_
_
_
_
_
Emprendedores

Y Combinator busca ‘startups’ latinas para su programa de formación

La incubadora más exitosa de Silicon Valley premia a los mejores alumnos mexicanos, centroamericanos o de suramérica en su curso online para emprendedores

Walker Williams en una de las sesiones presenciales de Y Combinator.
Walker Williams en una de las sesiones presenciales de Y Combinator.

En Silicon Valley nadie se refiere a ellos por el nombre completo, sino por sus siglas: YC. Basta con decir dos letras para saber que se habla de Y Combinator, la factoría de startups de éxito más reputada. Nacieron en 2005 y han tenido que esperar 13 años hasta que una de sus compañías ha tocado la campana en Wall Street. Dropbox ha sido la primera en hacerlo. Airbnb es otra de las que salió de su programa presencial de tres meses en Mountain View, la misma localidad en la que está registrada Google. Stripe, Instacart o Coinbase son solo algunas de las joyas de su cartera.

Hace un año lanzaron su primer curso online. A diferencia de la versión presencial, de tres meses y con un fuerte proceso de selección, en las clases por internet basta con darse de alta y seguir el programa. Y Combinator no toma parte de la empresa, algo que sí hace en el programa formal, y tampoco invierte en las mismas. Su modelo habitual es tomar un 7% de la startup con una inversión de 120.000 dólares.

Más información
Gate 93, la puerta de entrada de los españoles a Silicon Valley
El español que fabrica en EE UU el perfil profesional más demandado

Para incentivar la propagación de su método hace un año crearon StartupSchool, un curso online. Un año después quieren contar con más alumnos, motivados para destacar y aplicar las enseñanzas.

Al ser online, YC quiere hacer de su método un manual de consulta común a todas las startups, más allá de Estados Unidos, sin tener que participar de manera presencial, pagar por ello o dejar un porcentaje de la empresa. Al contrario, en YC han decidido premiar a los 100 alumnos más destacados con una beca de 10.000 dólares que se entregará a final del curso, cuando decidan quiénes lo merecen.

Christian Van der Henst, cofundador de Platzi, uno de los mentores de StartupSchool.
Christian Van der Henst, cofundador de Platzi, uno de los mentores de StartupSchool.

“Nos obsesiona que las startups nazcan pronto, que piensen en impactar y cambiar el mundo. Esa debe ser la motivación final. Desde hace 10 años, más de 10.000 emprendedores han pasado por nuestro centro. Contamos con más de 3.000 consejeros pero queremos derribar fronteras. Si nosotros enseñamos a escalar, también tenemos que hacerlo”, afirma Geoff Ralston, miembro destacado de la incubadora.

En conversación telefónica con el responsable del programa surge una duda: ¿por qué volver a emitir lo que ya propusieron hace un año? “Hemos ampliado los temas. Nos quedaron algunos por enseñar y muchos se han actualizado. No es un saber inmóvil, sino todo lo contrario, es necesario poner al día los materiales. Hemos incluido más voces de expertos contrastados”, subraya.

10.000 dólares parecen un gran incentivo para hacerlo bien, pero un capital escaso si se trata de aplicarlo en una startup. Ralston lo reconoce. Su intención es que sirva para hacer un esfuerzo adicional estudiando, aunque todavía no tiene muy claro el criterio para otorgar esta cantidad. “Va a ser muy complicado decidir. Los profesores nos ayudarán en esa tarea. Será un poco de arte y un poco de ciencia”, reconoce.

Por el momento, eso sí, no se plantean la publicación de contenidos en otro idioma que no sea inglés, pero sí destacan la importancia del español. “América Latina presenta todo un campo de oportunidades, tanto o más que Asia y África. Son mercados enormes. Queremos tener más empresas de habla hispana en YC”, sostiene. Sin embargo, solo cuentan con una sede en Silicon Valley y no tienen intención de abrir más oficinas: “a diferencia de 500Startups o TechStars, pensamos que podemos aportar valor desde aquí. A los fundadores les decimos que tienen que construir su mercado allí donde están. El 25% de las startups que entran en el programa principal son extranjeras. Crean algo que no existe en su país, con determinación y resistencia”.

Esta intención de ir más allá de Estados Unidos se refleja en el último batch, como les gusta referirse a las hornadas de emprendedores en el argot. RevenueCat, cofundada por el sevillano Miguel Carranza, forma parte de la clase presencial de este verano. Su entrada en YC es un ejemplo de la búsqueda de equipos que provienen de contextos diferentes.

Sin embargo, las mujeres siguen siendo minoría en este polo de crecimiento económico. “Intentamos mejorar, tener más mentoras y líderes. También es importante dar visibilidad a las que están para que se creen modelos a seguir. No es algo estético, sino una cuestión de primer orden, contar con perfiles diversos hace que se tengan más puntos de vista y se encuentren mejores soluciones”, concluye. El plazo para la inscripción en StartupSchool se cierra el próximo 13 de agosto.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_