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La banda ancha, una cuestión de estado en Brasil

Gilberto Gil insiste en la necesidad de oportunidades para todos

Ni gurús, ni inventores, la estrella de Campus Party es el ex-ministro, músico y compositor, Gilberto Gil. En un Brasil creciente, orgulloso y lleno de desigualdad, la preocupación pasa por crear oportunidades y dar formación especializada. Antes, hay que romper la brecha. El 75% de los habitantes de las ciudades del país no tiene acceso a banda ancha. Aquí denominada 'banda larga'. El carismático músico lo tiene claro: "El gobierno debe ser activo y poner las bases pero el sector privado tendrá que hacer que se vea el avance".

En su opinión el acceso a internet no es sólo "una cuestión económica, sino estructural". No le falta razón al ver las cifras; el coste de acceso es alto. Según dijo Antonio Valente, presidente de Telefónica de Brasil, una institución dedicada a supervisar el mercado de telecomunicaciones en el país, tiene el coste más alto del mundo comparado con el poder adquisitivo de sus habitantes. Conste que, los brasileños, al margen de este caso, gustan de tomar como medida "los más" o "los menos" del mundo por defecto.

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Para dejar atrás esta carencia Brasil cuenta ya con un programa del Ministerio de Cultura para dar formación. Sólo en este año pretenden poner en funcionamiento 2000 centros de cultura con ordenadores, programa formativo y laboratorio audivisual con capacidad para antender a 150000 personas. Gilberto Gil destacó la importancia de este medida: "Somos un mercado informal. Nos falta un consumo más ordenado y más formación para ser más competitivos. Tenemos talento e imaginación, con estos centros podremos buscar nuevas narrativas y formas de arte".

Campus Party también pone su grano de arena. Dentro de la zona abierta a los curiosos que no son necesariamente campuseros, se encuentra un aula de "bautismo digital" donde se enseñan los primeros pasos para desenvolverse en Internet. Esta experiencia también se hizo en México y Colombia, sin embargo, nunca antes habían contado con tanta ayuda de las autoridades como en Sao Paulo. "Normalmente, lo difícil es que puedan llegar a la sede, aquí nos han proporcionado autobuses y la archidiócesis se ha implicado en la promoción" explica Carlos Manuel Estévez-Bretón, responsable del área. Una de la tareas más difícil es la de estos monitores, todos formados y voluntarios, que no quieren interrumpir el aprendizaje pero tampoco que los alumnos se vayan con las dudas a casa. "Es normal que no pregunten y se queden atrancados". La lluvia, pertinaz, y diaria durante más de un mes, mantiene el este de la ciudad inaccesible por carretera por lo que este jueves, no hubo alumnos para bautizar digitalmente.

ROSA JIMÉNEZ CANO

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