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Arantza Ezpeleta: Energía

La mayor tecnologización implica mayor demanda de energía futura. El reto mundial ineludible, suplirla con energías limpias

M. G. P.
Gabriela Zurda

La energía obsesiona a los expertos en geopolítica desde los tiempos de la Revolución Industrial. Hoy, el reto planetario es lograr que todo siga funcionando sin contribuir al calentamiento global. El escenario en el que nos movemos pivota en torno a dos elementos clave. Por un lado, está el claro aumento de la demanda mundial de energía, que se tiende a electrificar cada vez más. “Según datos de la Agencia Internacional de la Energía, la demanda mundial de electricidad aumentará un 70% hasta 2040, principalmente en regiones emergentes, como India, China, África, Oriente Medio y el sudeste asiático”, expone Arantza Ezpeleta, directora general de Tecnología e Innovación de Acciona.

Arantza Ezpeleta, directora general de tecnología e innovación de Acciona.
Arantza Ezpeleta, directora general de tecnología e innovación de Acciona.

La segunda cuestión a tener en cuenta es que las renovables van a ser una prioridad cada vez más acuciante. “El desarrollo de las energías limpias es imprescindible para hacer sostenible el crecimiento de la demanda energética y al mismo tiempo combatir el cambio climático y limitar sus efectos”, subraya Ezpeleta. El Acuerdo de París, que recoge el compromiso de todos los países del mundo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, es una buena muestra de que este compromiso es real. Ni siquiera la controvertida retirada del acuerdo de Estados Unidos provocó la estampida de otros países. Al contrario: la comunidad internacional reivindicó una vez más la importancia del tratado.

Uno de los objetivos establecidos por Naciones Unidas es lograr el acceso universal a la electricidad en 2030. “Que más de 1.100 millones de habitantes del planeta, el 17% de la población mundial, no disponga de acceso a la luz determina que será un asunto crucial en las próximas décadas si se quiere luchar contra el subdesarrollo”, opina Ezpeleta. El trepidante aumento de la demanda energética y su electrificación para abastecer a las cada vez más pobladas ciudades mandan en la inversión en I+D.

“La innovación en el sector de la energía pasa necesariamente por las renovables, por hacerlas más eficientes, predecibles y gestionables. También por mejorar la eficiencia energética de edificios, industrias y equipos”, argumenta la directiva. Las nuevas tecnologías tienen mucho que decir en este proceso. “Elementos propios de la economía digital, como el big data, el Internet de las cosas o el machine learning contribuyen a una mejor planificación y disponibilidad de la producción energética”, explica. Además, la generación distribuida, es decir, la producción en multitud de puntos, y la red inteligente (smart grid) transformarán el modelo energético tal y como lo conocemos .

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Sobre la firma

M. G. P.
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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