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“Tu avatar ganará dinero por ti mientras duermes”

El futurólogo Jerome Glenn asegura que algún día la inteligencia aumentada trabajará por nosotros. Hasta entonces toca crear nuestro propio mercado en internet

Getty Images

En abril de 2016, Elon Musk anunció el lanzamiento de la gama más asequible de sus vehículos eléctricos Tesla, el Tesla Model 3. El impacto fue tal que al día siguiente más de 200.000 personas ya habían reservado uno de estos coches. La inesperada demanda hizo que Tesla tuviera que cambiar su sistema de producción y, entre otras cosas, automatizarlo, ya que el ritmo humano de trabajo impedía alcanzar la demanda. Unas máquinas que trabajen sin parar día y noche sí podrían asumir esa carga.

Jerome Glenn, futurólogo y director ejecutivo del think tank Proyecto Millenium, que ha presentado el 27 de septiembre el estudio Future Work/Technology 2050 en Fundación Telefónica (Madrid), propone aplicar esa misma máxima a nuestras vidas. La idea es simple, al menos en teoría: que un avatar dotado de inteligencia artificial aprenda de nosotros y cómo somos, de forma que pueda realizar nuestro trabajo sin interrupciones, día y noche. “Y cuando nos levantemos por la mañana, comprobaremos que hemos ganado cientos de euros mientras dormíamos”.

Suena muy bien para una película de ciencia ficción pero, ¿tiene base científica la idea de una inteligencia artificial a nuestra imagen y semejanza? En la actualidad, lo que conocemos como inteligencia artificial es su versión más limitada (llamada ANI o Narrow AI), cuyos algoritmos aprenden en base a las llamadas redes neuronales profundas(deep learning), que imitan el funcionamiento del cerebro. Pero ni son un cerebro, ni operan como este en toda su complejidad.

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Por otra parte está la inteligencia artificial general (AGI o General AI), que puede entender y razonar su entorno como lo haría un ser humano. Es la que imaginan la literatura y el cine futurista que, a pesar de los vaticinios, sigue lejos de convertirse en real. Y en una tercera dimensión está la superinteligencia artificial (ASI o Superintelligence), que supera a los mejores cerebros humanos en prácticamente todos los campos, incluídas las habilidades sociales.

Estas dos últimas son, por el momento, cábalas que dan lugar a más cábalas, como que la superinteligencia pueda llegar a ampliar las capacidades humanas y crear la llamada inteligencia aumentada. No se ha demostrado que sea viable, pero tampoco que no lo sea. Científicos como Stephen Hawking o Nick Bostrom creen firmemente en esta posibilidad, y hay un puñado de investigadores y empresarios que están invirtiendo su dinero en desarrollar esa superinteligencia. Sin ir más lejos, el propio Musk (el de los Tesla).

Musk ha creado Neuralink, un proyecto de investigación que busca “añadir una capa de inteligencia artificial a nuestro cerebro”. Es una de las vías de la superinteligencia. Otra es la de los avatares. En ella trabaja el español Sergio Álvarez Teleña, un joven con un currículo de vértigo que acompañó a Glenn en Fundación Telefónica. Desde su start-up SciTheWorld, que ha fundado junto con la científica de datos Marta Díez, busca “crear un avatar con inteligencia aumentada por nosotros que a su vez aumente nuestra propia inteligencia”.

El trabalenguas se explica así: tratan de encontrar calibraciones de las máquinas que sean naturales para crear un robot que pueda aprender de -y parecerse lo más posible a- nosotros. Una forma de inyectar nuestro conocimiento en la máquina para hacerla más inteligente, en combinación con su propio aprendizaje automático (machine learning), para usarla como capacidad añadida. Vamos, como si en vez de un cerebro, tuviéramos dos: uno humano y otro digital.

El propósito es garantizar nuestra renta –“un trabajo de la cuarta dimensión en la era digital”, dice Álvarez Teleña- en un futuro donde el empleo es una incertidumbre y lo único cierto es que cada vez más de esas máquinas y algoritmos sustituirán tareas humanas. “Tenemos un contrato social que dice que primero vas a la escuela, luego trabajas y después recibes una pensión. ¿Acaso alguien cree que eso se sostendrá en 50 años? Tenemos que inventar algo nuevo”, sostiene Glenn.

El futurólogo cree que se va a acabar pronto eso de ir a un trabajo y que te paguen un salario. Mientras tanto, hasta que estos avatares lleguen (si llegan), sostiene que la mejor opción es ponerse las pilas en el mundo digital. “Empieza a jugar en internet en base a tus aficiones y a lo que te gusta, y construye tu propio mercado”. En otras palabras: búscate la vida. Ah, y no dejes de aprender constantemente -como Glenn lo llama, "autoactualizarte"- porque las necesidades y demandas cambian y tendrás que adaptarte. 

Glenn ve todo esto como algo positivo. “Estamos en una era donde cada ser humano tiene la oportunidad de jugar un rol. De vivir siendo nosotros mismos y conectando con las personas a nuestro alrededor. Somos libres de inventar nuestro futuro y nuestro propio trabajo como nunca antes”, asegura.

Pero el problema es que no todo el mundo es tan libre. Sigue existiendo una brecha digital y una falta de capacitación. Y, por supuesto, la inteligencia aumentada no existe (todavía). Pongamos que los avatares se convierten en una realidad, ¿quién podrá acceder a ellos? ¿Cuánto costarán? Glenn responde a El PAÍS RETINA con una analogía un tanto huidiza: “En los comienzos de internet todo el mundo decía que eso era cosa de los estadounidenses y que nadie lo usaría. Hoy en día en Nairobi hay más gente que realiza transferencias electrónicas que en Manhattan. El cambio llevará tiempo, pero es inevitable”.

El experto afirma que el mundo es mejor de lo que era antes. “Hemos medido 20 indicadores y salimos ganando en casi todos -pobreza, acceso a medicina y salud, educación, trabajo, etc. Hay solo en dos en los que estamos perdiendo: medio ambiente y crimen organizado. También tenemos un problema de desigualdad creciente: el 99% de la riqueza se concentra en el 1% de la población, según el informe Una economía para el 99% de Oxfam”. ¿Cómo frenamos esta tendencia? La solución de Glenn: “Popularizar Kickstarter”. Y lo dice en serio. Como si las plataformas de micromecenazgo fueran una varita mágica.

Crear tu alma digital

En línea con la idea de los avatares personales, la start-upObENofrece una primera aproximación. Propone a consumidores y a celebridades crear sus propias "identidades virtuales completas" -basadas en inteligencia artificial- para interactuar en el mundo virtual mientras su yo físico lo hace en el mundo real. Estas copias o avatares simulan la voz, la cara y la personalidad de cada cual para que dichas interacciones virtuales sociales sean lo más realistas posible.

La idea surgió- dicen sus creadores- por su propio deseo personal de seguir conectados con sus familias mediante una copia virtual de sí mismos durante sus largos viajes de trabajo. Este avatar “humaniza y personaliza sus experiencias digitales, basándose en el el rápido desarrollo de la conectividad de los medios de comunicación social, las realidades virtual y aumentada, el internet de las cosas y las diferentes capacidades de la inteligencia artificial”, aseguran.

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