María Teresa Vicente
49 años / Directora de sucursal de Banco Santander
“Mamá, si no te da tiempo de llamar a alguna empresa, ya lo hago yo”. La hija de 14 años de María Teresa Vicente, directora de la oficina de Banco Santander de la calle San Juan de la Cruz en Zaragoza, ha escuchado tantas veces a su madre durante estas semanas de teletrabajo, que ya se cree capacitada para echar una mano. Mayte, como la llaman sus allegados, ha multiplicado los contactos con sus clientes para preguntarles, primero, cómo están de salud y, luego, cuál es su situación económica, con el fin de evaluar si pueden brindarles alguna de las ayudas ofrecidas por el Gobierno para mitigar los efectos de la crisis causada por la covid-19. Préstamos para pequeñas y medianas empresas, moratoria de hipotecas y préstamos personales para las personas físicas. “La mayoría de los negocios a los que hemos llamado han tenido que acceder a las ayudas”, cuenta Mayte, que coordina a las cinco personas que trabajan en la sucursal de San Juan de la Cruz.
“Están siendo unos días intensísimos”, dice la directora que ha escuchado llorar a sus clientes
“Cuando le confirmé a uno de los empresarios que me había llamado que podríamos otorgarle un préstamo, me confesó casi entre lágrimas que había estado a punto de solicitar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para sus cinco empleados”, cuenta Mayte, economista por la Universidad de Zaragoza, que trabaja hace 25 años en la banca. “Fue muy emotivo. Han sido unos días intensísimos”, dice.
Su equipo de trabajo se turna cada 15 días para ir a trabajar a la oficina donde se centralizaron los clientes de su sucursal. Siempre había uno. Cuando sus hijas le preguntaron qué es lo que estaba haciendo por los clientes, ella lo resumió así:
“Somos como los médicos, pero de la economía. No podemos parar, tenemos que ayudar a la gente”.
“La mayoría de los negocios a los que hemos llamado han tenido que acceder a las ayudas ofrecidas por el Gobierno”
“Con el ordenador en casa, podemos hacer absolutamente todo”, explica Mayte, que se divide en las distintas habitaciones del hogar con sus dos hijas (de 14 y 16 años), quienes tienen clases en línea, y su marido, que también teletrabaja. Todos los préstamos otorgados se han firmado en remoto: “Ha sido un trabajo de equipo total”. Sus compañeros se conectan disciplinadamente a Microsoft Teams, una app de teletrabajo, a las ocho de la mañana para planificar el día.
Todas las llamadas han fortalecido mucho la relación del banco con sus clientes. “La única pauta que le di a mi equipo fue que antes de nada preguntáramos por la salud y por los familiares”, dice Mayte. “Los conocemos de sobra, hay una relación de cercanía. Luego, nos contaban su situación y volvíamos a llamarlos para ver qué ayudas podíamos ofrecerles”.
Banco Santander ofrece facilidades para el pago de hipotecas con carencias de hasta 12 meses según las necesidades de sus clientes; aplaza dos meses el pago del alquiler de viviendas que son propiedad del banco y tres meses en el caso de las incluidas en el Fondo Social y Alquiler Social; permite sacar dinero gratis en cualquier cajero sin importar de la entidad que sea y ha desarrollado un código QR para que los clientes puedan sacar hasta 300 euros sin tocar el teclado con riesgo de contagiarse el virus; también ofrece asistencia especial a sus clientes mayores y ha suspendido los intereses en tarjetas de crédito en compras a plazos durante los primeros seis meses, entre otras ayudas.