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Clara Prats: “El umbral del ministerio es francamente alto. Sería deseable tomar medidas suaves mucho antes”

La barcelonesa, física experta en modelos computacionales de enfermedades infecciosas, alerta de que las medidas que se tomen tendrán que prologarse durante un tiempo para bajar la curva

La física Clara Prats.
La física Clara Prats.
Jessica Mouzo

Clara Prats (Barcelona, 40 años) lleva desde el principio de la pandemia siguiendo minuciosamente el serpenteo de la curva epidémica en España y otros países. No es médica ni epidemióloga, pero conoce de primera mano el comportamiento de la covid-19. Desde el grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOM-SC) de la Universidad Politécnica de Cataluña, esta física analiza la evolución del virus para hacer predicciones de las dinámicas de la epidemia.

Su grupo de investigación ha diseñado un indicador, el riesgo de rebrote, para medir el nivel de peligro de expansión de la enfermedad. Esta herramienta, que ha hecho suya la Generalitat de Cataluña para vigilar la situación epidemiológica de la comunidad, combina la incidencia con el número reproductivo efectivo, que mide la velocidad de transmisión del virus. Y funciona “como la primera señal de alerta”, dice, de que algo no está yendo bien. Según su último informe, hay 11 comunidades en riesgo muy alto de rebrote.

Pregunta. ¿Cómo va la curva epidémica en España?

Respuesta. Está en un momento un poco dubitativo. Parece que se ha frenado un poco, pero no tenemos claro si es real o es un efecto de dificultad de diagnóstico.

P. España vuelve a ser la peor parada en esta segunda ola. ¿En qué lugar nos deja respecto a Europa?

R. No nos deja en muy buen lugar. Parte del trabajo que estamos haciendo es intentar explicar el porqué y si es normal o no. La cuestión es si podemos encontrar los factores que nos han llevado a liderar esta segunda ola. Sabemos que la causa es multifactorial pero hay que evaluar cuál es la contribución de cada una de esas causas.

P. ¿Qué hipótesis manejan?

R. Las vamos desgranando una a una. Un factor sería cuándo y cómo abrimos, si abrimos con una incidencia suficientemente baja o no, demasiado rápido... Otro grupo de factores está relacionado con si estábamos preparados para esta apertura porque el virus seguía circulando y eso implica que tienes que tener las herramientas preparadas para hacerle frente: lo que tendría que estar a punto y, probablemente no lo estaba lo suficiente, era todo el sistema de diagnóstico, rastreo de contactos y cuarentenas. En este trasvase de la primera línea, de hospitales a atención primaria, hay que ver si los centros de atención primaria tenían los suficientes medios para afrontar lo que se les venía encima y si había los suficientes rastreadores y agentes de salud pública. Ahí parece que había deficiencias. Hay un tercer punto, que es de factores socioeconómicos. Y el último factor es cómo nos relacionamos durante el verano y si hubo un relajamiento de la población inspirado o no porque se nos decía que la situación era positiva, si se transmitió el mensaje correcto y se facilitó el tema de que hubiese tantas reuniones familiares. Igual no se previó ese tipo de situaciones.

P. ¿Puede revertirse la situación que hay en España?

R. Depende de dónde se mire en España. En el área metropolitana de Barcelona, la subida de julio se consiguió frenar con gran esfuerzo pero no se ha conseguido bajar. Es muy complicado. Aquí se había aprendido de la experiencia de Lleida, donde se llegó tarde: se actuó tres semanas después de estar en zona roja y en Barcelona se actuó tres días después de estar en zona roja y esto jugó a favor. La intervención temprana siempre es mejor porque puede ser menos agresiva. La cuestión es si seremos capaces de revertir la situación que hay ahora en Madrid. Esa es la gran preocupación ahora mismo.

"En Madrid hay que conseguir que bajen las interacciones sociales y la movilidad
Clara Prats, física

P. ¿Cómo está Madrid?

R. Hace dos meses que está en zona roja y, por lo tanto, las medidas tienen que ser muchísimo más drásticas. La situación ya ha saltado a los hospitales, a las UCI, y allí es donde ahora mismo preocupa que no se sea capaz de controlar la situación.

P. ¿Qué medidas serían necesarias para bajar la curva de Madrid?

R. Hay que conseguir reducir las interacciones sociales. El detalle de si tiene que ser un confinamiento total o no, pues son las autoridades las que lo tienen que decidir, pero tienen que conseguir que bajen las interacciones y la movilidad. La propagación ahora es de ámbito comunitario, con lo cual, trabajar a nivel de barrio o zona básica de salud ya no tiene sentido epidemiológicamente hablando porque la transmisión está demasiado descontrolada.

P. Madrid hace muchas PCR, pero tiene una tasa de positividad del 20%. Ahora preveía reducir las pruebas a contactos estrechos. ¿Se puede perder la foto real de lo que pasa?

R. Sí, absolutamente. El hecho de dejar de hacer PCR en algunos sectores ya indica que está llegando a la saturación de lo que se puede diagnosticar y te va a dar una fotografía que no es real de cómo está evolucionando la pandemia.

P. El Ministerio acaba de marcar unos umbrales para aplicar las medidas restrictivas: en ciudades de más de 100.000 habitantes, 500 casos por 100.000 habitantes, más de un 10% de positividad en las PCR y un 35% de ocupación de las UCI. ¿Qué le parecen?

R. Este umbral es francamente alto. Sería deseable que las medidas, más suaves, se tomaran mucho antes. Ahora bien, si se llega a este punto, está claro que es una situación en la que hay que aplicar medidas que reduzcan drásticamente la movilidad y las interacciones sociales.

"El confinamiento tiene que ser la última solución
Clara Prats, física

P. ¿Estamos abocados a un confinamiento para bajar de verdad la curva?

R. El confinamiento tiene que ser la última solución. Sabemos que es la solución para frenar el crecimiento, pero el coste es brutal a todos los niveles, no solo económico, sino social, educativo. Tenemos que intentar evitar llegar a él por todos los medios y ahí está la importancia de poner medidas más suaves antes, no dejar que la situación llegue a según qué niveles de incidencia y, sobre todo, no dejar que la situación de los hospitales se vea comprometida.

P. ¿Qué sigue faltando para controlar la pandemia?

R. Se han mejorado muchas cosas, pero aún queda recorrido. Por ejemplo, todo el sistema de salud pública se ha ido dotando poco a poco de rastreadores, de medios, de agentes de salud comunitaria, pero aún falta. Falta poder caracterizar mucho mejor dónde se dan los contagios, para poder poner medidas específicas en situaciones de riesgo.

P. ¿Hacia dónde apuntan los modelos predictivos?

R. Podría ser que se frenara este crecimiento de casos nuevos diarios, pero lo que tenemos claro es que si consiguiéramos empezar a bajar la curva, sería a un ritmo muy lento. Tenemos meses por delante de bajada sin prisa. Las medidas que se apliquen ahora van a tener que sostenerse durante un tiempo.

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Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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