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“Si la vida te deja tiempo para la filosofía, estupendo”

Astrofísico, guionista y escritor, Arnau hoy imparte Relaciones Internacionales de India en la Universidad Europea de Valencia

Ferran Bono
Juan Arnau.
Juan Arnau.mónica torres

El cielo estrellado del pueblo turolense de Rubielos de Mora, donde pasaba de niño los veranos, marcó su primera vocación. Pero antes de licenciarse en Astrofísica, Juan Arnau, de 45 años, decidió experimentar con su vida y salir en busca de aventuras. Se embarcó dos años como marinero y se metió después en negocios con África que le permitieron conocer varios países subsaharianos. Regresó a Madrid y terminó la carrera. Y, aunque nunca perdió su interés por el cielo, le enganchó más el celuloide y empezó a trabajar como guionista de cine. Al conocer a Víctor Erice, su vida experimentó un inesperado cambio de rumbo.

Eso lo supo tiempo después, cuando descubrió que la carta de recomendación del realizador de El espíritu de la colmena fue decisiva para lograr una beca que le llevó a estudiar el cine de Calcuta. “Yo quería ir a la India, no sé por qué; tal vez porque recordaba a mi madre leyéndome a Tagore. No tenía el perfil: no era hippy, no hacía yoga... Pero allí conocí al antropólogo catalán Oscar Pujol y descubrí el pensamiento indio y la literatura budista”, explica Arnau, ensayista, novelista y experto en filosofías y religiones orientales, que hoy imparte Relaciones Internacionales de India en la Universidad Europea de Valencia. Es también el autor del Manual de filosofía portátil, que acaba de editar Atalanta y compendia “lo más sustancial de unas cuantas vidas filosóficas”.

“El enfoque del libro es muy vital. Es fundamental atesorar experiencia vital para la filosofía. La máxima es que la filosofía ocurre en la vida, no la vida en la filosofía. Si la vida deja tiempo para la filosofía, estupendo, aunque la del filósofo es la más plena”, sostiene Arnau, sentado en la cafetería del Rialto, edificio art déco que alberga la sede de la Filmoteca valenciana, cuya sala recibe el nombre de Luis García Berlanga. El filósofo se va animando en la charla: aporta detalles de sus viajes, reflexiona y cita, si bien su tono de voz apenas registra variaciones perceptibles. Consumida su botella de agua, pide un no menos ascético café corto.

Yo quería ir a la India, aunque no tenía el perfil: no era 'hippy' ni hacía yoga

“Filósofos estrictamente académicos solo hay dos en este libro, Kant y Hegel. Y también hay muchas leyendas falsas sobre Kant. Es verdad que nunca salió de su Königsberg, hoy Kaliningrado, una ciudad báltica portuaria entonces muy animada, pero tenía su vida y sus cosas”, comenta Arnau, que ha remontado el río histórico de la filosofía para tomar el agua “desde arriba”. Así, empieza por Lévi-Strauss y Wittgenstein y acaba con Heráclito.

El autor lamenta que la filosofía imite “las ciencias del laboratorio, cuando es el laboratorio del yo, que es un ente muy complejo”. Los 10 años que ha trabajado en el libro han sido una suerte de “purgativo” de su especialidad india y budista, sobre la que ha escrito diversas obras.

De India fue a México. Y allí escuchó en la Casa del Tíbet al erudito Luis O. Gómez y le siguió hasta la Universidad de Michigan donde se doctoró en filosofía sánscrita. El programa Ramón y Cajal del Gobierno para recuperar masa gris, doctores formados en el exterior, antes de cancelarse por falta de fondos, le trajo de vuelta a España,

Arnau se estableció en su Valencia natal. “Un amigo antropólogo boliviano ya me dijo: vuelve a tu pueblo y cásate con una de tu barrio. Y eso hice”, apostilla sonriendo. Ahora, con dos hijos, el filósofo lleva una vida más convencional dentro de lo que denomina su “inconvencionalidad mental”.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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