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Adiós a los pollos de crecimiento rápido en Dinamarca

Danpo, el mayor productor avícola del norte de Europa, apuesta por la raza Ranger Gold, más respetuosa con el bienestar animal

Un pollo con problemas de movilidad a causa de la crianza rápida.
Un pollo con problemas de movilidad a causa de la crianza rápida.Equalia
Noor Mahtani

La mayor productora avícola en el norte de Europa, Danpo, dice adiós a la raza de pollos Ross 308, una de las más empleadas en el sector por su capacidad de engorde rápido. En apenas 41 días de crianza, el animal alcanza el peso medio (2,2 kilos en carne) para ser llevado al matadero. Las razas como Ranger Gold o Rambler Ranger, de crecimiento más lento, llegan a un peso similar a los 81 días. En este proceso desacelerado se evita el estrés del animal y las innumerables enfermedades derivadas. Danpo, la empresa danesa que produce cerca de 50 millones de pollos anuales, ha apostado por el bienestar animal y prevé a finales de 2021 haber sustituido toda su producción. Se convertirá así en el mayor productor de pollos de crecimiento lento del norte de Europa.

Cojeras, dificultades para llegar al bebedero y patologías cardiovasculares o respiratorios son algunas de las enfermedades que padecen las aves de tipo Ross o Cobb, pollos de engorde. Estas aves no son razas puras, sino híbridos que dan más carne y más pechuga en el menor tiempo posible y con mayor eficiencia energética. A diario engordan más de 100 gramos. “Es como si un bebé pesara 300 kilos con dos meses”, sentencia María Villaluenga, portavoz de la ONG Equalia. Además de celebrar la decisión, Villaluenga espera “que sirva como precedente” para la industria avícola en España, país productor de casi 800 millones de pollos anuales, de los cuales apenas el 8% se obtiene con crecimiento óptimo para el pollo, según cifras de la organización defensora de los derechos de los animales.

“La crianza lenta es un procedimiento más armonioso”, explica Ignacio Arija, director de Departamento de Producción Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, quien subraya el peso de la educación ciudadana. “Tenemos que empezar a entender qué pasa cuando elijo comprar el pollo o los huevos más baratos. Los cambios en los valores nutritivos son ínfimos y no hay diferencia en la seguridad alimentaria, pero la ventaja de pagar un poco más la obtienen los animales”, apunta. Un cambio en el modelo de crianza tiene inevitables impactos en el precio del producto. Las aves pasarían el doble del tiempo en las granjas, lo que implica una mayor inversión en la alimentación y en el mantenimiento de estos centros. “Pero solo el consumidor genera la demanda sobre la que se adaptan los productores”, añade.

Las preferencias del cliente ya están cambiando. En 2006, el Eurobarómetro reflejaba que el 71% de los ciudadanos consideraba importante o muy importante el bienestar y la protección de los animales de granja. Casi una década después, la cifra había subido hasta el 94%. Más de la mitad de españoles (51%) estaría dispuesto a pagar un precio más alto a cambio de adquirir productos alimenticios respetuosos con el bienestar animal. Deborah Temple, investigadora del grupo de comportamiento y bienestar animal de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha sido testigo de esa concienciación: “El consumidor demanda cada vez más una carne con más bienestar animal porque sabe que se ha llegado al límite biológico del ave”. Aunque las soluciones, dice, no son fáciles: “Si optamos por el crecimiento lento habrá que estudiar también las consecuencias en el medio ambiente al tener millones de aves viviendo el doble de tiempo”.

La decisión de Danpo es fruto de la acción de Open Cages (jaulas abiertas), una ONG británica que lleva desde 2018 demandando mejoras en las granjas de las principales cadenas de distribución. A principios de marzo, Equalia presentó en España la iniciativa Compromiso europeo del pollo (ECC, por sus siglas en inglés), con el objetivo de mejorar los estándares de bienestar animal. Esta iniciativa exige, además de la transición de razas de crecimiento rápido a lento, una reducción en la densidad de pollos por metro cuadrado, mayor calidad del aire en las granjas y una mejora en la iluminación. “Con nuestra nueva campaña, queremos ayudar al sector a dar un paso decidido hacia un modelo de producción que entienda el bienestar animal como una oportunidad de negocio, no como un obstáculo hacia el mismo”, argumenta Villaluenga.

Crear conciencia desde el etiquetado

El consumidor elige si conoce otras opciones. O al menos si sabe lo que está comprando. Es por ello que para Equalia otra de las líneas de actuación fundamental es el etiquetado. La ONG propone que se establezcan etiquetas basada en una escala de calificación de producto en cinco niveles (A, B, C, D o E), incluyendo el ECC en los tres primeros niveles. Una marca similar a la que se usa con los huevos. Estas distinciones ya se utilizan en tres cadenas de supermercados de Francia: Casino Group, Systeme U y Carrefour France Group. Este último se sumó el pasado mes de febrero y estima que todos los productos con más del 50% de pollo estén correctamente identificados para 2026.

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