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Puerta a puerta para controlar que los contagiados hacen cuarentena

Zaragoza es la primera ciudad con equipos que acuden a los hogares para comprobar que los positivos cumplen el aislamiento. Han visitado un centenar de viviendas

Patricia Peiró
Dos de los equipos que realizan control domiciliario de los positivos por covid en Zaragoza.
Dos de los equipos que realizan control domiciliario de los positivos por covid en Zaragoza.Miguel G. García (Europa Press)

Son las patrullas anticovid. Seis parejas compuestas por trabajadoras sociales y voluntarios de Protección Civil que recorren desde hace más de una semana hogares en los que hay al menos un contagiado. Zaragoza es la primera ciudad de España que cuenta con este recurso para controlar que los positivos cumplen su aislamiento. Han visitado ya más de un centenar de viviendas. En el 13% de los casos no han encontrado al paciente en su casa.

“La acogida siempre es muy buena, te invitan a pasar y todo”, cuenta Virginia Guillén, una de las profesionales que trabaja en estas rondas. El Gobierno de Aragón puso en marcha este servicio ante el aumento de casos en la capital y específicamente en los barrios que están registrando más contagios.

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Algunos de estos distritos son los que acumulan más población o tienen rentas más bajas. Desde hace semanas y ante el aumento de la presión en los hospitales, el foco de las autoridades se sitúa en lograr que los infectados cumplan rigurosamente su cuarentena.

La semana pasada, el viceconsejero madrileño de Salud Pública y Plan Covid-19, Antonio Zapatero, anunció que estaban estudiando recurrir a la autoridad judicial para que dictamine el seguimiento policial de aquellos que se saltan la cuarentena. La Comunidad Valenciana anunció que iba a obligar a firmar una declaración responsable a los positivos o los que estén esperando un resultado de un test con la que se asuma la responsabilidad de guardar el aislamiento.

Aragón ha optado por que la policía sea solo un apoyo en casos graves, que hasta ahora no se han producido. “Nuestra carta de presentación no es venir a controlar, sino verificar por qué no se ha podido localizar telefónicamente a una persona y explicarles que estamos aquí si necesitan algo”, recalca Guillén. La pareja va equipada con guantes, doble mascarilla y careta protectora. El perfil, cuentan, suele ser el de núcleos familiares grandes y, en el caso de algunos barrios, “prima la multiculturalidad”.

“Les recordamos las medidas de seguridad, comprobamos que en la casa se dan las condiciones para mantener el aislamiento y les informamos de que si es necesario pueden ir a un alojamiento alternativo”, añade la trabajadora social. El Gobierno autónomo tiene preparados tres espacios para alojar a asintomáticos, uno de ellos ya está funcionando. A raíz de estas visitas, una persona ha sido derivada a estos centros, a los que se acude voluntariamente.

La comunidad aragonesa, que durante dos meses ha sido la que ha registrado el número de contagios más alto, cuenta con 260 rastreadores, profesionales de la atención primaria cuyo trabajo es hacer el seguimiento de los positivos y sus contactos. María Romero es una de ellas. Trabaja en un centro de salud del barrio Delicias, que se ha convertido en el distrito que más casos ha acumulado en toda la comunidad. “Cuando llamamos, a veces tenemos problemas de entendimiento y otras no podemos localizar a la persona. Cuando detectamos que puede haber algún problema, es cuando lo hablamos con el equipo y elaboramos el listado de casas a las que hay que ir”, detalla. Hay ocasiones en las que basta con recurrir a un mediador cultural que hace una videollamada a los positivos para hacer el seguimiento.

En una jornada, estos equipos realizan unas cinco o seis visitas a domicilios. “Todavía es pronto para decirlo, pero en general sí se va notando que funciona y que las visitas en persona hacen nuestro trabajo más efectivo. Cuando van a verles, tienen muy buena acogida, después nosotros tenemos menos problemas para continuar con el control telefónico...”, apunta la enfermera. Uno de los problemas que los profesionales de atención primaria denuncian desde hace semanas es la sobrecarga de trabajo a la que les somete la detección y rastreo de contagios. En el ambulatorio en el que trabaja Romero se realizan entre 30 y 50 PCR al día en el mes de agosto.

Los datos apuntan a que la comunidad ha conseguido contener el número de infecciones, aunque aún es pronto para confirmar la tendencia. En los últimos días, Aragón se ha mantenido en torno a los 400 casos confirmados; hace una semana se superaban los 600. Aun así, sigue siendo una de las regiones con mayor incidencia.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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