Argentina extiende la cuarentena obligatoria hasta el 26 de abril

El presidente Alberto Fernández no atiende los pedidos de empresarios y sindicatos para flexibilizar las restricciones de algunos sectores productivos

Trabajadores de limpieza desinfectan la estación de trenes de Retiro, en Buenos Aires, el miércoles 8 de abril. Foto: EFE | VIDEO: REUTERS
Buenos Aires -

Argentina seguirá en cuarentena al menos hasta el 26 de abril inclusive. “Nadie sabe cuándo terminará este martirio”, dijo el presidente Alberto Fernández al anunciar la extensión del confinamiento, iniciado el 20 de marzo y cuyo final se fijó en principio para el 14 de abril. La cuarentena, una de las más estrictas del m...

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Argentina seguirá en cuarentena al menos hasta el 26 de abril inclusive. “Nadie sabe cuándo terminará este martirio”, dijo el presidente Alberto Fernández al anunciar la extensión del confinamiento, iniciado el 20 de marzo y cuyo final se fijó en principio para el 14 de abril. La cuarentena, una de las más estrictas del mundo, durará, por tanto, un mínimo de cinco semanas.

Fernández señaló que se estudiaba la posibilidad de autorizar paseos de personas con determinados problemas, como el autismo, junto a un acompañante, y no descartó que en los próximos días se permitiera a los ciudadanos salir a hacer ejercicio en la calle bajo ciertas condiciones.

El presidente argentino compareció ante la prensa a última hora del viernes, provisto de numerosos datos que demostraban la eficacia del confinamiento seguido hasta ahora. Las proyecciones del 20 de marzo, cuando cada tres días se duplicaba la cifra de infectados, apuntaban a que el 10 de abril habría 45.000 casos de coronavirus en el país. La cuarentena permitió reducir esa cifra a 1.975, y ralentizar el ritmo de infecciones: ahora se duplica cada 10 días. En Brasil, con 210 millones de habitantes, hay 20.000 casos confirmados y han muerto ya más de 1.000 personas; en Argentina, con 44 millones de habitantes, las víctimas mortales son por el momento 82.

“Esto no es el logro de un Gobierno, sino de una sociedad”, señaló Fernández, quien pidió “un gran pacto social de responsabilidad” para que no se relajara el confinamiento y para que los ciudadanos aceptaran las limitaciones. Un comportamiento responsable podría hacer posible, dijo, la práctica de deporte en las calles cercanas al domicilio.

Durante los últimos días se intensificaron las peticiones de empresarios y sindicatos para reactivar parcialmente la economía y permitir la vuelta al trabajo en determinados sectores. Incluso algunos miembros del Gobierno creían que se suavizaría el encierro general. No fue así. El decreto de prolongación de la cuarentena será exactamente idéntico al decreto que la inició, con tres excepciones: desde el lunes abrirán los bancos (cuya apertura excepcional para el pago de pensiones provocó una semana atrás grandes concentraciones de jubilados), los talleres de automóviles y los establecimientos de neumáticos. Nada más. “Mi preocupación, ya lo saben, no es el gasto público ni la pérdida de producción, sino la salud de los argentinos”, manifestó Fernández.

Tras una videoconferencia con los gobernadores de cada provincia, el Gobierno decidió “estudiar caso por caso” la posible exención del confinamiento en poblaciones remotas y aisladas. “Hay que asegurarse de que no haya en ellos ningún contagiado y de que nadie entre en esas localidades”, dijo el presidente. Eso, de forma extraoficial, se está haciendo ya con las villas, los barrios más pobres del país, donde el hacinamiento impide respetar un confinamiento efectivo: la Gendarmería controla los accesos y en el interior de la villa se permite la salida a espacios públicos.

Alberto Fernández admitió que las cuentas públicas estaban deteriorándose a gran velocidad y no descartó la implantación de un impuesto sobre las grandes fortunas. También reconoció que era muy difícil conseguir el material sanitario necesario, desde mascarillas a mecanismos de respiración artificial, porque todos los países del mundo estaban compitiendo por hacerse con esos productos. Y aseguró que vigilaría de cerca los “fenómenos especulativos” que provocaban el aumento de determinados precios en ramos como el alimentario: “No hay ninguna razón para esas subidas”, dijo.

El presidente, en cualquier caso, relegó las dificultades económicas a un segundo término. “Estamos preparándonos para el pico de la crisis, que llegará (se estima que en la primera quincena de mayo), estamos instalando nuevos centros hospitalarios, pero lo más importante”, afirmó, “es que los argentinos se queden en sus casas”.

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