No muchos saben que, muy cerca, hay una tierra repleta de escenarios reales donde miles de personas lucharon en cruentas guerras de religión y territorio. Esa tierra es Jaén, y como somos el resultado de nuestra historia, para saber quiénes fuimos y hacia dónde vamos, hay que conocerla.
Un dato lo dice todo: Jaén acoge el territorio con mayor concentración de arquitectura defensiva en Europa. Pero lo que la Ruta de los Castillos y las Batallas de Jaén propone va más allá de relatos del pasado. Este itinerario, que cruza la provincia de norte a sur, ofrece la posibilidad de practicar turismo activo, cultural o de naturaleza. Y gastronómico, claro, porque gracias a un aceite de oliva virgen como el que se cosecha, recoge y elabora aquí, también somos lo que somos. Además, el viajero puede rellenar el Pasaporte de la Ruta y acceder a premios y descuentos.
Esta concentración de castillos, murallas y fortalezas no es casual. Jaén ha sido siempre una tierra estratégica, y por eso acogió capítulos vitales de nuestro pasado que aún se siguen recreando. Como la batalla de Bailén (1808), que supuso la primera derrota en campo abierto de las tropas de Napoleón, o la de Las Navas de Tolosa (1212), punto de inflexión hacia la Reconquista. Son dos ejemplos de todo lo que esconden estas construcciones, comunicadas por caminos y carreteras que pueden recorrerse en coche, en bicicleta y hasta en caballo con la tranquilidad de un destino poco masificado.
Próximo al lugar exacto donde se produjo la famosa batalla, que echó por tierra buena parte del poderío árabe en la zona, se encuentra este Museo, inaugurado en 2009, que ofrece las claves para entender la trascendencia de la contienda.
Próximo al lugar exacto donde se produjo la famosa batalla, que echó por tierra buena parte del poderío árabe en la zona, se encuentra este Museo, inaugurado en 2009, que ofrece las claves para entender la trascendencia de la contienda.
Castillo almohade construido a principios del siglo XIII y que hoy, gracias a su excelente estado de conservación, representa la mejor muestra de arquitectura militar andalusí de toda Europa. Ha sido escenario de rodaje de algunas películas como “El capitán Trueno” o “El Santo Grial”.
Espacio expositivo integrado en un innovador edificio que recrea, en planta, un colosal cañón. Lo que se cuenta en su interior es esencial para entender lo que aconteció aquí el 19 de julio de 1808, cuando las tropas españolas vencieron de forma inesperada a las francesas.
Castillo de origen árabe, reconstruido en su totalidad por la orden militar de Calatrava tras la Reconquista. Más que por sus batallas, es famoso por haber acogido entre sus muros, encarcelado, al trovador Macías “el Enamorado”, cuya trágica historia de amor inspiró obras de Lope de vega y Larra.
Construcción defensiva cristiano-medieval, levantada entre el siglo XIII y XIV, jugó un papel relevante durante las contiendas entre moros y cristianos. Fue también un destacado centro de operaciones de las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia. Hoy acoge el Parador Nacional de Jaén, lo que permite dormir, cómodamente, en un auténtico castillo.
Construida por la orden militar de Calatrava sobre los restos de una fortificación andalusí, se compone de un doble recinto defensivo, con un perímetro poligonal y cinco torres. Todo el conjunto, una joya de la arquitectura defensiva, ha sido restaurado. Fue declarado bien de interés cultural en 1991.
Construida en el primer tercio del siglo XIV por la Orden Calatrava, la tradición cuenta que en esta torre estuvo preso Boabdil “El Chico”, último rey de Granada. De planta ochavada y 28 metros de altura, acoge un museo municipal en el que se muestran vestigios del rico pasado de Porcuna.
Levantada por la Orden de Calatrava sobre los restos de una fortaleza islámica, jugó un papel relevante en la defensa del reino de Jaén frente a las acometidas nazaríes. Gracias a los trabajos de restauración conserva un aspecto muy similar al que tuvo hace ocho siglos.
Imponente Conjunto Monumental que albergó la antigua ciudad amurallada de Alcalá la Real, que marcó durante más de 150 años la frontera entre los Reinos de Castilla y Granada. Fue un centro civil, militar y religioso muy relevante en el Al-Andalus islámico y el posterior a la Reconquista.
Se trata de las ruinas de un castillo que tuvo su importancia como punto de vigilancia y guarda de una de las rutas entre el valle del Guadalquivir y las llanuras manchegas. Próximo a los restos de este castillo se encuentra el campo de batalla de las Navas de Tolosa y el museo dedicado a este acontecimiento.
Aunque en ruinas, quedan restos interesantes en este castillo levantado por los árabes, como su torre hexagonal. Su función original era vigilar uno de los caminos que enlazaban la Meseta con Córdoba. Pasó a manos cristianas en la campaña de las Navas de Tolosa.
Construido por los árabes en la cima de un cerro con vistas extraordinarias, lo que queda del primitivo Castillo de Vilches es apenas un torreón y un pasaje cubierto con bóveda de cañón. Se sabe que tras la Reconquista fue usado como cantera para construir pequeñas iglesias.
Las ruinas de lo que fue la ciudad ibero-romana de Cástulo forman uno de los uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de Europa. La ciudad fue perdiendo su esplendor a lo largo de la Edad Media, aunque experimentó un breve resurgimiento entre los siglos XI y XIII, época en la que se construyó el castillo de Santa Eufemia.
El casco antiguo de Andújar fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2007. En él destacan los restos de lo que fue un magnífico recinto amurallado almohade, y que en su día tuvo 1.750 metros de perímetro, 48 torreones, cuatro torres ochavadas, siete puertas de acceso, un castillo y un alcázar.
Cuna de Alhamar, rey de Granada, fundador de la dinastía nazarí y promotor de la Alhambra, Arjona conserva el esplendor de la época en vestigios como el Aljibe Almohade, situado en la zona noble de la Antigua Alcazaba de Aryuna y restaurado en 2008. También resiste parte de su sistema de murallas, cuyas primeras piedras datan de la prehistoria.
Situado en la Vía Verde del Aceite, el Castillo de Berrueco, o lo que queda de él, que no es poco, ha resistido nueve siglos desde su construcción por obra de los musulmanes en el siglo XII. Vivió muchas luchas fronterizas entre moros y cristianos.
Fortaleza rectangular levantada por los árabes para proteger a los habitantes una alquería rural. Tras la reconquista fue reformada por la Orden de Calatrava. Según la tradición, el comendador de la Orden de Calatrava escribió aquí el primer libro del que se tiene constancia sobre el arte del toreo.
Los Castillos de la Villa y de la Peña son fieles testigos de una época en la que esta población fue la principal plaza de la Orden de Calatrava frente al Reino de Granada. Formaron uno de los enclaves defensivos más importantes de la provincia.