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Las mexicanas gritan basta a la violencia machista

Miles de manifestantes exigen poner fin a la violencia machista, que acaba diariamente con la vida de 10 mujeres en el país

Las mujeres manifestándose en Reforma y vigiladas por policías de Ciudad de México.Vídeo: Héctor Guerrero

En México, un país donde la violencia contra el narco deja más de 90 asesinatos al día —la cifra más alta de la historia— donde desayunar con un homicidio múltiple se ha convertido en el drama cotidiano de México, hay otro tipo de violencia que no ha cesado desde que se comenzaron a contar las cifras, a partir de 1997. La violencia machista se cobra en este país más de 10 víctimas diarias. Es también la tasa más alta de la historia gracias a un récord batido en 2018, según los ultimo datos oficiales. Mientras en 2012 las cifras de homicidios generales disminuían, las cifras de mujeres asesinadas se mantenían. Se trata de un tipo de violencia que, a diferencia de la relacionada con la de la delincuencia organizada, no ha dado tregua a más de la mitad de la población. Por esto han protestado miles de mexicanas este lunes en la principal avenida de Ciudad de México.

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Alrededor de las 17.00, hora de la capital del país, varios grupos de estudiantes llegaban a la cita en el Ángel de la Independencia, sobre el emblemático Paseo de la Reforma. El monumento de la capital estaba blindado con varias barreras de lámina para evitar que, como sucedió en la anterior marcha feminista de agosto, fuera decorada con varias pintadas de las manifestantes. En las vallas que lo protegían se leía: Ni una más.

En México, la violencia machista acabó con 3.742 mujeres en 2018, los últimos datos disponibles en el Instituto Nacional de Estadística. Esta tarde, muchas de las mujeres que marcharon por las calles lo hicieron encapuchadas y con martillos, cadenas, bidones de pintura y gasolina. Esto hubiera sido impensable hace cinco años, cuando las protestas transcurrían pacíficamente por un carril lateral de Paseo de la Reforma. Pero este año han gritado basta. “¿De qué servía que gritáramos? ¿De qué sirvió hacernos las buenas? Nos están matando, carajo”, ha explicado una estudiante de la UNAM que prefiere no dar su nombre.

Una marcha que pedía paz ha comenzado a golpes desde el inicio. De poco sirvió el llamado “cinturón de paz” del Gobierno local compuesto con cientos de funcionarias de organismos públicos vestidas de blanco. Las trabajadoras de la Administración de Claudia Sheinbaum servían de muro de contención entre la protesta y las policías, todas ellas mujeres. Pero las manifestantes arrasaron con todo a su paso: marquesinas, portales, cohetes, pinturas en las fachadas y pequeños incendios en las vallas que protegían el resto de monumentos de la calle emblemática de la ciudad.

El subsecretario de Gobierno, Arturo Medina, aseguró a las 19.30 que no tenían reporte de heridos y restó importancia a los disturbios. “Podemos estar en el Zócalo sin mayores complicaciones, y eso nos da una percepción de cómo se han desarrollado las cosas en la mayor parte de la movilización”, ha dicho desde la principal plaza de la capital, donde culminó la protesta. Dos horas más tarde, el Ejecutivo de la ciudad emitió un comunicado reportando dos personas con lesiones leves.

Minutos antes, frente a la Alameda, una mujer roció con pintura en aerosol a una policía que trataba de impedir que pintaran la fachada de la iglesia de la Cienciología. La agente tosía desesperada y le gritaba “soy mujer como tú, pendeja, pero no estoy aquí para hacerte daño”. A su alrededor, otras manifestantes coreaban “fuimos todas”.

En muchos puntos de la marcha respirar era imposible. El aire era espeso y en él se mezclaba el polvo de los extintores que disparaba la policías y los aerosoles de pintura que les devolvían las manifestantes. Las agentes se levantaban las viseras de sus cascos para no ahogarse frente al Palacio de Bellas Artes. Al menos tres chicas fueron atendidas por compañeras enfermeras de la Universidad Nacional porque se habían lastimado al golpear los vidrios de las marquesinas.

“México es un país donde si una mujer es violentada, las autoridades dudan. Aquí la vida de la mujer no se respeta, nos tratan como objetos de consumo. Esta marcha es para exigir el respeto que merecemos”, cuenta a este periódico Vanesa Durán, licenciada en Criminología que acudió a la manifestación junto a su hermano. Otra manifestante, Nilda Roman, de 23 años, estudiante, señaló: “Seguramente las autoridades hagan oídos sordos, pero es importante que se visibilice la problemática de las mujeres para que despierten los gobernantes y respondan nuestras demandas”.

La protesta finalizó en el Zócalo, blindado por miles de policías. Ahí, sobre un escenario diferentes grupos de mujeres han recordado las cifras. La sangrante violencia que no se ha detenido en este país. “Mañana dirán que somos violentas. Pues sí. Lo somos. Pero no más que ellos”, sentencia otra de ellas desde la plaza principal de la capital.

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