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Quinta respuesta

Josep Giralt Álvarez, responsable de comunicación de la Fundación Vicente Ferrer

"Ninguna causa que en definitiva busque mejorar las condiciones de vida de las personas es inútil. Otra cuestión sería la de intentar mejorar la comunicación para que la información de lo que se hace y cómo se hace llegue adecuadamente a la ciudadanía. Es, seguramente, una asignatura pendiente. Información y transparencia deben ser claves en este proceso. Nuestro proyecto en la India hace más de 42 años que funciona. La forma de rebatir lo que Nerín afirma en su libro es tan fácil como visitar nuestro proyecto y comprobar sector por sector, cómo trabajamos para lograr que las personas desfavorecidas sean las protagonistas de su propio cambio. Esa es la única forma de lograr un cambio estructural real y duradero en el tiempo. Comprobar cómo una mujer analfabeta y sin recursos consigue salir adelante gracias a la educación y al desarrollo de su propia autoestima. Ella es la prueba real de que la cooperación funciona. Podríamos hablar de cientos de miles de casos. Podríamos hablar de las personas con discapacidad que consiguen medallas en los Special Olympics, de los dàlits (los intocables) que tienen acceso a la universidad y de otras muchas historias humanas de superación. Claro que hay cosas que deberían mejorarse, pero nunca de forma destructiva. Teniendo un conocimiento real de la situación económica y social del mundo, ¿qué alternativa nos propone hoy Nerín? Pensar que las ONG no tienen que cambiar algunas cuestiones internas, es como admitir que las personas no cometemos errores. Hay más autocrítica dentro de las ONG que en otras instituciones, lo que a veces significa tener que pasar por procesos traumáticos. Intentando reflexionar y mejorar, pero asumiendo al mismo tiempo el camino recorrido.

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La cooperación no es una causa perdida

Objetivos. Como cooperante, he estado durante muchos años en otras organizaciones y puedo decirte que el trabajo que se desarrolla en África, (Malawi, Mozambique, Etiopía, etc) en temas de género, emergencias, sanidad, SIDA es un trabajo realmente encomiable. Se ha dejado de luchar sólo contra la pobreza: se apuesta por procesos reales de empoderamiento y lucha social. Los ejemplos de los que habla el autor, proyectos que no llegan a buen término o que son un fraude, personalmente los desconozco. Quizás Nerín debería ser más explícito a la hora de denunciar estas prácticas y no tirar balones fuera. Otra cuestión pendiente importante es la posición política que puedan asumir libremente las organizaciones humanitarias. Muchas veces nos encontramos atados de pies y manos. En definitiva, tenemos que pensar en las personas, en los seres humanos. Ellos son lo más importante. A veces hacer un trabajo de denuncia significa que los propios gobiernos pueden acabar dinamitando el trabajo de las ONG en el país. Y como siempre, los más perjudicados acaban siendo los colectivos más vulnerables. Me hace gracia la reflexión de Gustau Nerín, habla de obviedades. ¿Qué debemos hacer? ¿Dejamos a la gente sin protección?, ¿sin intentar mejorar su futuro?, ¿sin soluciones? ¿Solos, de nuevo, ante su suerte? En la mayoría de las ONG hay un seguimiento posterior para que el proyecto en concreto pueda caminar por sí mismo sin la ayuda permanente de las organizaciones humanitarias. Insisto pueden cometerse errores, pero después de 15 años en el mundo de la cooperación, puedo decir que no se debería generalizar. Las generalizaciones son inexactas y peligrosas y echan por tierra todos los avances que se han logrado en materia de cooperación. Las críticas deberían usarse para construir, no destruir. Nerín, hasta la fecha, no ha ofrecido, ni explicado, alternativas posibles y sostenibles en el tiempo.

Modelos. El enfoque caritativo asistencial al que se refiere Nerín surgió en los años 40-50, y efectivamente no funcionaba, pero desde entonces los modelos de cooperación han ido evolucionando y ahora cohabita con otros modelos basados en la justicia social y el respeto, la protección y la promoción de los derechos humanos. Actualmente, estos nuevos modelos sitúan a las personas en el centro de toda acción de cooperación a través de procesos participativos, inclusivos, no autoritarios y del fortalecimiento de la sociedad civil organizada. Hasta la fecha los gobiernos han sido conscientes de esta superioridad del Norte sobre el Sur. Creo que existen muy buenas intenciones, pero éstas no se han traducido todavía en demasiados compromisos reales. Por eso, es tan importante el trabajo de sensibilización, tanto a nivel individual, como social y en las propias ONG. Hasta la fecha, no conozco otro camino que el del conocimiento y la concienciación para conseguir cambios posibles. Además, deberíamos tener siempre en cuenta la reflexión de Albert Camus: "Uno no puede ponerse del lado de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la padecen". Puede parecer muy oportunista, pero debería ser el lema de la mayoría de las personas y de las organizaciones que no estamos contentas con esta situación actual.

Personas. Lo único que puedo decir que debería hacerse, -si uno vive durante un tiempo en cualquier país en desarrollo-, es intentar vivir como la propia gente del país. Es la única manera de acercarte a ellos y de aprender de la experiencia. También aconsejo que la gente lea Ébano de Kapucinsky. Allí, está casi todo lo que se necesita saber para vivir en África. Partir es ganar un proceso a la costumbre, después de vivir un tiempo en África uno nunca vuelve a ser el mismo. La Fundación Vicente Ferrer es una organización local, ya que el 98% de su plantilla es india. Respecto a los cooperantes que viven en grandes hoteles y tienen sueldos elevados, es algo que yo no he vivido nunca, ni en carne propia, ni conozco a ningún cooperante en esa situación. Desconozco lo que sucede en las grandes organizaciones internacionales y no puedo opinar en ese caso.

Publicidad y campañas. Hace años podía ser cierto, pero la ciudadanía está cansada de tópicos y de mensajes subliminales. La cooperación también ha sufrido una evolución. Las imágenes que en los ochenta podían captar la atención de la sociedad, hoy son absolutamente criticables. La gente no admite mentiras, busca soluciones y realidades. Sin embargo, es un debate abierto y siempre presente. ¿Hasta que punto una fotografía o la publicidad pueden mostrarnos la realidad? ¿Admite el público o la base social de las ONG imágenes que dañen su sensibilidad? ¿Quiere la gente colaborar económicamente o también quiere implicarse emocionalmente? ¿Es posible un cambio de dirección gracias a campañas más radicales? En cualquier caso, creo con sinceridad que no hay mejor publicidad que la del trabajo bien hecho y el ejemplo de perseverancia de las personas comprometidas con los más desfavorecidos.

Medios. Estamos ante una de las respuestas más complejas. Al igual que en el sector de la publicidad, la relación de los MC y las ONG ha evolucionado. Podría hablar de más de una organización que ha visto, como su mala gestión aparecía en los titulares de los informativos y del resto de los MC. Me parece bien, es importante trasladar a la sociedad que las ONG también son vulnerables. Estoy bastante de acuerdo con lo que dice Nerín en su libro, pero deben plantearse alternativas reales, exentas de generalizaciones e imprecisiones".

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