El origen de toda vida vegetal
Que nadie se imagine el alga nori con la que se enrollan los makis. Las microalgas son algo muy distinto. Estos organismos microscópicos unicelulares surgidos hace 3.000 millones de años se encuentran presentes en el origen de cualquier tipo de vida vegetal. Resultan imperceptibles al ojo humano, pero todo lo que almacenan es bueno. A saber: omega-3, carotenoides, vitaminas, polifenoles, minerales, proteínas, antioxidantes… Las distintas combinaciones de estos elementos extraídos de las microalgas ayudan a reducir el colesterol, combatir el síndrome metabólico, disminuir el riesgo de sufrir lesiones oculares, mejorar la respuesta inmunológica o aumentar la concentración durante periodos de estrés. Conste que no son fármacos. Lo aclara Miguel Rodríguez-Villa, el CEO de Macami, una de las pocas empresas en España que comercializa productos creados con los compuestos presentes en estos organismos unicelulares: “No curan, previenen enfermedades”.
Mucho más antiguas que las algas, las microalgas son el origen de toda la vida vegetal en el planeta
Aparecieron hace 3.000 millones de años. Están presentes en todos los ecosistemas desde zonas polares a desérticas, pasando por agua dulce, salada o cualquier tipo de terreno
Son el componente principal del fitoplancton, la base de la cadena alimentaria en los océanos
Producen el 50% del oxígeno de la atmósfera terrestre y capturan el 30% del CO₂ emitido
Existen 80.000 especies conocidas, cada una con funciones diversas y únicas. Entre 20 y 30 especies se tratan para fines comerciales
Se cultivan en laboratorios gracias a la biotecnología para evitar su exposición a microplásticos y otros tóxicos, garantizando la máxima concentración nutricional
Las microalgas son el componente principal del fitoplancton, la base de la cadena alimentaria en los océanos. Si la caballa o la sardina son ricas en omega-3 es porque lo obtienen al alimentarse de las microalgas; los peces no lo producen. Ese omega-3 con tantos beneficios cardiovasculares se puede suplementar a través de las microalgas, organismos tan completos y poderosos, recuerda Rodríguez-Villa, que han sobrevivido a todos los eventos que han ocurrido en el planeta desde su formación: glaciaciones, meteoritos... “Las microalgas están en cualquier ecosistema; cada célula de microalga tiene la capacidad de adaptarse y reproducirse incluso en condiciones extremas: en desiertos, volcanes, océanos, lagos o el Polo Norte.”, explica Rodríguez-Villa, que fundó Macami junto con su hermano Carlos.
“Las microalgas están en cualquier ecosistema; cada célula de microalga tiene la capacidad de adaptarse y reproducirse incluso en condiciones extremas"
Miguel Rodríguez-Villa CEO de Macami
Fuente: José Antonio del Campo, doctor en Biotecnología de Microalgas por la Universidad de Sevilla, y Macami.
Composición Pigmentos carotenoides (astaxantina, luteína) y clorofila
Beneficios Destaca su papel como antioxidante (retrasan el envejecimiento celular). Previenen las enfermedades oculares
Composición Omega-3 (EPA y DHA)
Beneficios Previenen las enfermedades cardiovasculares y favorecen un funcionamiento óptimo del sistema nervioso central (funciones cognitivas)
Composición Polifenoles con propiedades antioxidantes y terapéuticas
Beneficios Previenen las enfermedades neurodegenerativas, como el párkinson o el alzhéimer. Mejoran la sensibilidad a la insulina y los niveles de glucosa
Composición Almidón y los betaglucanos
Beneficios Estimulan el sistema inmune. Funcionan como fibra soluble, fundamental para una microbiota saludable
Composición A, B, C, E y K
Beneficios Evitan la anemia, estimulan el sistema inmune, combaten el estrés oxidativo y ralentizan el envejecimiento celular
Las microalgas se cultivan en fotobiorreactores cerrados en los que se controla la luz recibida, la temperatura del agua o la cantidad de nitrógeno y fósforo. Foto: ISTOCK
Las microalgas no se pescan ni se extraen de los mares ni de los ecosistemas en los que están presentes. A partir de plaquetas obtenidas en bancos de microalgas, se cultivan en entornos controlados gracias a la biotecnología. La seguridad es total. No están expuestas a microplásticos ni a ningún otro contaminante. No se utilizan pesticidas. “La producción está homogeneizada y controlada por softwares”, explica Rodríguez-Villa. “Se regula la temperatura del agua, se cambian parámetros para que se estresen y así produzcan mayor cantidad de algún compuesto en concreto…” añade. En su familia tienen experiencia en el sector biotecnológico de las microalgas. Su padre creó una empresa para explotar los recursos provenientes de las microalgas en 2007 junto con Miguel García Guerrero, el entonces vicepresidente del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). “Trabajaron juntos durante dos décadas. Mi hermano Carlos y yo participamos de esa experiencia y aprendimos de ella. Hemos recogido el bastón, y nos hemos dedicado a exportar esta industria por todo el mundo. Juntos, acumulamos 3 décadas de experiencia”.

