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Desastre medioambiental en Mauricio

Un vertido de 1.000 toneladas de petróleo afecta ya a 15 kilómetros de costa en isla Mauricio

Los desesperados vecinos elaboran barreras de contención flotantes con hojas de caña y con cabello humano

Imagen aérea de la marea de petróleo junto a las costas de la isla Mauricio. En vídeo, una marea de combustible procedente de un barco encallado avanza hacia las cosas de la isla Mauricio. Vídeo: GREENPEACE ÁFRICA / REUTERS / EFE
José Naranjo

El vertido de petróleo en la paradisíaca isla de Mauricio, en el Océano Índico, ya es una catástrofe ecológica en toda regla. Unas 1.000 toneladas de fuel procedentes del barco encallado MV Wakashio se han extendido por unos 15 kilómetros de costa afectando a una laguna, manglares, playas y varias comunidades, entre ellas la bella ciudad de Mahebourg. En su desesperación, cientos de mauricianos están usando hojas de caña y su propio cabello, materiales que absorben el fuel pero no el agua marina, para confeccionar improvisadas barreras flotantes de contención. El peligro ahora es que el barco se parta en dos debido a las malas condiciones del mar y se liberen las 2.500 toneladas que aún conserva en su interior.

“Se me rompe el corazón de ver lo que está pasando”, asegura Romina Tello, propietaria de la agencia de viajes sostenibles Mauritius Conscious. “El barco encalló el 25 de julio y durante 11 días no se hizo nada. Pero cuando se abrió una brecha en el casco y el petróleo comenzó a inundar la laguna, toda la comunidad se movilizó. El sistema de protección puesto por el Gobierno no fue suficiente, así que los vecinos empezaron a recolectar hoja de caña de azúcar para usarla como barreras protectoras. Además se puso en marcha una campaña para recolectar cabello humano y emplearlo también como contención, todos los salones de belleza y peluquerías de la isla ofrecen descuentos y muchísima gente ha respondido, incluso los niños”, añade Tello.

El barco japonés MV Wakashio, que navegaba con bandera panameña, se dirigía de China a Brasil cargado con 3.800 toneladas de petróleo y 200 de gasóleo. El 25 de julio encalló en un arrecife de coral frente a Pointe d’Esny, en el sureste de isla Mauricio. Sin embargo, el Gobierno detectó las primeras fugas de combustible el pasado jueves. Los intentos por contener el vertido se han visto superados por el mal tiempo y el viento, por lo que la mancha de petróleo se ha extendido durante el fin de semana hacia el norte, hasta Bois des Amourettes. El Gobierno declaró el viernes el estado de emergencia medioambiental y solicitó la ayuda de Francia, quien ha enviado personal militar y material de contención desde la cercana isla de Reunión.

“Desde el domingo el derrame desde el barco se ha detenido”, asegura Sunil Mokshanand Dowarkasing, asesor ambiental y antiguo responsable de estrategias de la organización ecologista Greenpeace que trabaja junto a las autoridades sobre el terreno desde la semana pasada. El único tanque de petróleo afectado por la brecha ya está vacío. Sin embargo, el peligro no ha pasado. “El riesgo ahora es que el barco se pueda partir en dos. Si ello ocurriera estaríamos hablando de un desastre muchísimo más grande”, añade el experto. El daño ambiental alcanza sobre todo a la laguna, “cuya vida ha sido exterminada”, y a los manglares y amenaza a la Isla de las Garcetas, que cuenta con vegetación y fauna autóctona y ha sido objeto de especial protección en los últimos años, según Dowarkasing.

El carguero 'MV Wakashio' frente a las costas de Isla Mauricio. / GREENPEACE AFRICA
El carguero 'MV Wakashio' frente a las costas de Isla Mauricio. / GREENPEACE AFRICAGREENPEACE AFRICA

La naviera Mitsui OSK Lines, propietaria del carguero, pidió perdón este domingo por el daño ecológico causado. “Haremos todo lo posible por resolver el problema”, aseguró Akihiko Ono, vicepresidente ejecutivo de la compañía en una conferencia de prensa desde Tokio. Unas 500 toneladas de combustible ya han sido extraídas del barco y se trabaja contrarreloj para sacar las 2.500 que quedan en los dos tanques que no se han roto por ahora. Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores nipón aseguró que su Gobierno enviaría un equipo de expertos de seis personas para colaborar en las tareas de extracción del crudo y de protección del entorno.

“Es una de las zonas más bonitas de Mauricio, cerca hay un parque marítimo protegido con coral y muchas especies de peces. Todos sentimos una enorme tristeza e impotencia”, asegura Tello. Cientos de voluntarios acudieron durante el fin de semana a la zona afectada para limpiar el chapapote, una sustancia de alta toxicidad. “Unos tenían trajes de protección, otros no. Como están desesperados quieren ayudar, pero es peligroso. Nosotros estuvimos seis horas el sábado con máscaras, botas y guantes, pero incluso así luego nos dolía muchísimo la cabeza. El Gobierno pide a la gente que no vaya, pero es difícil detenerlos”.

El turismo es uno de las principales sectores económicos de la isla y, según las cifras oficiales, representa el 20% de su Producto Interior Bruto (PIB). “Estoy segura de que con toda la actividad indirecta es mucho más”, añade Tello. Ahora prácticamente no hay visitantes debido al cierre de fronteras por la pandemia de covid-19 así que esta catástrofe ambiental es un nuevo golpe para un sector ya en crisis. “En la zona afectada hay mucha actividad náutica, veleros, catamaranes, submarinismo, kitesurf. La gente que vive aquí va a sufrir mucho porque esto no se arregla en unos días ni en semanas, va a durar años. El golpe a la biodiversidad será muy duro”, explica la empresaria.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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