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El puerto de Valencia suaviza su ampliación norte para evitar una nueva declaración de impacto

Puig cree que con la reforma del proyecto no es necesario un nuevo informe sobre sus efectos y Oltra recuerda que en 2006 no había emergencia climática

Cristina Vázquez
Una de las terminales del puerto de Valencia.
Una de las terminales del puerto de Valencia. MÒNICA TORRES

El puerto de Valencia reduce su ampliación norte para suavizar el efecto sobre el frente marítimo valenciano y evitar una nueva declaración de impacto ambiental porque retrasaría la obra. El presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), Aurelio Martínez, ha informado hoy al consejo que la prolongación del dique de abrigo, de 503 metros de longitud, no se hará, y tampoco se ampliará el dragado, que queda en los 18 metros actuales frente a los 22 que se pretendían.

Con los cambios, el dirigente pretende desactivar la polémica en torno a un proyecto que ha dividido al Gobierno valenciano, una coalición formada por socialistas, Compromís y Unides Podem. De hecho, fue el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, quien avanzó el jueves en las Cortes Valencianas los cambios en el proyecto. 

El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, ha celebrado el diálogo entre instituciones y sociedad civil sobre el proyecto pero ha puntualizado que, desde el punto de vista administrativo, el Ministerio de Fomento se pronunciará cuando tenga en las manos el proyecto definitivo. "Lo único que celebraba es la actitud política", ha subrayado el ministro.

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Sin embargo, las diferencias dentro del Gobierno valenciano sobre la ampliación portuaria no se han disipado. Tras el pleno de los viernes, la vicepresidenta Mónica Oltra, de Compromís, ha dicho que debe dirimirse técnicamente si la reforma del proyecto evita una nueva declaración de impacto ambiental. Y ha insistido en que las correcciones de la APV demuestran que "las cosas no son siempre blancas o negras".

Oltra recuerda que la ampliación nortel del puerto se proyectó en 2006, cuando no existía la misma sensibilidad medioambiental que ahora ni se había declarado la emergencia climática. El cambio de proyecto original deberá estudiarse técnicamente "no con los ojos de 2006, sino con los ojos y la realidad de 2020". Y le han preguntado si hay unidad de posiciones entre los diferentes socios de gobierno. “El Consell no ha tratado este tema”, ha respondido la vicepresidenta con mal disimulado malestar.

En la sede portuaria, su presidente, Aurelio Martínez, ha precisado que la polémica en torno al impacto de la obra se ha producido cuando la terminal era todavía un anteproyecto. "El diseño definitivo no se había redactado y era posible introducir cambios", ha explicado. Martínez ha valorado el consenso en torno a un proyecto que considera estratégico para la economía valenciana y que no debe de retrasarse. "No se trata de saber quién tiene razón", ha dicho el ejecutivo portuario, de la solicitud de una nueva declaración de impacto ambiental: "Nosotros creemos que está vigente y no se ha incurrido en ninguna de las causas de caducidad".

El dirigente ha aceptado las dos renuncias porque están avaladas por informes técnicos y por la compañía que explotará la terminal, la firma TIL, del  grupo MSC. El presidente ha aclarado que la APV pidió a Cedex, organismo del Ministerio de Fomento, un pronunciamiento sobre el anteproyecto en cuanto a la agitación de aguas y otros aspectos geotécnicos, y la conclusión es que la prolongación del dique no es necesaria.

La segunda correción concierne al dragado. "Hablamos con el grupo MSC  y ellos creen que en los próximos 15 o 20 años no habrá cambios de importancia en el tamaño de los buques. Se sienten confortables con el dragado actual", ha reconocido Martínez. Eso sí, el presidente ha enfatizado que los cambios en el mundo del transporte marítimo son constantes y para demostrarlo ha recordado que en el año 2000 los barcos tenían una capacidad para transportar 7.500 contenedores y los que navegan hoy albergan hasta 24.000.

En cuanto al relleno de la terminal, Martínez asegura que el puerto seguirá "escrupulosamente" lo que decía la DIA de 2007. "Lo razonable sería utilizar materiales excedentes de la ciudad. La mejor solución, la que más me gustaría, es si coincidieran las obras del túnel pasante de Valencia con la del relleno, porque el mejor sitio para reubicar los sobrantes sería la nueva terminal del puerto. El muelle Principe Felipe se rellenó con lo que se extrajo de las actuales obras del metro".

Los cambios confirmados hoy por la Autoridad Portuaria fueron avanzados ayer por el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, durante una sesión de control en el Parlamento autonómico. El político avanzó el "avance sustancial" que suponía que el puerto de Valencia aceptase dos de las alegaciones "fundamentales" al proyecto de ampliación norte.  "Nuestro trabajo siempre será que el crecimiento económico y la sostenibilidad vayan de la mano", aseveró ayer. Una idea que hoy ha repetido el presidente de la Autoridad Portuaria.

Historia de una polémica

El puerto de Valencia es desde hace meses escenario de una batalla ambiental. A un lado, la autoridad portuaria apoyada por los empresarios, que defiende la ejecución de una gran obra de ampliación sin necesidad de renovar la declaración de impacto ambiental que obtuvo en 2007 para un proyecto sensiblemente distinto del actual. El puerto tiene prisa porque el retraso que implicaría una nueva evaluación, afirman sus responsables, pondría en peligro una inversión privada de 1.100 millones de euros.

Enfrente se sitúan el Ayuntamiento de Valencia, la Generalitat y entidades ciudadanas y ecologistas que consideran imprescindible analizar los posibles efectos negativos, especialmente sobre el Parque Natural de la Albufera, de una obra con la que el puerto aspira a convertirse en el primero del Mediterráneo en tráfico de contenedores. Los expertos consultados por este periódico se inclinan por considerar que la nueva declaración de impacto es necesaria. La última palabra la tiene el Gobierno.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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