Protegiendo personas

Las grandes miradas del pequeño comercio hacia el próximo año

Los responsables de tres singulares negocios de barrio, tres rostros que cada día ven decenas de clientes ahora bajo la mascarilla, recuerdan qué han hecho para sentirse seguros durante este año tan atípico lleno de incertidumbre y qué esperan del que comienza para uno de los colectivos más castigados por la pandemia

Bajar a por el pan y unos pastelitos un domingo cualquiera; acercarse a por un ramo de lirios el Día de la Madre; echar un vistazo a las novedades literarias en la librería de la esquina… Estas costumbres cotidianas serían impensables sin las pequeñas tiendas de barrio, negocios valiosos no solo por encontrarse cerca, sino por su atención, dedicación y confianza.

Detalle de un sensor de movimiento junto a una estantería de la librería Antonio Machado, situada en el barrio de Justicia de Madrid.

Este colectivo, formado por más de 450.000 comercios minoristas y que emplea a 1,3 millones de trabajadores según la Confederación Española de Comercio (CEC), ha sido fuertemente golpeado por la crisis económica derivada de la pandemia. De hecho, la CEC calcula que el 30% desaparecerá antes de que termine este 2020 -en torno a 120.000-, mientras que la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) prevé la pérdida de 70.000 empleos.

Los que sobreviven buscan maneras de mantenerse a flote, de garantizar el bienestar de sus empleados y de sus clientes a la vez que mantener la facturación, con la seguridad como pilar fundamental en todos los frentes, también la de los locales, esos espacios de intercambio no solo de bienes y servicios, sino de sabiduría y emociones. En ella, compañías como Securitas Direct han sido básicas para proporcionar soluciones integrales que los protegieran en todo momento.

El comercio local, golpeado por la crisis, busca garantizar el bienestar de sus empleados y de sus clientes, la seguridad de sus locales y mantener la facturación

Invitamos a tres comerciantes -la dueña de las pastelerías Ascaso en Zaragoza, el gerente de las librerías Antonio Machado y la responsable de la floristería Botanyco, estos dos últimos en Madrid- a compartir su experiencia sobre cómo se han adaptado a este año de incertidumbres, cómo han superado las dificultades y con qué ánimo afrontan el próximo que está a punto de llegar.

Pastelerías Ascaso

El dulce sabor de volver a hacer pasteles para los clientes de siempre

Sura Ascaso (arriba a la derecha) junto a sus compañeras en la pastelería de Zaragoza.

No es la primera vez que los Ascaso son testigos de una pandemia. Cuando irrumpió la gripe española en 1918 ya tenían abierto su primer y pequeño obrador en Huesca. “No tenemos constancia de que lo cerrasen; mi padre nunca escuchó contar nada a su padre ni a su abuelo”, explica Sura Ascaso, oscense de 60 años que regenta junto a su hermana las pastelerías que llevan su apellido y que fundó su bisabuelo en 1890.

En marzo, el confinamiento sí les obligó a cerrar sus tres locales de Huesca, Zaragoza y Madrid y a reducir el trabajo de su obrador central, estrenado en 2017. Casi el total de sus 40 empleados fue a un ERTE. “Nos preocupaba mucho el bienestar y la salud de nuestra plantilla, que es pequeña y fija. Hay compañeros que llevan muchos años con nosotros”, recuerda la responsable de Desarrollo de Negocio de Ascaso. Las tiendas cerradas no supusieron, sin embargo, un quebradero de cabeza en lo que a seguridad se refiere: “La última vez que sufrimos un robo fue hace 30 años en la tienda de Zaragoza, durante la noche. Ahora contamos con sistemas de seguridad de Securitas Direct en todas nuestras instalaciones y estamos tranquilos”, añade.

Por ello, durante el confinamiento centraron sus esfuerzos en responder al aumento de los pedidos en línea. Hace ocho años pusieron en marcha una página web que ha salvado parte de la facturación de 2020. Entre marzo y mayo, desde sus hornos salieron sus famosos pasteles rusos, bizcochos muy finos rellenos de crema de almendra y avellana cuya receta su padre, Vicente Ascaso, desarrolló fruto de la influencia de los viajes al Bearne francés, al sur del país. También las monas de Pascua de chocolate, populares en el noreste durante la primavera.

