Madrugadas para estar muy despierto

Las noches en vela de trabajadores de la banca como las que ha pasado este empleado de Banco Santander han sido decisivas para que las Administraciones españolas pudieran adquirir material sanitario en China

“Santander Instituciones. ¡Buenos días!”. Santiago Álvarez, gerente de Banca Institucional de Banco Santander, atiende el móvil como si estuviera en la oficina, aunque desde el primer día del estado de alarma él y todo su equipo trabajen remotamente. Luego la frase se mezcla con un “Hola, cariño” porque acaba de amanecer su hijo de cuatro años, el más pequeño; la otra cumplió siete este sábado. Ninguno se despertó durante las cuatro noches en las que su padre tuvo que teletrabajar desde las dos hasta las siete de la mañana, entre el 19 y el 23 de marzo, para efectuar una de las operaciones más importantes de su carrera profesional. Santiago bajó al salón para evitar interrumpir el sueño de los niños.

La Junta de Castilla y León necesitaba de urgencia mascarillas y material sanitario. Los proveedores eran chinos. “El mercado allí abre a las tres de la mañana”, explica Santiago. Los vendedores ponían como condición que una vez acordado el precio se efectuara la transferencia de manera inmediata y se enviara un certificado electrónico. Por eso, este economista empresarial con 20 años de experiencia, debía estar en contacto directo con la Junta para asegurar el pedido.

Los proveedores chinos que vendían el material sanitario ponían como condición que una vez acordado el precio se efectuara la transferencia de manera inmediata

“Siempre he sido de poco dormir. No me ha costado estar en vela. En este caso, además, la tensión de sentir semejante responsabilidad te despertaba”, asegura. Por si acaso, una de sus compañeras, Purificación Mendo, directora adjunta de la Oficina de Empresas de Valladolid, estaba de guardia. “Por si a mí o a mi ordenador nos pasaba algo”, dice Santiago. El equipo de Negocio Internacional también se mantenía alerta para corroborar que las transferencias llegaran correctamente.

Por si las negociaciones con los chinos se enredaban, la consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León y el banco tenían un plan B. “Había unos vendedores de Turquía a quienes les ofrecimos otras garantías como las cartas de pago, que les aseguraban que cobrarían cuando el material llegara a España. La imagen del banco les daba confianza”, cuenta Santiago. Finalmente no fue necesario. El 25 de marzo llegó al aeropuerto de Zaragoza uno de los primeros pedidos sanitarios a España. “Te sientes orgulloso de colaborar y de trabajar en un banco que tiene los medios para lograr esto”, dice.

“Te sientes orgulloso de colaborar y de trabajar en un banco que tiene los medios para lograr esto”

En los últimos días, Santiago hace las reuniones con sus clientes habituales por videollamada. “Hemos avanzado mucho en el trato digital y los hemos potenciado a ellos con nuestra tecnología. En lugar de hablar por teléfono nos acercamos con telereuniones”, asegura. Los abrazos y los besos a su padre y a sus familiares no los reemplaza ninguna herramienta moderna y eso es lo que más echa de menos.