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Castilla y León anuncia el adelanto del toque de queda a las 20.00 pese a la oposición de Sanidad

La Junta de Andalucía también defiende esta medida, pero asegura que no la pondrá en marcha sin la autorización del Gobierno central

Toque de queda Castilla y Leon
Un cliente se toma un café en la terraza de un bar este jueves en Valladolid.R. García (EFE)

Los peores datos de toda la pandemia de coronavirus —este viernes se registraron más de 40.000 casos, y en tres días van más de 110.000— ha llevado a numerosas comunidades a proponer restricciones mas duras a la movilidad y las reuniones de sus habitantes. La que más lejos ha llegado ha sido Castilla y León (gobernada por una coalición de PP y Ciudadanos) cuya incidencia está en 696, el doble que hace una semana. La Junta ha anunciado que a partir de la noche del sábado adelanta el inicio del toque de queda desde las 22.00 en que estaba a las 20.00. Con ello se sale de los límites de la norma, que establecía el cese de las actividades nocturnas entre las 22.00 y las 24.00 y una reanudación entre las 05.00 y las 07.00. El Ministerio de Sanidad ha avisado de que la comunidad “no puede”, por tanto, fijar ese límite, pero ha pospuesto anunciar si va a tomar medidas hasta esperar a que la norma se publique en el boletín oficial de la comunidad.

Andalucía le ha ido a la zaga, y este viernes a última hora de la tarde anunció sus nuevas restricciones. El presidente de la Junta andaluza, Juan Manuel Moreno (PP), ha explicado en una comparecencia pública que han pedido “por escrito” al Gobierno que permita adelantar el toque de queda a las 20.00 y decretar el confinamiento domiciliario en algunos municipios, informa Eva Sáiz. “Esperamos una rápida respuesta por parte del Gobierno para adoptar esas medidas”, dijo Moreno. Ordenó además el cierre perimetral de sus ocho provincias y adelantó a las 18.00 el cierre de los comercios, entre otras medidas. La comunidad tiene una tasa de contagios de 464, también más del doble que hace siete días.

El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo (PP), pidió ayer adelantar el toque de queda a las 18.00, como está en Francia, pero sin plantearse plasmarlo en su boletín oficial como ha hecho Castilla y León. Galicia es una de las comunidades que tiene datos epidemiológicos no tan malos (su incidencia está en 393 cuando la española es de 575), pero ese indicador ha crecido un 60% en los últimos siete días. La alternativa al confinamiento debe ser, a juicio del País Vasco, que se flexibilice el toque de queda.

Estos movimientos de algunas comunidades han sido acompañados por anuncios de otras consejerías. Madrid, por primera vez desde septiembre, aparte de mantener y ampliar las restricciones por zonas sanitarias (la comunidad tiene una incidencia de 699, un 37% más que el 8 de enero), ha anunciado que adelanta el toque de queda de las 24.00 (lo más tarde posible actualmente) a las 23.00, y ello conlleva el mismo cambio en el horario de cierre de la hostelería, que pasa de las once de la noche a las diez.

Aragón, cuya incidencia ha subid en una semana un 57% hasta 506, ha ordenado el cierre de sus 10 mayores ciudades y, como Castilla y León, ha reducido los grupos sociales a cuatro personas de dos unidades convivenciales. Formentera también queda cerrada perimetralmente, y en Toledo y Albacete aumenta el cierre de establecimientos.

Pero, sin duda, lo más llamativo es el pulso de Castilla y León al Gobierno. La Junta intentó el miércoles en el Consejo Interterritorial que le permitieran decretar un confinamiento similar al que se aplicó a toda España durante la primera ola —no se dieron detalles sobre aspectos clave, como si se fijarían horas de paseo para mayores y niños o si se suspenderían también las actividades educativas, que la comunidad ha recuperado sin mayores problemas después de las vacaciones Navidad—. En esa petición genérica le acompañaron Andalucía, Galicia y Murcia, según contó después de la reunión el presidente de esta última comunidad, Fernando López-Miras, cuya región ha triplicado su tasa de contagios en una semana, hasta llegar a 889. Pero la postura del ministro de Sanidad, Salvador Illa, fue tajante: el actual decreto de estado de alarma, en vigor hasta el 8 de mayo, no lo permite.

Pero al menos en lo que al toque de queda se refiere los servicios jurídicos de la Junta han encontrado un argumento legal. Es una modificación que se introdujo en el real decreto del estado de alarma que le permite “modular, flexibilizar y suspender” la aplicación del toque de queda “a la vista de la evolución de los indicadores sanitarios, epidemiológicos, sociales, económicos y de movilidad”. Una portavoz del Ministerio de Sanidad insiste en que esa interpretación no es correcta. Aduce que la posibilidad de regular la medida se dio pensando siempre en suavizarla ante las fiestas de Nochebuena y Fin de Año. “No se puede usar para recortar derechos”, afirma.


Literalidad

Pero la redacción del texto no dice literalmente que esa modulación de las medidas deba ser para aliviar las restricciones y no para endurecerlas. Los servicios jurídicos de la Junta dan otro argumento: que el toque de queda va “desde el ocaso hasta el amanecer” y que a las 20.00 ya es de noche. El decreto establece una única condición: que haya una comunicación previa al Ministerio de Sanidad. La Junta afirma que lo hizo el viernes por la mañana, aunque aún la orden no ha salido en el Boletín Oficial de Castilla y León. A falta de que la medida sea oficial, el Ministerio de Sanidad no ha comunicado cómo va a actuar.

Con esta decisión y otras tomadas, como inhabilitar el interior de la hostelería (en Ávila, Segovia y Palencia está clausurada por completo), el cierre de las provincias y limitar los grupos que se pueden reunir a cuatro personas, Castilla y León se mantiene entre las que toman medidas más duras. Y es la única que ha buscado cómo poner en práctica una restricción que otras como Asturias, Galicia, La Rioja y Andalucía han planteado esta semana ante la necesidad de frenar el avance de la pandemia.

En el Consejo Interterritorial del miércoles pidieron a Sanidad que tuviera “preparada” la posibilidad de un confinamiento domiciliario “para aplicarlo en el momento que fuera necesario”, pero la respuesta de Illa fue que había que esperar 7 o 10 días hasta ver el efecto de las medidas actuales.

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