Todos relacionamos las barbacoas con la llegada del buen tiempo mientras nos reunimos con amigos o familiares en un jardín o terraza en compañía de carnes, verduras y hamburguesas que crepitan sobre el fuego. Una especie de ritual en el que compartimos comida y ocio en un agradable día al aire libre. Ese buen ambiente que se crea en torno a ellas también está muy presente, por ejemplo, en el mundo del deporte. Es el caso de la plantilla del Real Madrid, que suele conjurarse ante una barbacoa antes de las finales de Champions. O de la selección uruguaya de fútbol, que organizaba asados antes de cada partido en el último Mundial celebrado en Rusia para reforzar el buen ambiente del vestuario.
Pero la barbacoa ofrece muchas más posibilidades y puede ser una forma de entender la cocina... en cualquier época del año. El mejor ejemplo es Weber. Desde 1952, esta marca ha ido aplicando mejoras e innovaciones en sus barbacoas para conseguir no solo el punto idóneo en asados de todo tipo, sino también para dar forma a multitud de recetas muy diversas, ideales para disfrutar más allá de estos meses de sol y calor.
Fue a mediados del siglo XX cuando George Stephen tuvo una idea que revolucionó para siempre el universo de las barbacoas. Adepto a las grandes parrilladas en familia, la obsesión de Stephen era desarrollar un aparato de cocción perfecto, que fuera eficaz también en días desapacibles y que anulase las ráfagas de viento. Su solución estuvo llena de ingenio: fabricó una barbacoa de forma esférica a la que colocó una tapa superior con un asa y le puso tres pies para estabilizarla. La tapa permitía mantener un calor homogéneo dentro de la esfera y obtener una cocción óptima de los alimentos. El invento pronto se popularizó en EE UU y evolucionó en el tiempo de la mano de los avances técnicos.
Con el paso de los años, las barbacoas Weber se han convertido en mucho más que un aparato para cocinar. Tanto es así, que han acercado esta experiencia culinaria a los umbrales de la alta cocina. Es lo que sucede con las barbacoas inteligentes Genesis II EX y Spirit EX de Weber, ambas de gas y con un sinfín de posibilidades gastronómicas. Además de la brasa tradicional, con estas dos máquinas podemos preparar deliciosos platos como el capón relleno, el pato glaseado o el solomillo asado, elaboraciones que van muy por delante de las típicas carnes a la parrilla. ¡Hasta hornear pan! El secreto está en encontrar el punto justo de cocción, tanto del fuego como de la posición de la parrilla.
Estas barbacoas cuentan con un panel digital que nos informa de la temperatura en tiempo real de los alimentos, los tiempos de cocción, una función de asistencia paso a paso para no olvidarnos de ningún proceso clave en los fogones y hasta la opción de elegir el punto de cocción (poco hecho, en su punto…). Incluso podemos conectar las barbacoas a una red wifi para recibir notificaciones en nuestro teléfono cada vez que necesitemos avanzar en el cocinado. Esto es posible gracias a Weber Connect, un pequeño dispositivo inteligente que nos avisa desde cuánto queda para que esté lista la comida hasta el momento en que hay que darle la vuelta a la pieza o servirla. De esta manera, con solo mirar el móvil, sabremos que el plato está perfectamente preparado.
Importante: que no se nos olvide cocinar con la tapa cerrada. Con ello controlaremos la temperatura y nos aseguraremos de que el humo circule dentro de la parrilla y se impregne en la comida para crear ese perfecto sabor a barbacoa. A su vez, la comida quedará más jugosa y se cocinará más rápido, lo que nos ahorrará tiempo y combustible en el proceso. Un último truco: siempre debemos limpiar la barbacoa después de cada uso. El mantenimiento es clave para mantener la parilla en buenas condiciones y extender su vida útil.
Todas estas innovaciones tecnológicas demuestran hasta qué punto la cocina de barbacoa ha evolucionado y se ha vuelto más versátil. Además de cocinar carnes con el punto perfecto, también nos podemos atrever con distintos guisos, verduras o pescados. Recetas para salir de la rutina y convertir estos momentos en familia en algo siempre nuevo y sorprendente, con la total seguridad de que vamos a acertar.