Juan Pablo Ayuso
51 años / Gerente de proyectos en el área de Construcción de Acciona
No fue un trabajo fácil. El ingeniero de Acciona Juan Pablo Ayuso se presentó voluntario hace un mes para reconvertir en centros sanitarios de emergencia los pabellones del recinto ferial de Madrid (Ifema), que la semana pasada cerró sus puertas por el descenso del número de enfermos, aunque se conservarán las instalaciones necesarias si fuera preciso reabrirlo de nuevo. Ayuso realizó un trabajo titánico en el que había que luchar contra la presión de los plazos que imponía el número de creciente de víctimas. Ayuso tuvo que trabajar con un nudo en la garganta. El pabellón 5, el primero en acondicionarse, estaba ya siendo ocupado por enfermos de la covid-19. No se quitaba de la cabeza que en cualquier momento él podría ocupar una de esas camas.
Días antes, Ayuso había contestado con un rotundo “sí” a su superior de Acciona, la empresa de energía renovable e infraestructuras en la que trabaja, cuando le preguntó si quería coordinar la instalación de gases medicinales para convertir los pabellones de Ifema en un hospital de emergencia. El plazo: una semana.
“En un hospital de 800 camas la instalación de gases medicinales se ejecuta en dos años. Aquí, para uno de 1.800, en una semana”
Ayuso, como tantos otros voluntarios, trabajaron día y noche para llegar a tiempo. “El trabajo ha sido exigente e intenso, con mucho desgaste físico. Había mucha responsabilidad y presión en el ambiente porque debíamos tener disponible el hospital en un plazo determinado. Pero la motivación es mayor cuando sabes que lo que estás haciendo es importante”, relata.
El trabajo de Ayuso consistió en coordinar y supervisar el montaje, a pie de obra, de una parte de la instalación de suministro de oxígeno, aire medicinal y vacío en los pabellones 7 y 9. Este sistema es indispensable para que el hospital fuera eficaz. “Los pacientes de la covid-19 demandan una cantidad de oxígeno muy elevada, muchos litros a la hora, y sin esa instalación el centro no sería operativo. Daba igual el nivel de equipamiento que tuviera”, explica el ingeniero de 51 años.
La labor de Ayuso se sumó también a la de otros voluntarios de Acciona, que durante estas semanas está colaborando en más de 75 iniciativas con entidades privadas y públicas para frenar el impacto del virus.
“Los pacientes de la covid19 demandan un suministro de oxígeno muy elevado, muchos litros a la hora y sin esa instalación el hospital no sería operativo”
A lo largo de su carrera profesional, Ayuso se ha especializado en la instalación de estos sistemas en hospitales, pero en esta ocasión el reto era hercúleo: no había un proyecto minuciosamente redactado, no había una planificación previa y el tiempo de ejecución era mucho menor que lo habitual.
“Normalmente, en un hospital de 800 camas la instalación se ejecuta en dos años. Aquí tenías que hacer una para 1.800 camas en una semana. ¿Cómo lo hemos conseguido? Con un volumen de mano de obra enorme y el trabajo duro de muchísimas personas y empresas”, afirma.
Todos los voluntarios eran conscientes de que el tiempo corría en su contra, por lo que, desde el minuto cero, el esfuerzo por organizarse logísticamente fue prioritario. Especialmente para solventar los numerosos imprevistos que podían retrasar la apertura. “Nadie preguntaba la hora, ni preguntaba cuándo se iba a descansar o cuándo se comía”, narra Ayuso.
“Como no hay una planificación previa, tienes que reaccionar en cuestión de horas, trazar un plano mental y organizarte con los compañeros"
El ingeniero describe que durante esa semana atravesó varios estados de ánimo. Primero, la tensión se pegó a su nuca como un yunque de acero, luego cierta incredibilidad se aferró a sus pensamientos y, por último, la luz de la esperanza iluminó su cara cuando veía que todo comenzaba a salir bien. “Como no hay una planificación previa y clara, tienes que reaccionar en cuestión de horas, trazar un plano mental y sobre todo, organizarte con el resto de compañeros", cuenta.
El trabajo en equipo es la herramienta que Ayuso señala como la piedra angular del hospital de emergencia del Ifema. “Todo el mundo trataba de ayudar al máximo, aportar su conocimiento y experiencia. Lo digo sinceramente, a mí me ha marcado. No olvidaré nunca”, subraya.