LA
Ramírez lleva más de dos décadas ayudando a profesionales del deporte a reforzar su confianza. Pero... ¿cómo es una sesión en su consulta? ¿Qué consejos daría si quien la visita no es un futbolista sino una actriz que le confiesa su ansiedad de debutante? Este video, que la propia psicóloga interpreta, muestra ese momento. Patricia Ramírez recibe a Patricia Ramírez, su otro yo convertido en su paciente.
El deporte fue la “salvación” de Ramírez cuando era una niña. “No recuerdo ser feliz de pequeña. Tuve buenos momentos, pero no diría que la mía fue una infancia feliz”, rememora. La separación de sus padres marcó aquella etapa. Con cinco años dejó Zaragoza, la ciudad en la que nació, para marcharse con su padre a Las Palmas de Gran Canaria. Nunca terminó de encajar el cambio. Allí no vivía su abuela Eva, el gran “pilar” de su vida. Pasó de verla casi a diario a visitarla solo de verano en verano. A los diez años encontró un refugio en el que olvidar la tristeza: la gimnasia deportiva.
“Se me daba muy bien, lo disfrutaba muchísimo”. Descubrió que lo que le hacía feliz era entrenar dos o tres horas diarias dando saltos y volteretas y practicando la rueda lateral, uno de los movimientos más comunes de esta disciplina. Esa felicidad, sin embargo, se desvanecía cuando llegaba el momento de competir. “Me afectaba al estómago y lo pasaba fatal”. Sufría la ansiedad típica de los deportistas, pero en ese momento ella no lo sabía.
Mientras estudiaba Psicología se dio cuenta de que muchas de las herramientas que iba descubriendo podían aplicarse al deporte. Su personalidad se fue transformando. Ganó confianza y asertividad, dos de los rasgos que mejor la definen en la actualidad. “La universidad fue muy especial, una forma de expandir la mente. Me inspiró mucho para hacer más cosas: estudiar más, leer más o dedicarme más en profundidad a todo aquello que me proponía”.
El día que le llamó Luis Aragonés
El primer deportista con el que trabajó Ramírez fue el maratoniano granadino Paquillo Fernández. Empezó a contar su experiencia en artículos periodísticos que le fueron ampliando sus horizontes. La empezaron a reclamar de federaciones de baloncesto y balonmano. Y un día le llamó Luis Aragonés para un par de colaboraciones. Hasta que en 2005 el RCD Mallorca le contrató como psicóloga del cuerpo técnico. Estuvo cinco temporadas antes de fichar por el Real Betis, donde permaneció dos años.
“No he sentido rechazo, solo mucho respeto a mi trabajo por parte de los jugadores”
“Igual que se entrena la técnica y el físico se puede entrenar la manera de pensar”
Se centró entonces en su otra gran pasión: la divulgación. En 2012 escribió el primero de sus once libros publicados hasta la fecha. La llegada de las redes sociales y varias apariciones en televisión le permitieron ganar una notoriedad que ahora se cuenta por miles de seguidores. Lejos de conformarse se propuso otro reto: ser actriz de teatro. Con su debut sobre las tablas en 2021, con la obra La ansiedad fatiga, pero no mata, cerró el círculo con aquella niña que sufría ansiedad antes de competir. Transmitir sus conocimientos a través de múltiples canales se ha convertido en su último gran objetivo.
Clica para una consulta en exclusiva con Patricia
EL
MÉTODO
El fútbol es una parte fundamental de la trayectoria de Ramírez. Su gran valedor en el RCD Mallorca, donde estuvo de 2005 a 2010, fue Gregorio Manzano, el entrenador del conjunto esos años.
“Contacté con Patricia tras conocer sus trabajos anteriores con deportistas, como el maratoniano Paquillo Fernández, porque necesitaba una persona externa al club para mi cuerpo técnico. Su trabajo consistía en una charla de 30 minutos antes de los partidos. Para prepararla, hablábamos del momento por el que pasaba el equipo, de la dimensión del rival, si el partido era en casa o fuera, de las sensaciones que yo tenía… Así intercambiábamos opiniones profesionales para poder dar esa motivación que necesitaban los jugadores. Me consta que algunos siguieron tratándose con ella incluso después de salir del club. Ella tuvo mucho que ver en esos años tan bonitos, de grandes victorias, de todos los retos que conseguimos”.
Tras su estancia en el club mallorquín, Ramírez recaló en 2010 en el Real Betis. Estuvo dos años ligada al conjunto verdiblanco a petición del entrenador, Pepe Mel.
