asociación Española de Esclerosis Múltiple (AEM).

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Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

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