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La cantera irreductible

El fiscal pide seis años de cárcel para el dueño de una cantera en Las Médulas, León, que carece de licencia. Pese a estar precintada, sigue a la vista de todos, trabajando para el AVE a Galicia

La cantera de Catisa, al fondo, en el paraje de Las Médulas, antigua explotación minera de oro romana, situada en el municipio leonés de Carucedo.
La cantera de Catisa, al fondo, en el paraje de Las Médulas, antigua explotación minera de oro romana, situada en el municipio leonés de Carucedo. Ana F. Barredo

Los camiones entran en fila a la cantera de Catisa, una de las mayores de áridos de León. Un ruido continuo da fe del movimiento. Los camiones pasan un tiempo debajo de una tolva donde reciben su carga de caliza y luego salen rumbo a Galicia. El pasado jueves a mediodía la actividad era constante. Lo normal en una cantera que suministra a las obras del AVE. Lo único atípico es que es ilegal desde que en 2011 lo dictó un juzgado de León, decisión que luego fue ratificada por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. Ahora la Fiscalía de Ponferrada acusa a su dueño, el hijo del poderoso empresario gallego Martínez Núñez, de un delito ambiental por el que pide seis años de prisión. “Esto es territorio comanche. Lo que más indignación genera es cómo se saltan la ley, a la vista de todos”, opina Enrique López, vocal de la Asociación Ecobierzo, un pequeño grupo —apenas 12 asociados que pagan cuotas— enfrascado en una batalla contra la cantera de la empresa Catisa.

 Un grupo ecologista en El Bierzo es una cosa atípica. Y más si va contra una empresa de Martínez Núñez, una leyenda en la comarca. Nacido en Ourense en 1929, llegó a Ponferrada de adolescente, sin apenas dinero. Monta su empresa de construcción, que crecerá sin parar, en los años 70. En 1982 adquiere la cantera de la Peña del Rego (Carucedo), que da caliza de buena calidad desde los años 50. En parte gracias a ella y a sus contactos, José Martínez Núñez levanta un imperio de construcción, servicios, hoteles e incluso funda un periódico, La Crónica de León. Son los años en los que sobrevuela Ponferrada en helicóptero.

Pero una cantera en una zona protegida por la UE tiene un futuro complicado. Y más a partir de 1997, cuando la Unesco declara Patrimonio de la Humanidad el paraje de Las Médulas, un lugar único, prodigio de ingeniería minera de los romanos que, mediante canales, traían el agua desde kilómetros, la almacenaban y la dejaban correr por la montaña y sus galerías para extraer oro. Era el procedimiento conocido como Ruina montium, destruir la montaña. “Lo que ocurre en Las Médulas supera el trabajo de gigantes”, escribió Plinio el Viejo.

Desde el mirador de Orellán la vista es impresionante: una montaña de tierra rojiza derruida llena de formas caprichosas, castaños y laderas suaves. Y al fondo, como un imán para la vista, la cantera de Catisa.

Tres turistas hacen fotos a las médulas intentando no sacar la cantera en el plano. “Es una pena que esté eso ahí”, comenta una. El guía le explica la situación: “Es ilegal y tiene una orden de paralización, pero es todo ficticio”.

Máquinas trabajando en la cantera el pasado jueves.
Máquinas trabajando en la cantera el pasado jueves.Ana F. Barredo

La fiscalía critica en su escrito de calificación, del pasado 18 de febrero, que su “impacto paisajístico es tan evidente y palpable que reduce en gran medida el magnífico entorno visual por el que destaca el paraje de Las Médulas”.

Los romanos tampoco tenían licencia ambiental y gracias a eso ahora tenemos Las Médulas", dice el alcalde Clemades Rodríguez

Pese a llevar décadas ahí, según la fiscalía de Ponferrada, “la actividad de Catisa se desarrollaba sin adaptarse a la legalidad vigente en los siguientes puntos: ausencia de licencia municipal de apertura, ausencia de licencia urbanística municipal, ausencia de declaración de impacto ambiental y ausencia de autorización para la ocupación de montes públicos desde el año 1991 hasta 2004”.

La Fiscalía, que en 2008 comenzó una dura pugna para cerrar la planta, logró en 2009 la primera orden judicial de paralización. Es el primero de una serie de pronunciamientos contra la planta que en la práctica y hasta el momento sirvieron de poco. Ahora ha dado un paso más y acusa a José Luis Martínez Parra (hijo de Martínez Núñez, que está enfermo) de un “delito continuado contra los recursos naturales y el medio ambiente”, por el que le pide seis años de cárcel. Sostiene que no solo la cantera es ilegal sino que el máximo responsable de la empresa cometió un delito.

Además, la Fiscalía acusa al alcalde del pueblo de Carucedo, Clemades Rodríguez, de prevaricación por haber amparado la actividad de la cantera. Clemades, de 60 años, ojos azules vidriosos de dos tonos distintos, manos recias y leve bigotillo blanco, no rehúye el tema. En la penumbra de un bar de piedra junto a la carretera, se explaya como un torrente. Suena a una especie de Jesús Gil berciano: “Mi conciencia está tranquila. Estamos a favor de la cantera, porque el pueblo vive de ella y de la pizarra, no del turismo, que solo da trabajo a cuatro familias. Dicen que debí cerrarla, pero la Junta de Castilla y León está por encima de mí. Yo no doy permiso de minas ni explosivos”.

Clemades, que renueva mayoría absolutas desde 1984, va más allá. Incluso le ve su encanto. “Los romanos tampoco tenían licencia ambiental y gracias a eso ahora tenemos Las Médulas. ¿Es que no se puede explicar cómo ha evolucionado la minería desde entonces con la cantera?”. Después de varios requerimientos judiciales, el alcalde dictó en noviembre la orden de clausura de la cantera, y asegura que no ha oído voladuras ni visto movimiento, pese a que se producen a solo unos kilómetros del pueblo.

El año pasado, Clemades fue condenado a 1.800 euros en un juicio de faltas por agredir a un vecino. “¿Por ser alcalde, tengo que dejar que me peguen?”, se justifica. Entonces abandonó el PSOE, pero no la alcaldía, ni lo hicieron sus concejales.

Para él, y para algunos de los consultados, el asunto de Catisa tiene como trasfondo una pelea mayor, una pugna entre dos de los mayores empresarios de la provincia. Es lo que sostiene un portavoz de la empresa que pide no ser identificado y que atribuye todo a “una persecución del Diario de León”.

El Diario de León es propiedad de José Luis Ulibarri, el otro gran empresario leonés. Este aparejador trabajó para Martínez Núñez hasta que hace más de 20 años montó su propio grupo, Begar. Construcción, servicios, y hasta prensa. Competía en todo con Martínez Núñez. Con el grupo de este en concurso de acreedores, el Diario de León ha realizado un intenso trabajo periodístico sobre la cantera con guardias continuadas para ver si reanudaba la actividad.

El portavoz de Catisa defiende que la cantera ya estaba allí cuando Las Médulas fueron protegidas y que no se puede cerrar porque da trabajo a más de 80 personas, más entre 40 y 50 transportistas. Clemades, el alcalde, cree que la cantera está perdida y que, ahora sí, acabará por claudicar. Él irá al banquillo, pero dice que no le importa: “No defendía al empresario, sino a los obreros. Si hay que ir a la cárcel se va”.

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