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Nuevo revés para Ecuador en el caso contra Chevron por contaminación

El Supremo holandés da la razón a la petrolera estadounidense y considera que la compañía no debe pagar una indemnización al Gobierno ecuatoriano

Isabel Ferrer
Petróleo en Ecuador
Una mujer muestra una botella con petróleo, en una imagen de 2013 en Aguarico, en la región amazónica de Ecuador. Rodrigo Buendia

El Tribunal Supremo holandés ha rechazado una demanda interpuesta por Ecuador contra la petrolera estadounidense Chevron por contaminación medioambiental en la selva amazónica. El Gobierno ecuatoriano exigía a la empresa una indemnización de 9.500 millones de dólares (8.400 millones de euros) por el supuesto vertido de residuos tóxicos en el cantón de Lago Agrio. En 2011, la sanción fue impuesta por una sentencia del Supremo ecuatoriano. Chevron se negó a pagar, y en 2018, la Corte Permanente de Arbitraje, con sede en La Haya, dio la razón a la compañía. Ahora debe decidir el monto de la indemnización que le corresponde pagar al Gobierno de Ecuador. Quito intentó que el Supremo holandés anulara el fallo arbitral alegando que se trataba de un asunto de orden público. Los jueces holandeses no lo han visto así. 

El caso Chevron lleva 25 años dando vueltas por diversas instancias judiciales internacionales, desde el rechazo de la petrolera a compensar a unos 30.000 demandantes, que acudieron por primera vez a los jueces en 1993. Eran pobladores de la provincia de Sucumbíos, en la región amazónica de Ecuador, y señalaron como causante de la contaminación a Texaco Petroleum. La compañía extrajo allí crudo entre 1964 y 1992, y dejó supuestamente 68.000 litros de basuras tóxicas en la selva. Los afectados se querellaron contra Chevron en un juzgado de Nueva York, y atribuyeron a sus prácticas los problemas de salud, cáncer y defectos de nacimiento que padecían. Chevron, que compró Texaco en 2001, asegura que para 1995 el área ya se había limpiado, y Texaco quedó exonerada de cualquier responsabilidad adicional. Perdido el caso en Estados Unidos, en 2003 se interpuso una nueva demanda, esta vez contra Chevron-Texaco y ante la Corte Superior ecuatoriana de Nueva Loja. Allí les dieron la razón en 2011: la petrolera debía pagar 9.500 millones de dólares. 

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No acabó ahí el peregrinaje judicial, porque la controversia llegó a la Corte Permanente de Arbitraje, que resuelve los casos fuera de la jurisdicción ordinaria, pero de acuerdo con el derecho internacional. Los árbitros anularon la condena del Supremo ecuatoriano porque, dijeron, había sido obtenida "mediante fraude, soborno y corrupción". Hubo además "denegación de justicia a la petrolera y violación del principio de trato justo y equitativo”. Este último supuesto figura en el Tratado Bilateral de inversiones firmado con Estados Unidos, destinado a promover la cooperación económica y el respeto a las inversiones hechas por ambas partes en el territorio del otro. La Corte de Arbitraje ordenó a su vez a Ecuador “que se abstuviera de intentar ejecutar dicha sentencia [local] en cualquier lugar del mundo [donde opere Chrevron] en virtud del Derecho Internacional.” Los jueces del Tribunal Supremo holandés han confirmado ahora dicha decisión. 

El Gobierno ecuatoriano ha intentado que el fallo de sus jueces del Supremo, en 2011, fuera confirmado por otros tribunales en países donde Chevron hace negocios. Con poca fortuna, puesto que perdió en Estados Unidos (2014), Gibraltar (2015), Argentina y Brasil (2017). De todos modos, el Ejecutivo de Lenín Moreno no está dispuesto a sufragar la factura de un asunto heredado de la Administración de su antecesor, Rafael Correa. La indemnización del arbitraje internacional puede ser millonaria, y en 2018 Moreno anunció que exigiría a Correa y a sus colaboradores responsabilidades por no haber defendido, "como corresponde en derecho internacional", los intereses nacionales. La secretaría de la presidencia acusó asimismo "al Gobierno anterior de utilizar el caso para ganar protagonismo internacional". 

En cuanto el caso llegó al Supremo ecuatoriano, el Ministerio de Medio Ambiente lanzó una campaña para mostrar al mundo “la mano sucia de Chevron”, donde aseguraba haber señalado “más de mil piscinas contaminantes en la Amazonía ecuatoriana”. “Lo que causó Chevron en nuestra selva es 85 veces peor que lo que hizo la British Petroleum en el Golfo de México y 18 veces más grave que el derrame del Exxon Valdez en Alaska”, decían los anuncios. Añadían que todo pudo haberse evitado porque "ya existen mejoras técnicas, pero por ahorrar dinero, esta compañía usó métodos primitivos, contaminando". En 1964, Texaco llegó a Ecuador para extraer crudo en una extensión de 1,5 millones de hectáreas de selva, y según la defensa de los 30.000 demandantes originarios, llenó 1,5 millones de barriles. Tras su fusión con Texaco en 2001, Chevron pasó a ser la cuarta petrolera del mundo y la segunda de Estados Unidos, después de Exxon Mobil. Chevron extrae, produce y transporta crudo y gas natural. Tiene su sede central en California.

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