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Reportaje:

Enganchados al móvil desde los 12

Dos jóvenes, de 12 y 13 años, están siendo tratados en Lleida por su adicción al móvil y al Messenger

Muchos adultos pueden vivir con ella. No lo admiten, pero se nota su dependencia al móvil, la necesidad de estar con el aparato en el oído, mandando mensajes o distrayéndose con los juegos. ¿Qué pasa cuando este mismo cuadro se presenta en niños? Dos jóvenes de12 y 13 años se encuentran en tratamiento en el Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil de Lleida por una adicción a la tecnología. "Llegaron por su adicción al Messenger, pero vimos que también eran dependientes del móvil", ha señalado la directora del centro Maité Utgés.

Uno de ellos lleva tres meses y otro siete en un tratamiento en el que la "droga" se les ha retirado del todo a lo largo del tratamiento. Ambos tenían a su disposición, por más de un año y medio, un teléfono sin límite de uso que recargaban a partir de ordeñar propinas a los abuelos o a otros familiares para recargar el aparato, según informa el diario La Vanguardia.

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Pero el objetivo del tratamiento no es que los niños no vuelvan a tocar un teléfono. "Cuando se trata a los adictos al sexo se procura que tengan una vida normal, no que dejen de tener sexo", ironiza la doctora Tello. "Yo creo que la tecnología es positiva, pero en su justa medida", asegura.

Esta dependencia es "más usual de lo que parece", señala la doctora Carmé Tello, psicóloga clínica del centro. La doctora tiene en tratamiento "entre 30 o 40" jóvenes enganchados al móvil o al sistema de mensajes instantáneos. No obstante, hace una distinción entre los jóvenes que se enganchan y aquellos que llegan a desarrollar una adicción patológica.

La doctora Tello afirma que la adicción a estos instrumentos "es muy parecido" a las dependencias clásicas. "Como con los ludópatas y los alcohólicos, el primer afectado es la familia" señala. La directora del centro ha señalado que los dos jóvenes "tenían serios problemas para llevar una vida normalizada" sin el uso de estos aparatos, en promedio lo utilizaban unas cinco o seis horas al día. A estos niños "si les quitabas el teléfono les daba un pasmo", asegura Tello.

Los responsables del centro, que depende de la seguridad social, han destacado que en ambos casos coinciden problemas como el fracaso escolar, el aislamiento, irritabilidad y una merma en las relaciones afectivas y sociales.

Las terapias combinan sesiones individuales y encuentros con la familia. La duración está sujeta a la evolución del paciente y la gravedad del caso, pero puede durar "entre uno o dos años", señala la psicóloga, que insiste en señalar que lo más importante del proceso es "disculpabilizar" a la familia. "No hay buenos ni malos, sino gente que sufre, finaliza.

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