Desde Internet también recibieron palabras de aliento. “Tenemos un vínculo especial con clientes de muchos años. Recuerdo a mi abuela en la caja sirviendo a los bisabuelos, abuelos y padres de quienes compran ahora. Nos han demostrado sus ganas de vernos otra vez”, remarca esta licenciada en Filología Hispánica. El 11 de mayo de sus hornos resurgió el olor a pasteles recién hechos y los clientes regresaron, medidas de protección sanitaria mediante. Tanto que, pese a las restricciones, el volumen de ventas ha vuelto casi a su nivel previo a la pandemia.

Ahora, reconoce Sura Ascaso, el público compra de otra forma. En vez de una tarta grande, compran dos más pequeñas. “Las familias se dividen para ser menos en las celebraciones”, puntualiza. Tienen las expectativas puestas en las próximas semanas, en las que las ventas de sus 30 tipos de turrón y sus roscones coparán las peticiones de sus parroquianos. Le piden al 2021 que dé un respiro al pequeño comercio, indispensable en barrios y ciudades, asfixiado por la pandemia. “Aportamos identidad y un trato único y especializado a los clientes”, subraya. Pero sabe que no será fácil. “Hasta que no estemos todos bien, nada lo estará, porque todos formamos parte de lo mismo”.

Un postre para el 2021

La corona de Catalina de Aragón

Un postre de mazapán elaborado con agua de rosas, yema, azafrán, jengibre y pera. Vicente Ascaso creó la receta para el libro El Thyssen en el plato, con el que la pinacoteca invitaba a 25 cocineros y pasteleros españoles a interpretar 25 obras de la colección. Ascaso eligió el retrato de la infanta Catalina de Aragón pintado por Juan de Flandes en 1496 y solo utilizó para su elaboración ingredientes y técnicas del siglo XVI.

Librerías Antonio Machado

Un confinamiento recomendando libros (y enviándolos)

Aldo García en la librería Antonio Machado, en Madrid.

Aldo García, el gerente de las librerías Antonio Machado de Madrid, cree que una buena discusión sobre libros con un cliente es mucho más productiva que pasar una hora colocándolos en los estantes. “Las recomendaciones de nuestro equipo son infalibles”, subraya este madrileño de 47 años, que gestiona desde hace un cuarto de siglo las dos tiendas y la editorial que lleva el nombre del poeta andaluz y que pertenecen a su familia desde 1976.

Tanto se fían los lectores de estos libreros que durante el confinamiento no dejaron de recibir peticiones por correo electrónico y por teléfono. Tampoco pedidos. Mientras permanecían cerrados al público, una avalancha de encargos les sorprendió. “Cada día el mensajero se llevaba palés enteros de libros para repartir”, recuerda García.

Trabajaban desde la tienda del barrio de Justicia, en Madrid, la primera que regentó su padre, José Miguel García, mientras que la que gestionan dentro del Círculo de Bellas Artes y la nave de la editorial en Boadilla del Monte permanecían cerradas. En este almacén de 4.000 metros cuadrados atesoran medio millón de ejemplares apropiadamente protegidos con los últimos avances en seguridad, como los sistemas antinhibición, que ofrece Securitas Direct. “Son tan efectivos que perciben hasta el vuelo de un pájaro junto a la nave”, reconoce.

En cuanto las librerías pudieron atender a los clientes -al principio solo desde la puerta del local- se formaban pequeñas colas cada día. Cuando por fin abrieron por completo, el público parecía ávido de aspirar el inconfundible olor de los libros nuevos. Pese a que la venta va bien, el sector ha sufrido la falta de la Feria y del Día del Libro. “Solo la muestra suponía el equivalente a un mes más en la facturación”, detalla García. Espera poder celebrar la de 2021, que durante el próximo año se mantenga la solidaridad que ha percibido en su entorno y que se refleje en apoyo al pequeño comercio. “Es emocionante que tus vecinos sean tus vecinos por algo más que vivir en el mismo sitio. La interrelación social es un tesoro”, concluye.

