Estudiar y controlar la apnea del sueño

El síndrome de la apnea del sueño se caracteriza por una serie de interrupciones respiratorias durante el descanso con una duración de cada una de ellas de más de 10 segundos. Se sabe gracias a numerosos estudios clínicos que la Apnea del sueño tiene un efecto sistémico sobre el paciente que la padece que puede ocasionar graves problemas de salud, como aumentar la probabilidad de sufrir accidentes cerebrovasculares y cardiovasculares. Dar a conocer la enfermedad y sus consecuencias, trabajar por una atención multidisciplinar, las mejoras en la aplicación de tecnologías, introducción del uso de la telemonitorización, y mejorar la adherencia del paciente a la terapia son las armas más eficaces para mejorar su control.

Sucede mientras dormimos. Una interrupción de la respiración que se repite cíclicamente. Conocer qué efecto tiene la apnea del sueño sobre nuestra salud y sabe si que tratamiento se ha de seguir es un problema que debe de involucrar a todos los recursos sanitarios de los servicios de salud. La apnea de sueño es sólo una representación de un reto científico aún mayor: ¿Qué impacto tiene una mala calidad del sueño en nuestra salud? Pero en sí mismo este síndrome es problema de salud importante ya que los expertos estiman que la padece en torno al 6% de la población mundial.

Enfrentarse a este desafío manifiesta el cruce de caminos en el que se encuentra la medicina presente y el cambio de filosofía que exige. “Conocer cómo se comporta el patrón de sueño del paciente a lo largo del día apoyándonos en el uso de la monitorización remota y el uso de la tecnología. Desarrollar herramientas de investigación con aplicación clínica. Incorporar a especialistas de múltiples disciplinas para abarcar la amplitud del problema. En definitiva, personalizar el diagnóstico y el tratamiento mediante la simplificación del proceso y al mismo tiempo poder estudiar el problema con mayor profundidad", resume Joaquín Terán Santos presidente de la Sociedad Española de Sueño (SES) y jefe de la unidad de sueño del Hospital Universitario de Burgos.

  • 7millones de personas podrían padecer síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS ) en España. La mayoría no están diagnosticados.
  • 100 millones de personas se estima que padecen SAOS (síndrome de la apnea obstructiva en el sueño).
  • 57% de la población mundial opina que su sueño podría ser mejor.
Fuentes: SES, Philips

UN PACIENTE, UN DIAGNÓSTICO, UN TRATAMIENTO

Terán lo resume en dos palabras: “terrorismo numérico”. El tratamiento de la apnea de sueño ha atravesado una fase, exitosa, de tiranía de las cifras. El número clave es la cantidad de apneas por hora que sufre un paciente (IAH, índice de apneas e Hipopneas). El problema, simplificar el diagnóstico únicamente a este número sin tener en cuenta otros factores biológicos y psicológicos que permitan hacer a los especialistas un diagnóstico más personalizado a lo qué necesita cada paciente para abordar su problema

No todos los pacientes con un índice de apneas alto tienen una enfermedad”, aclara Terán. “La enfermedad se da solo si esa sucesión de paradas respiratorias comporta una serie de consecuencias, en tres áreas fundamentales: en lo neurológico, lo respiratorio y lo metabólico”. Este reconocimiento de que cada paciente presenta un problema individual que tratar nos obliga a cambiar la manera de pensar en cómo abordar su tratamiento. “Uno no puede quedarse solo en la apnea. No es concebible estudiarla sin tener en cuenta el sueño en su conjunto. El trastorno del sueño es una patología trasversal en la que se ha evolucionado y profundizado mucho en su conocimiento en los últimos años. Jamás supimos tanto como sabemos hoy del sueño y su impacto en el conjunto de la salud, desde la influencia en lo cardiovascular a su relación con la evolución de las enfermedades crónicas”.

El compromiso y la ambición por conocer más de los trastornos del sueño y de la apnea en particular promueve la aparición de nuevos retos. Uno de los fundamentales, para Terán, son los programas de screening, es decir, campañas de diagnóstico precoz a personas aparentemente sanas para determinar si padecen o no síndrome de apnea del sueño. “Es una pregunta que tenemos que responder. ¿Es necesario realizar estas campañas? Hay que tener en cuenta que es una enfermedad muy prevalente. Hay que determinar si no hacerlo supone un detrimento para la salud pública. Además, su impacto afecta a todas las áreas de un país. Si un niño no duerme bien y a consecuencia de ello tiene un déficit de atención, de falta de retentiva memorística e imaginación, la riqueza del país se resiente”, argumenta Terán.

La detección de los pacientes susceptibles de precisar tratamiento es crítica porque, en la mayoría de los casos, la persona desconoce padecer la enfermedad. “Hay una cantidad considerable de personas que tienen signos clásicos de SAOS [síndrome de la apnea obstructiva de sueño], pero no están diagnosticados. En una gran parte de los casos, es porque no saben que su falta de descanso por la noche no es normal”, afirma Mark Aloia, director de investigación clínica mundial de Philips.

MOTOR TECNOLÓGICO, CONTROL CIENTÍFICO

La medicina se está convirtiendo en uno de los motores fundamentales del desarrollo tecnológico mundial. Los avances en el big data, para la gestión de gigantescos volúmenes de información que permiten alcanzar un conocimiento más profundo de una enfermedad son una herramienta esencial. También lo es el machine learning, la capacidad de los programas informáticos de mejorar la solución a un problema de manera guiada o autodidacta a partir de unas instrucciones iniciales. Y el auge de las wearables y la ampliación de las capacidades de los smartphones que están teniendo un impacto evidente en la gestión de la salud.

Pero lo fundamental es quién controla el proceso desde el punto de vista del conocimiento. Evidentemente, necesitamos de la movilidad para hacer diagnóstico y monitorización. Evidentemente, el big data va a jugar un papel fundamental en nuestra expansión del conocimiento médico. Pero el control de estas tecnologías tiene que estar en manos de quienes poseen el conocimiento científico”, argumenta Joaquín Terán.

Ese conocimiento no se encuentra en un solo ámbito científico, sino en la interacción del máximo de disciplinas posibles que confluyen en un problema de salud. En la Sociedad Española del Sueño coexisten 14 especialidades tan concretas como la cronobiología o la bioingeniería. Terán destaca que será este diálogo entre especialistas lo que permita desarrollar productos tecnológicos que respondan a las necesidades de los pacientes de la manera más individualizada. Pero alerta que es necesario llevar un cambio de mentalidad profunda en el sector sanitario español: “Seguimos teniendo una estructura demasiado vertical, en el que cada área científica se entiende como una parcela en propiedad. Necesitamos otras ópticas que complementen nuestro análisis en vez de prejuzgarlas como intrusismo. Tenemos que hacerlo sí o sí, o no sabremos responder a los desafíos sanitarios futuros que se nos plantean”.