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Reportaje:

Un mimo polaco y 400 pistas más

La policía investiga varias hipótesis para identificar al Hombre del Piano

Desde que su historia saltó a los medios y su fotografía apareció en todos los periódicos, más de 400 personas se han puesto en contacto con la policía asegurando conocer al Hombre del Piano. Los investigadores tratan de contrastar ahora todas esas pistas en un intento desesperado de identificar al joven sin habla ingresado en un hospital de Kent desde hace un mes y que sólo rompe su aislamiento cuando se sienta ante un piano.

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Darius Dydymski, un inmigrante irregular polaco de 33 años que se gana la vida como mimo en el centro de Roma vio la foto del Hombre del Piano en un kiosco y creyó reconocerle. Así que se acercó a unos agentes que rondaban por la Fontana de Trevi y les aseguró que el joven es un pianista francés con el que coincidió en Niza. Incluso les ha dado un nombre, Steve Villa Massone, y les ha dibujado un mapa de la ciudad francesa indicando el lugar donde vivía el pianista con su familia.

Pero ha sido esta familia la que ha echado por tierra esta línea de investigación. Julia Villa Massone ha asegurado esta misma mañana a la agencia France Presse que vio a su hermano Steve ayer mismo. El chico despliega sus bártulos habitualmente frente al Palacio de Justicia de Niza y allí ofrece un improvisado recital de piano, según ha explicado la hermana.

Otras llamadas aseguraban que el misterioso joven es un pianista sueco, Martin Sturfalt. La pista parecía buena porque su edad (26 años) coincide, se sabe que vive con un pie en Estocolmo y otro en Londres por motivos de trabajo y porque el Hombre del Piano había garabateado una bandera similar a la sueca en un trozo de papel. Tampoco ha resultado acertada esta posibilidad: el propio Sturfalt llamó para confirmar que él estaba sano y salvo en su Suecia natal, según el diario The Scotsman.

Sin etiquetas

Son sólo dos de las decenas de líneas de investigación en las que se trabaja en este momento. Poco ha trascendido de estos trabajos salvo un detalle que trae a la policía de cabeza: las etiquetas de su ropa —un elegante traje negro, tipo smoking— han sido cortadas deliberadamente, un comportamiento habitual en los demandantes de asilo o en los inmigrantes irregulares que tratan de ocultar cualquier rastro sobre su origen.

Y mientras tanto, ajeno al bullicio que ha despertado su historia, el Hombre del Piano sigue su vida en la unidad psiquiátrica de Kent. Desde que dibujó un piano en el papel donde los médicos esperaban que hubiera escrito su nombre, el muchacho pasa las horas sentado ante el teclado. De memoria repasa una vasto repertorio, desde la suite de El lago de los cisnes hasta canciones de los Beatles. Y también compone sus propias melodías que transcribe con sin dificultad en papel pautado. Por eso se ha pedido a varios expertos musicólogos que traten de encontrar en algún compás, agazapada tras una corchea, ahogada en un silencio de blanca o sostenida en el aire de un calderón, su verdadera identidad.

Darius Dydymski, el mimo de origen polaco que asegura conocer al joven pianista sin identificar.
Darius Dydymski, el mimo de origen polaco que asegura conocer al joven pianista sin identificar.EFE
Fotografía del Hombre del Piano facilitada por National Missing Persons Helpline.
Fotografía del Hombre del Piano facilitada por National Missing Persons Helpline.EFE

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