Una lectura para 2021

‘Nadie encendía las lámparas’, de Felisberto Hernández

Aldo García recomienda un título con cien años de vida: una colección de cuentos del uruguayo Felisberto Hernández. “Era un bohemio que recorría Montevideo intentando ser pianista. Sus historias tratan sobre su fracaso como músico. Lo gracioso es que eso lo convirtió, a mi gusto, en uno de los mejores escritores en castellano del siglo XX”, argumenta García.

Floristería Botanyco

Llegar a tiempo para celebrar el Día de la Madre

Mónica de Inza junto al panel de control de la alarma y detalle floral en Botanyco, floristería situada en el barrio de Chamberí, Madrid.

Los floristas son cómplices de miles de historias de amor y de amistad. Aquellos que buscan mostrar gratitud o afecto ponen su confianza en ellos para traducir su mensaje en flores. En Botanyco llevan tres años escuchándolas. “Mucha gente te cuenta para qué es el ramo. Hace poco un chico nos pidió uno para reconquistar a su novia que lo acababa de dejar”, recuerda Mónica de Inza, una de las responsables del negocio fundado por su hermano Víctor y su cuñada Jessica.

Pero durante el último año, muchas de esas confidencias han sonado diferentes. “Nos llaman para encargarnos flores para personas que han fallecido; recuerdo, recientemente la petición de un cliente que quería un ramo para la hija de una amiga suya”, rememora esta madrileña de 42 años.

Mónica de Inza en la puerta de Botanyco.

De Inza se ocupa de los arreglos florales para bodas y eventos. La irrupción de la pandemia anuló casi todos los encargos del año. “Cuando tuvimos que cerrar nos dimos cuenta de que nos habíamos quedado sin negocio. Dependemos de la venta de calle y todos los eventos de empresa cayeron como fichas de dominó”, recuerda. Ellos echaron la persiana del local unos días antes de que lo decretara el Gobierno. Su seguridad y la de sus clientes, asevera la florista, era su principal objetivo. También la de mantener protegido su local, situado en una concurrida avenida del barrio de Chamberí en Madrid, que en aquellos momentos estaba desierta. “Mi hermano vive cerca y echaba un ojo cuando tenía ocasión al local, pero además tenemos una pedazo de alarma de Securitas Direct que nos ha dado muchísima tranquilidad”, añade.

Este año la facturación se resentirá, pero el estreno de su página web en abril ha amortiguado el golpe. Durante el confinamiento aceleraron el diseño de la tienda virtual y la inauguraron una semana antes del Día de la Madre. “Nuestros clientes habituales pudieron enviar regalos hechos por nosotros a sus madres”. En las fiestas navideñas, la tienda se llena de la fragancia de los abetos y, entre corona y corona, organizan la agenda para 2021, que ya está prácticamente llena. “Tendremos un año ajetreado porque contamos con las bodas pospuestas y las que ya estaban programadas, ¡pero cualquier nueva propuesta será bien recibida!”, exclama De Inza.

Un ramo para 2021

Flores blancas y rosas

"El 2021 necesita alegría y esperanza", plantea Mónica de Inza. Por eso propone un ramo lleno de flores blancas que aporten luminosidad, como las anémonas y los ranúnculos, y rosas de color rosa empolvado, que proporcionan un aroma especial. Todo, salpicado de flores de apariencia más silvestre, como la astrantia granate, y los verdes del eucalipto, la camelia y el roble blanco.

Un empujón al comercio local en Navidad

Securitas Direct, compañía referente en el sector de la seguridad privada, ha lanzado la campaña Juntos protegemos la Navidad, con la que pretende reconocer el esfuerzo que este año han hecho los ciudadanos y, particularmente, el pequeño comercio, uno de los colectivos más perjudicados por la pandemia.

Para fomentar el consumo local y responsable, Securitas Direct, que lleva más de 25 años protegiendo los comercios de barrio, ha donado 102.000 euros para darles visibilidad cediendo parte de sus espacios publicitarios en varios medios de comunicación a tiendas de proximidad de toda España, entre las que se encuentran las pastelerías Ascaso, las librerías Antonio Machado y la floristería Botanyco.