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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

España necesita un ejército de 'rastreadores' que no tiene

El coronavirus es un enemigo silencioso que se transmite desde gente sin síntomas. Por eso es fundamental encontrar infectados que no están enfermos

Una imagen del virus SARS-CoV-2 en microscopio.
Una imagen del virus SARS-CoV-2 en microscopio.NIAID
Kiko Llaneras

 Buenos días. Hoy os escribo del rastreo de contactos. Es la gran incógnita de la desescalada, porque muchos expertos subrayan su importancia pero no está claro que España esté preparada para hacerlo.

🔎  1. Rastrear importa

Contra este virus hay diferentes armas. La mejor es conseguir una vacuna que nos inmunice, pero mientras eso llega solo tenemos dos alternativas, una bruta y otra virtuosa. La bruta es confinarnos, que sabemos que funciona pero tiene un coste enorme. La virtuosa son las estrategias sofisticadas de test, rastreo y aislamiento.

La experiencia de un puñado de países dice que es posible hacerlo, pero todos los demás nos recuerdan que es muy difícil. Con España, de momento, no veo motivos para ser optimista.

Rastrear consiste en buscar infectados. Cuando se detecta un caso queremos que se localice a todos sus contactos para testarlos, pedirles que se aíslen y hacerles un seguimiento. Es algo que expertos como Adam Kucharski consideran fundamental: “Si no rastreamos, la epidemia probablemente continuará”. Esta tarea es aún más importante para frenar un virus silencioso como este. Es su peor característica: la mitad de los contagios ocurren desde personas que todavía no tienen síntomas (I, II, III). Si quieres frenar los contagios tienes que adelantarte y encontrar posibles infectados que están sanos.

Los ejemplos a seguir son países como Taiwán o Corea del Sur (I, II), pero también Islandia o Alemania. Este último, como explicaba Bill Gates recientemente, quizás sea el más fácil de imitar: “Requiere entrevistar a todo el mundo que da positivo y usar bases de datos para asegurarnos de que se sigue a todos sus contactos”.

Otra imagen del coronavirus SARS-CoV-2
Otra imagen del coronavirus SARS-CoV-2NIAID

🧪  2. España no tiene el ejército que hace falta

Rastrear no es un trabajo supersofisticado, pero exige coordinación y un ejército de rastreadores que España no parece tener. En condiciones normales la tarea correspondería a los servicios de salud pública de las comunidades que, coordinadas con el Centro Nacional de Epidemiología, forman la red de vigilancia epidemiológica. Pero esos servicios apenas suman 500 profesionales activos y se estima que España necesitaría que fuesen varios miles. La capacidad de rastrear se vio superada en marzo y fuentes de varias comunidades me aseguran que sigue igual: parada.

La pregunta es evidente: ¿cuál es el plan para la relajación del confinamiento? La respuesta dependerá de cada comunidad autónoma. En muchas se dice que dos patas cobrarán protagonismo —la red de atención primaria y los servicios de medicina preventiva en los hospitales—, pero apenas circulan detalles y los plazos se agotan.

En atención primaria se siguen casos en domicilios y se pregunta por convivientes. Pero eso no es un rastreo. No implica un registro, no se busca la fuente de exposición, etcétera. Y en los hospitales han tenido suficiente trabajo tratando un aluvión de enfermos. A menudo los casos que no ingresan, aunque sean sospechosos de covid, no se testan ni se registran. No digamos ya tomar nota de sus contactos.

Una solución es dar recursos a atención primaria: “Me parece clave que tenga acceso a las pruebas de PCR (y anticuerpos) en la consulta para una rápida detección y aislamiento. Y también que inicien el rastreo de contactos estrechos, al menos convivientes”, como me explicaba Ignacio Rosell, especialista en medicina preventiva y salud pública, y miembro del Comité de Expertos de Castilla y León.

🕸  3. Datos, datos, datos

Pero seguirá habiendo incógnitas. “Nadie nos ha formado para hacer seguimiento de contactos. ¿Y cómo se compatibiliza eso con atender todo lo que no es covid-19?”, me explicaba Aser García Rada, pediatra en atención primaria. Tampoco está claro quién rastreará los contactos en lugares como el trabajo.

Una posibilidad es que el rastreo se haga por diferentes servicios (atención primaria, medicina laboral, preventiva) y que acabe reunido en una única base de datos. Salud Pública sería la encargada de depurarla y añadirle profundidad, como a menudo hace. Pero la escala seguiría siendo de una nueva dimensión. “Debe haber un gran conexión informática y de recursos para que toda esa información llegue a Salud Pública y contar con indicadores epidemiológicos rápidos que permitan vigilar la situación”, dice Rosell.

Será un reto de gestión de datos, que está siendo mejorable. En varias comunidades la ingesta de datos sigue haciéndose con hojas de excel. Y no está claro si eso es suficiente para ganarle en velocidad a una epidemia que se mueve al ritmo despiadado que ya conocemos.

Nivel de actividad social y ritmo del virus en cuatro países (<a href="https://elpais.com/sociedad/2020-05-01/asi-evoluciona-la-nueva-curva-del-coronavirus-movilidad-frente-a-contagios-la-batalla-en-la-vuelta-a-la-vida-normal.html">ver más</a>).
Nivel de actividad social y ritmo del virus en cuatro países (ver más).

➕  4. Para saber más

El artículo de hoy tiene dos partes anteriores (esta y esta). Además cada día actualizamos cinco piezas con los datos fundamentales del coronavirus en España y todo el mundo (con Daniele Grasso y Borja Andrino). Los dos primeros son recientes y creo que muy útiles:

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Las medidas para volver a la vida normal. El próximo reto es que vuelva la actividad sin que el virus rebrote. Repasamos las estrategias más prometedoras para lograr eso.

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Sobre la firma

Kiko Llaneras
Es periodista de datos en EL PAÍS y doctor en ingeniería. Antes de llegar al periódico en 2016 era profesor en la Universitat de Girona y en la Politécnica de Valencia. Escribe una newsletter semanal, con explicaciones y gráficos del día a día, y acaba de publicar el libro ‘Piensa claro: Ocho reglas para descifrar el mundo’.

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