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Un estudio sube las muertes por contaminación al doble de las previstas

Los investigadores las elevan de los 4,5 millones estimadas a 8,8 en todo el mundo, mientras que en Europa llegarían a los 790.000

Esther Sánchez
Nube de contaminación en Barcelona tomada desde un avión.
Nube de contaminación en Barcelona tomada desde un avión.

La contaminación del aire es más letal de lo que se calculaba hasta ahora. Un estudio publicado en el European Heart Journal duplica la estimación actual del número de muertes prematuras producidas por la contaminación del aire en el mundo: incrementa los 4,5 millones actuales a 8,8. Con estos nuevos cálculos, la polución sería más letal que el tabaco, que causa siete millones de muertos anuales indica la OMS. En Europa se producirían, añade el estudio, 790.000 fallecimientos de este tipo en todo el territorio y 659.000 en UE de los 28. De este total, entre el 40 y el 80% se deberían a enfermedades vasculares como ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares. Este factor de riesgo, supone que la esperanza de vida media de los europeos se reduce en más de dos años.

El método utilizado simula los procesos químicos atmosféricos y la forma en que interactúan con la tierra, el mar y los productos químicos emitidos por fuentes naturales y artificiales, como la generación de energía, la industria, el tráfico y la agricultura. Los científicos aplicaron a estos datos un nuevo modelo de exposición global y tasas de mortalidad, ademas de datos de la OMS sobre densidad de población, ubicaciones geográficas, edades, factores de riesgo de varias enfermedades y causas de muerte.

En todo el mundo, la contaminación del aire es responsable de 120 muertes prematuras por cada 100.000 habitantes al año. Europa supera este ratio, alcanzando los 133 fallecimientos, debido a una combinación de mala calidad del aire sumada a una densa población, “lo que conduce a una exposición que se encuentra entre las más altas del mundo”, explica Jos Lelieveld, uno de los autores del estudio del instituto Max-Plank de Química en Mainz.

La investigación muestra tasas de mortalidad “particularmente altas en los países de Europa oriental, como Bulgaria, Croacia, Rumanía y Ucrania, con más de 200 por año por 100.000 habitantes”, a pesar de que la calidad del aire que respiran “no es mucho peor que en Europa occidental”. Los investigadores apuntan a una atención médica menos avanzada y a una esperanza de vida generalmente menos alta. En esa Europa más desarrollada, Alemania cosecha el peor resultado con 154 muertes, lo que implica una reducción de 2,4 años en la esperanza de vida; seguida por Italia con 136; Polonia con 150; Francia con 105 y Reino Unido con 98.

Los investigadores señalan que las sustancias más nocivas son las micropartículas conocidas como PM 2.5 (partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, metálicas, cemento o polen, dispersas en la atmósfera, con un diámetro de entre 10 y 2,5 micras de diámetro o más pequeñas). Con estas perspectivas, los científicos consideran imprescindible reducir los límites anuales que permite Europa, 25 microgramos por metro cúbico, y tomar los de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como referencia de 10 microgramos por metro cúbico.

El profesor Thomas Münzel, coautor del estudio del departamento de Cardiología del Centro Universitario de Mainz, recuerda en un comunicado que la polución del aire “provoca daños en los vasos sanguíneos” lo que conduce a “un aumento de la presión arterial, diabetes, derrame cerebral, ataques al corazón e insuficiencia cardiaca”. En Europa la mayor parte de los contaminantes provienen de la quema de combustibles fósiles. La solución, por lo tanto, pasaría por cambiar a fuentes de energía renovable “de manera urgente”.

España tiene experiencia en este tipo de episodios. Ecologistas en Acción denunció el pasado febrero que durante varios días consecutivos se superaron en al menos 26 municipios los límites legales para las partículas, debido al anticiclón, a la intrusión de una masa de aire africano y a la falta de protocolos adecuados en las ciudades para reducir el tráfico.

José Luis Palma, vicepresidente de la Fundación Española del Corazón, advierte que son cifras muy difíciles de calcular de una manera exacta o muy estricta. "Las variables habituales se basan en ingresos hospitalarios, muertes por enfermedades cardiovasculares, entre otras, es decir, en datos que se conocen. En este caso, los investigadores crean un modelo con una variables que tienen un margen muy amplio", concreta. De lo que no tiene ninguna duda es sobre el daño que causa la contaminación del aire en la salud de las personas.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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