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“Soy de Wuhan, no soy el enemigo”

China busca a quienes salieron del epicentro del virus antes de la cuarentena, mientras Hong Kong y Macao les limitan la entrada en su territorio

Un policía toma la temperatura a un hombre en Wuhan. En vídeo, el alcalde de la ciudad dice estar dispuesto a dimitir.
Macarena Vidal Liy

“¡Atención a todos los vecinos! ¡Aviso oficial! ¡Se recuerda que si usted ha viajado recientemente, o si aloja a amigos, debe notificarlo a su comité de vecindario! ¡Controlen sus temperaturas durante dos semanas, y si tienen fiebre y tos seca, acudan a un hospital!”.

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Con más o menos variaciones, este es el mensaje que se repite barrio por barrio, calle por calle, casa por casa, este lunes en toda China. Distribuido a gritos por altavoces, de viva voz en visitas personales o leído en carteles pegados en las puertas de las viviendas. El coronavirus de Wuhan ha matado ya al menos a 106 personas y ha infectado a más de 4.515, y se teme que la cifra crezca aún mucho más. Con cerca de 7.000 casos sospechosos, y 45.000 personas en observación, una de las prioridades de las autoridades chinas es localizar a posibles portadores para evitar la proliferación de los contagios. Sobre todo, los cinco millones de residentes que según ha admitido el alcalde de esta ciudad, Zhou Xianwang, salieron de Wuhan antes de que esa ciudad, el foco de la epidemia, cerrara el jueves pasado por cuarentena.

Estos días, ser de esa ciudad industrial de once millones de habitantes —o de Hubei, la provincia a la que pertenece y donde otra quincena de urbes también se encuentra en cuarentena— no es una buena tarjeta de presentación.

En Pekín, la Comisión Nacional de Sanidad ha pedido a los desplazados de Hubei que se registren ante el comité de barrio, como instan los avisos. Y que se encierren en cuarentena domiciliaria durante dos semanas, el tiempo máximo de incubación de la enfermedad.

Incumplirlo no es necesariamente algo deliberado. Muchos de esos residentes “desaparecidos” no son tales y se encuentran, simplemente, en sus localidades de origen para disfrutar en familia del Año Nuevo lunar, y no han pensado en registrarse. “La concienciación es relativamente baja” en las zonas rurales, reconocía este lunes un alto cargo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades en Pekín, He Qinghua.

Y ahí es donde juegan un papel los comités vecinales y otras organizaciones de base: son los encargados de concienciar, altavoz o cuartilla en mano, de la necesidad de registrarse y de asegurarse de que las cuarentenas se cumplen correctamente.

Pero, con el aumento de la concienciación sobre la enfermedad, también crecen las reticencias y los miedos. No ayudan las dudas sobre cómo abordaron las autoridades locales la crisis en sus comienzos: el alcalde de Wuhan, Zhou Xianwang, ha reconocido este lunes que hubo retrasos para alertar de la gravedad de la situación.

Las miradas de alarma se disparan a la vista de una matrícula de Hubei en un vehículo. Algunos pueblos de provincias cercanas no les permiten el acceso. Ya se han dado casos, según publica la revista económica Caixin, en que la información personal de estas personas —incluido su número de móvil, domicilio o número de carnet de identidad— se ha filtrado y difundido en grupos de redes sociales.

Hasta tal punto que, apunta la publicación, muchos alumnos de la Universidad de Wuhan que han vuelto a casa por Año Nuevo han recurrido a pegar el mismo mensaje en Internet: “Soy estudiante de Wuhan. Prometo que cumpliré mi obligación de guardar cuarentena. Por favor, respétenme, no me trate como un enemigo, y no difunda mis datos por las redes”.

Las suspicacias no se limitan al territorio de la China continental. Hong Kong ha prohibido desde este lunes la entrada en su suelo a quienes procedan de Hubei o hayan pasado por allí en la última quincena. Según el periódico hongkonés South China Morning Post, en las primeras seis horas del veto ya se ha devuelto a 12 personas a la China continental. La vecina Macao ha anunciado un bloqueo similar, pero sí admitirá a los residentes de Hubei que porten un certificado médico de buena salud.

Aunque el propio Gobierno autónomo de Hong Kong ha admitido que la prohibición “no será efectiva al 100%. Los documentos de identidad chinos sí incluyen el lugar de domicilio, pero si se trata de alguien que solo ha pasado por allí en tránsito no es posible detectarlo a menos que lo precise en el formulario de entrada. “Instamos a quienes entren en Hong Kong a que rellenen su declaración sinceramente”, ha declarado la secretaria de Sanidad, Sophia Chan.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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