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El virus se ceba con las residencias

Varios brotes en Vitoria, Ciudad Real, Barcelona, Valencia y Alicante dejan al menos 30 ancianos fallecidos y elevan la cifra a más de 90. Los empleados denuncian falta de equipos de protección

Residencia Sanitas San Martín de Vitoria donde han fallecido ocho ancianos en los últimos 12 días por un brote de coronavirus. En vídeo, brotes de COVID-19 en varias residencias.Vídeo: Lino Rico | Atlas

La pandemia de coronavirus se está cebando con las residencias de ancianos, donde se encuentran las personas más vulnerables al virus. En las últimas horas, varios brotes en hogares de mayores de Vitoria, Ciudad Real, Barcelona, Valencia y Alicante han dejado, al menos, 30 fallecidos. Trabajadores y familiares de los residentes denuncian la falta de equipos de protección y el retraso en las pruebas de detección, lo que convierte a los centros en bombas de relojería para la transmisión del virus y el colapso de los hospitales: si los trabajadores, principales vectores de transmisión, empiezan a ser aislados o a enfermar, las residencias no tendrán recursos y deberán derivar a los ancianos afectados a hospitales.

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La Generalitat valenciana intervino este miércoles dos residencias en Alcoi y Torrent tras detectar más de un centenar de casos positivos por coronavirus y, al menos, dos fallecidos. También hoy, el director general de Salud Pública de Castilla-La Mancha, Juan Camacho, comunicó la muerte de 14 ancianos del centro privado Elder, en Tomelloso (Ciudad Real). Fuentes del Ejecutivo regional apuntan a una posible negligencia de la dirección. “Yo solo quiero que mis abuelos se salven”, reclamó el director del centro, José Manuel Sampedro. La Junta de Castilla-La Mancha emprenderá acciones legales contra Sampedro.

El Ayuntamiento barcelonés de Capellades también anunció la muerte de seis ancianos en un centro de la Fundación Privada Consorts Guasch. Además, en la residencia Sanitas San Martín de Vitoria se han registrado ocho fallecidos en los últimos días y 90 internos afectados.

Las muertes en residencias registradas en las últimas horas han puesto en el punto de mira a uno de los colectivos más vulnerables. Unos 375.000 ancianos en España viven en residencias, un sector que emplea a unas 175.000 personas. “La gran mayoría de las residencias están bien, pero hay casos, excepciones, donde el virus entra y es demoledor porque son los más vulnerables”, advierte Cinta Pascual, portavoz de la patronal Ceaps. Los casos notificados este miércoles se suman, entre otros, a los 19 fallecidos en el centro Monte Hermoso de Madrid, unas muertes que la Fiscalía de Madrid ha decidido investigar. En Granada también se registraron cuatro decesos en una residencia; en Olesa de Montserrat (Barcelona), otros dos; y en Madrid, al inicio de la crisis sanitaria, se detectó una muerte y 10 afectados en la residencia La Paz.

Patronales, trabajadores y familiares de los residentes coinciden en que la falta de equipos de protección para los empleados, principales vectores de transmisión del virus al poder entrar y salir de los centros, han convertido las residencias en una bomba de relojería. “Somos la única barrera de contención para frenar la avalancha de casos en los hospitales. Nuestra gente está trabajando al 120%, pero yendo a la guerra sin fusil. No tenemos equipos de protección. Tenemos para aguantar un par de días más, pero la situación empieza a desbordarse en muchos centros”, advierte Jesús Cubero, secretario general de Aeste, la patronal que aglutina los grandes grupos de residencias.

La madre de Rosa Graña tiene 93 años y vive en un centro concertado de Barcelona. La falta de material de protección para los profesionales, denuncia Graña, es acuciante. “Cuando yo iba ya no había ni alcohol para desinfectarnos las manos, pero es que ahora no tienen ni mascarillas. Yo he comprado en Amazon unas 30 para llevárselas, pero no sé si les llegarán”, lamenta. Francesc Iglesias, secretario de Asuntos Sociales y Familia de la Generalitat de Cataluña, señala que la falta de equipos de protección es por la centralización de todo el material en el Ministerio de Sanidad y “los problemas de distribución que conlleva”.

Trabajadores en riesgo

Los trabajadores se quejan de los riesgos que corren. “Sabemos que no hay material, que los trabajadores vienen en metro al centro, con todo el riesgo que conlleva, y que luego no se protegen”, critica María José Carcelén, portavoz de la coordinadora de familias que representa a cinco residencias públicas de Barcelona. Coinciden las patronales: “La única barrera que puede impedir la catástrofe es que nos den equipos de protección. Lo hemos pedido pero no tenemos respuesta del Gobierno ni de las comunidades autónomas. La incompetencia y la paralización de los gobernantes es total”, critica Cubero. Sanidad dijo ayer que están elaborando un procedimiento para proveer a las residencias de recursos para reducir los riesgos asociados a la alta incidencia y letalidad.

Los centros insisten en que saben cómo actuar ante una infección. Suelen ocurrir, como la gripe, y disponen de zonas de aislamiento. Lo que necesitan, repiten, son recursos. “Si no se les provee de estos equipos, la mortalidad puede ser escandalosa y el aislamiento de trabajadores puede colapsar el sistema de residencias porque es muy difícil encontrar empleados”, avisa Gustavo García, de la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. Las patronales temen que Sanidad les requise material por no ser centros prioritarios. “Nos han pedido que facilitásemos mascarillas, batas y guantes. Si nos los requisan, tendremos que llevar a los residentes a urgencias”, avisa Cubero.

Las patronales también reclaman que se priorice al personal de residencias en las pruebas del coronavirus. Las ratios ya están tensionadas —unos cuatro trabajadores por cada 10 residentes, de media— y, con la epidemia encima, tener que aislar a algún empleado dificulta la labor en los centros. “No les hacen las pruebas, así que hoy no sabemos realmente cuántos casos positivos tenemos”, coincide Carmen López, portavoz de Marea de Residencias. Para los sindicatos, la crisis del coronavirus ha puesto en evidencia las carencias de un sistema diezmado por los recortes. “Llevamos años denunciando las ratios, la falta de material… Las personas mayores necesitan más atención, y cuando pasan estas cosas, se ven las carencias”, afirma Gracia Álvarez, de UGT.

Videollamadas para sortear el aislamiento

Los familiares de ancianos que viven en residencias viven el impacto del coronavirus “con mucha preocupación”. Desde hace unos días, las residencias han restringido las visitas de familiares y las nuevas altas. “Estamos preocupados porque en la mayoría de los casos no podemos hablar con los familiares, y sabemos que en casi ninguna residencia los trabajadores tienen suficientes equipos de protección individual”, explica la portavoz de la Marea de Residencias, Carmen López, que tiene a su madre en un centro de Leganés.

Algunos centros proponen videollamadas a las familias para sortear el aislamiento. “Para cubrir esa falta de vida y tenerlos activos, los trabajadores están desbordando imaginación”, señala Gustavo García, de la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. El experto advierte del riesgo que supone el aislamiento para los ancianos. “La falta de contexto social y con las familias les perjudica física y mentalmente. Teniendo en cuenta que el 60% de los residentes tienen deterioro cognitivo, el daño es mayor”, señala.

Con información de Marcos Lema, Ferran Bono y Juan Navarro.

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