Betacaroteno
10 zanahorias

Antioxidantes
500 gramos de arándanos

Calcio
100 gramos de col

Omega-3
400 mililitros de aceite de oliva

Vitamina B-12
4 sardinas

Proteína
100 gramos de garbanzos

Hierro
200 gramos de espinacas
Fuente: Macami
El cultivo de microalgas puede realizarse en fotobiorreactores abiertos expuestos a la climatología del lugar o en circuitos cerrados como el de la imagen. Foto: ISTOCK
España es una potencia mundial en microalgas, asegura Rodríguez-Villa. “Depende del año, pero, en lo que se refiere a investigación de calidad en este terreno, suele ocupar siempre el primero, el segundo o el tercer puesto”, explica. Existe una razón. Las microalgas se empezaron a estudiar a nivel académico hace 55 años. Cinco científicos se convirtieron en los más punteros en este campo. Uno de ellos era el español Miguel García Guerrero, que acabó dirigiendo a un centenar de investigadores dedicados a las microalgas. Rodríguez-Villa señala también la gran diversidad natural de España como otra de las causas: “Las Canarias son un sitio estratégico para cultivar microalgas. Cuentan con temperaturas estables, sol y biodiversidad. Existen bancos de microalgas y Universidades que se dedican a su estudio”, explica. También hay una red de empresas privadas, cuenta, que se han orientado a su comercialización. Las microalgas tienen aplicaciones en la agricultura, no solo se han demostrado beneficios para la salud.
Para el desarrollo del producto final que comercializa, Macami cuenta con el asesoramiento científico de profesionales como José Antonio del Campo. Este doctor en Biotecnología de Microalgas por la Universidad de Sevilla lleva desde los años noventa investigando las microalgas: “Identifico los compuestos y hago una formulación optimizada con otros elementos destinada a un problema de salud concreto”, explica Del Campo, que también se encarga de elaborar un dosier basado en evidencias científicas en el que se detallan las propiedades de cada uno de los productos que comercializa Macami. Del Campo combina los elementos presentes en las microalgas y añade otros que siguen los mismos criterios de selección y calidad para crear fórmulas. El producto final en su mayoría es una cápsula que se ingiere una vez al día. “Se integran en la rutina diaria de cualquiera. Se pueden tomar por la noche, en el desayuno…”, afirma Rodríguez-Villa.
“Identifico los compuestos de las microalgas y hago una formulación optimizada con otros elementos destinada a un problema de salud concreto”
José Antonio del Campo Doctor en Biotecnología de Microalgas por la Universidad de Sevilla
Macami también cuenta con el asesoramiento de dos científicas del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL-CSIC), Pilar Gómez y Blanca Hernández. “Los investigadores entramos en juego para que las microalgas como una fuente alternativa de alimento estén avaladas por la ciencia”, cuenta Gómez. “La idea es que su consumo no se asocie a una moda, sino que sus efectos positivos estén recomendados por la ciencia”, resume la autora de múltiples publicaciones sobre microalgas. Otra de sus funciones, explica Hernández, consiste en evaluar la combinación de distintos elementos extraídos de las microalgas y respaldar su efecto beneficioso. “El objetivo es ver qué combinaciones son las mejores”, apunta esta científica reconocida internacionalmente por su trayectoria de 25 años en investigación alimentaria. A medida que las autoridades sanitarias vayan aprobando el uso de más microalgas para estos fines surgirán nuevos efectos beneficiosos para la salud, afirman.
“Los investigadores entramos en juego para que las microalgas estén avaladas por la ciencia como una fuente alternativa de alimento”
Pilar Gómez Científica del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL-CSIC)
“Evaluamos qué combinaciones de elementos extraídos de las microalgas tienen más efectos beneficiosos para la salud”
Blanca Hernández Científica del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL-CSIC)
Una de las fórmulas que comercializan está destinada, por ejemplo, a reducir la fatiga visual causada por la exposición a la luz azul (pantallas). Un dosier acompaña este producto para informar al consumidor de que contiene, entre otros, un antioxidante natural muy potente llamado astaxantina, extraído de una microalga, con un poder 6.000 veces más fuerte que la vitamina C a la hora de eliminar los radicales libres. Otra de las microalgas más conocidas (y declarada por la ONU como alimento del milenio) es la espirulina, la materia prima con mayor contenido proteico del planeta. “El público objetivo es toda la sociedad”, resume Rodríguez-Villa. Un gamer de 20 años puede tener la misma fatiga ocular que un jubilado.