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La presión de La Moncloa y Ciudadanos para tomar medidas más drásticas cerca a Ayuso

Los gurús Iván Redondo y Miguel Ángel Rodríguez negocian el fin de semana un plan de acción

El vicepresidente Ignacio Aguado, la presidenta Isabel Díaz Ayuso y el consejero de Sanidad Enrique Ruiz Escudero, este viernes en rueda de prensa. En vídeo, fragmento de la rueda de prensa.Vídeo: JUANJO MARTÍN (EFE) / epv

La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, una política con poca experiencia de gestión que se hizo de forma sorpresiva con el liderazgo del PP madrileño gracias a la confianza de Pablo Casado, se enfrenta a la tormenta perfecta. Desde junio, tiene en sus manos la gestión de la epidemia en la región que se ha convertido en el epicentro del coronavirus en toda Europa. Ante sus dudas, Díaz Ayuso está siendo bombardeada a presiones tanto internas ―sobre todo de Ciudadanos, pero también de su propia Consejería de Sanidad― como externas, sobre todo del Gobierno central, que le ofrece ayuda a la vez que le aconseja desde hace días en privado que tome medidas más drásticas.

Después de una enorme tensión, el acuerdo parece cercano ahora que se ha llegado a una situación crítica. Durante todo el fin de semana, el equipo de Ayuso y el de Pedro Sánchez trabajarán para negociar un plan de acción conjunto que cerrarán en su cita del lunes. Iván Redondo y Miguel Ángel Rodríguez, los gurús de ambos políticos, sus personas de máxima confianza, ya están en contacto para buscar esa salida pactada. El Gobierno ha ofrecido la posibilidad de decretar la alarma ―aunque el ministro de Sanidad, Salvador Illa, cree que no es imprescindible, como no lo fue en Cataluña en julio para controlar el rebrote―, pero Díaz Ayuso se niega en redondo, así que se buscan otras opciones de respaldo sobre todo con medios y personas ―especialmente fuerzas de seguridad― para ayudar al Gobierno de Díaz Ayuso a hacer efectivos los confinamientos parciales que ha decretado.

¿Presiona La Moncloa para que sea Madrid quien solicite la declaración del estado de alarma? “Sí”, contesta un interlocutor en permanente contacto con el Ejecutivo nacional y el regional. “Pero el Gobierno regional es un polvorín”. No es una expresión casual. Dos episodios vividos durante la semana han sido interpretados por la oposición como sendos intentos de presionar a Díaz Ayuso para que tomara medidas más drásticas en la contención de la pandemia.

El miércoles, Antonio Zapatero, viceconsejero de Sanidad (“El zar de la covid”, le llaman), anunció que la Comunidad se disponía a aprobar confinamientos selectivos en las zonas de la región más afectadas por el virus. El Gobierno le rectificó inmediatamente, aduciendo que no tiene competencias para ello. Su intervención, sin embargo, provocó movimientos tectónicos en la coalición gubernamental, formada por PP y Ciudadanos, dos socios nunca bien avenidos.

Primero, el equipo de Enrique Ruiz Escudero, consejero de Sanidad, se apresuró a aclarar que el plan anunciado por Zapatero contaba con su respaldo: una indicación de que el titular de la cartera, del PP, también considera que hay que tomar medidas “más drásticas” para frenar la pandemia, como definió su viceconsejero.

Luego, el propio Zapatero le transmitió a, al menos, un interlocutor que ya había logrado poner el tema de los confinamientos selectivos sobre la mesa, es decir, en el debate público. Una frase que enseguida se interpretó como un intento de subrayar la necesidad de que Díaz Ayuso diera más pasos para frenar la enfermedad.

Finalmente, el jueves, Ignacio Aguado, vicepresidente regional y líder de Ciudadanos, decidió protagonizar un ejercicio de equilibrismo: pidió que el Gobierno de España se involucre “de manera contundente” en la gestión de la pandemia en Madrid durante una comparecencia sin preguntas, y ni él ni su equipo quisieron aclarar luego si estaba aconsejándole a Díaz Ayuso que solicitara la declaración del estado de alarma. Un silencio que en sectores del Gobierno madrileño se interpretó como una confirmación.

En Ciudadanos culpan a Díaz Ayuso, y en el PP culpan a Ciudadanos porque creen que ha sido desleal. El ambiente interno del Gobierno de coalición es cada vez más tenso —aunque Aguado sigue descartando aceptar la operación de la moción de censura para destituir a la presidenta― y en el PP, incluso entre personas fieles a Pablo Casado, y por tanto muy interesadas en que a Díaz Ayuso le vaya bien, crece la preocupación por su gestión de la pandemia. La entrada en vigor de la orden sanitaria el lunes también recibió fuertes críticas internas, porque da todo el fin de semana de margen para moverse de los barrios afectados. Fuentes de los dos Gobiernos coinciden en que el consejero de Sanidad era partidario de haber aplicado medidas más duras desde hace semanas. Pero se encontró con el rechazo de Díaz Ayuso. La razón sería su resistencia a tomar medidas impopulares después de abanderar las críticas a Sánchez por la aplicación del estado de alarma.

En este contexto, La Moncloa, que ha mantenido una relación muy tensa con Díaz Ayuso, busca ahora un punto de encuentro. Lo que no quiere bajo ningún concepto es intervenir por la fuerza. Tiene que ser de común acuerdo y que sea ella quien pida lo que quiere. Lo contrario supondría una batalla política salvaje en un momento crítico que nadie entendería, explican fuentes del Gobierno. La presidenta está empeñada en que no se refleje una especie de tutela, una intervención de la Comunidad. Y Sánchez no tiene intenciones de forzar esa máquina. Por eso, tanto en La Moncloa como en la Puerta del Sol creen que la reunión del lunes irá bien y habrá acuerdo.

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