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De 0 a 122.310 kilómetros por hora en menos de un segundo

Investigadores estadounidenses logran lanzar un plato minúsculo a una velocidad suiperior a la del desplazamiento de la Tierra para estudiar la formación de grandes planetas

La Máquina Z del Laboratorio Nacional de Sandia, en Nuevo México (EE UU), es capaz de lanzar un plato microscópico a tal velocidad que cuando choca contra su objetivo transforma los sólidos en líquidos y éstos en gases. El sistema da al objeto que propulsa una aceleración 100.000.000.000 veces mayor que la fuerza de la gravedad en la Tierra, haciendo que alcance en menos de un segundo los 122.310 kilómetros por hora. El objetivo es ampliar conocimientos sobre la formación de planetas.

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La investigación científica se ve obligada en ocasiones a lanzar hipótesis basadas en complejas especulaciones por la extrema dificultad de reproducir el objeto o evento a estudiar. La formación de los planetas o el funcionamiento de las armas nucleares que almacena EE UU podría parecer un claro ejemplo de ello, pero los científicos del Laboratorio Nacional Sandía tienen un veloz aliado para conocer más sobre estos procesos.

Se trata de la Máquina Z, un sistema capaz de propulsar un pequeño plato de 850 micras -unidad de medida equivalente a una millonésima de metro- a unos 34 kilómetros por segundo, 4 metros por segundo más que la velocidad a la que se desplaza la Tierra por el espacio, 50 veces más rápido que una bala disparada por un rifle o tres veces la velocidad que debe llevar un objeto para escapar del campo gravitatorio de la Tierra, según ha comunicado la institución científica.

Condiciones difíciles de reproducir

El pequeño plato recorre un corto camino, unos cinco milímetros, para chocar contra una diana. La velocidad a la que se produce el impacto provoca una onda de choque que en algunas ocasiones alcanza una fuerza 15 veces superior a la que ejerce la presión atmosférica en la superficie terrestre. La onda es tan potente que transforma los sólidos en líquidos, los líquidos en gases, los gases en plasmas.

El impacto del plato lanzado por la Máquina Z sobre su objetivo, un recipiente que contiene un isótopo del hidrógeno, genera temperaturas y presiones tan altas que produce estados de la materia que son muy difíciles de reproducir y estudiar en laboratorio. Yogi Gupta, reputado especialista de la física de choque que desempeña su labor de investigación en la Universidad Estatal de Washington reconoce que si hace unos años se le hubiera preguntado sobre la posibilidad de lanzar "algo tan rápido habría dicho que es una broma".

Una fuente de energía inagotable

La Corporación Sandia es una entidad de investigación dependiente de Lockheed Martin, que trabaja en las instalaciones de Nuevo México para la Agencia de Seguridad Nuclear de EE UU. El objetivo de los experimentos que allí se realizan con la Máquina Z tienen como objetivo la creación de estados de la materia extremadamente difíciles de conseguir en la Tierra.

Los científicos que participan en el proyecto esperan que las alteraciones que el veloz plato volador causa en la materia proporciones valiosos datos a los astrofísicos que estudian la formación de grandes planetas como Júpiter o Saturno. Didier Sauon, investigador del Laboratorio Nacional de Los Alamos, también en Nuevo México, explica que las estructuras internas de estos planetas "están compuestas en su mayor parte de hidrógeno", por lo que conocer cómo ese elemento y sus isótopos se comportan ante enormes cambios de presión es importante.

Además, gracias a estos experimentos los científicos esperan avanzar en el logro de una fuente de energía virtualmente inagotable basada en la fusión atómica, así como hacerse con herramientas que permitan evaluar el estado del arsenal atómico almacenado por EE UU desde hace años sin necesidad de hacer estallar una bomba atómica.

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