“El Betis estaba en una situación complicada. Acababa de regresar a LaLiga SmartBank. El trabajo de Patricia fue peculiar: más que de un psicólogo al uso, que trata o escucha a los futbolistas individualmente, se centró en el coaching, en cómo motivar al grupo. El día del partido tenía una reunión con los jugadores e intentaba centrarse en la positividad, en las cosas que queríamos conseguir. Soy un convencido de que uno de los factores más importantes para que el deportista consiga sus metas es la cabeza. El que esté psicológicamente mejor preparado tiene un trayecto ganado, y ese era el trabajo de ella: sacar de forma positiva los objetivos que le proponíamos durante todo el año. Creó vínculos entre los futbolistas, reforzó la comunión del conjunto y ayudó a que funcionásemos como un equipo”.
Tras su estancia en el club mallorquín, Ramírez recaló en 2010 en el Real Betis. Estuvo dos años ligada al conjunto verdiblanco a petición del entrenador, Pepe Mel.
Sobre su periplo entre balones y césped, Ramírez recuerda el “sacrificio” que supone trabajar en el fútbol. “Se viven emociones muy intensas, tanto cuando ganas como cuando pierdes, es algo totalmente desbordado. Para mí fue demasiado, porque a diferencia de jugadores y entrenadores, yo volvía a mi consulta el lunes y ellos libraban. En cualquier caso, recuerdo con alegría esos años”.
DE
INSPIRADA…
En psicología, el efecto Pigmalión hace referencia a la influencia de una persona en las capacidades de otra. Para Ramírez, esa fuente de inspiración fueron dos profesores. La primera, María José Valdivieso, que le enseñaba Filosofía en el colegio alemán de Las Palmas de Gran Canaria, donde cursó sus estudios. “Los profesores españoles que teníamos eran más cercanos que los alemanes. Ella era una persona más alegre, cercana y joven, tendría unos 30 años. Además, también había hecho gimnasia deportiva, como yo, y nos transmitía mucha confianza a los alumnos”, recuerda Ramírez. En el último año del Curso de Orientación Universitaria (COU), acudía frecuentemente a casa de Valdivieso para preparar la selectividad. La confianza que le transmitía fue decisiva para su futuro. “Estudiar lo mismo me pareció la mejor forma de parecerme a ella. Así que le pregunté, me dijo que Psicología y dije ‘ya está, yo lo mismo”.
El segundo Pigmalión de Ramírez fue el profesor Francisco Javier Pérez Pareja, al que conoció en segundo de carrera. “Nos daba la asignatura de Psicodiagnóstico. Teníamos una relación de amor y odio, porque yo siempre tenía algún comentario, participaba demasiado y estaba levantando la mano todo el tiempo. Pero sé que le caía muy bien”. Un día, Pérez Pareja enseñó a sus alumnos el test WAIS, una prueba de inteligencia que mide las capacidades individuales. Decidió usar a Ramírez como conejillo de indias. La psicóloga en ciernes obtuvo un coeficiente por encima de 160. “Equivale a ser superdotada. Nunca fui una estudiante modelo y, desde entonces, saqué sobresaliente. De repente, me crecí y vi que tenía mucha más capacidad de la que yo creía”, recuerda la psicóloga. Después de crecer en un ambiente en el que “nunca” sintió ser valorada por su inteligencia, aquello fue un “empujón”. “Yo me veía como alguien del montón, sin ninguna capacidad ni talento especial. Fue una casualidad que me escogiera a mí, pero me abrió la confianza”.
… A
INSPIRADORA
Teniendo muy presente la forma en la que dos profesores cambiaron su vida, Ramírez trata de hacer lo mismo con cualquier persona a través de la divulgación. En 2012 publicó su primer libro, Entrénate para la vida, en el que la psicóloga apuntó las claves y herramientas para conseguir un mejor equilibrio emocional. Le siguieron otros diez más en la última década, centrados en las relaciones de pareja, la confianza y el optimismo, entre otros temas. A su prolífica carrera como escritora fue sumando cada vez más intervenciones en televisión, conferencias y talleres. Hasta convertirse en una de las divulgadoras sobre psicología más reconocidas de España. Más de medio millón de seguidores entre YouTube, Twitter o Instagram lo atestiguan.
Dos libros para entender las emociones del fútbol
“El impacto lo tengo sobre todo en redes, pero lo que más me gusta, o lo que me parece más divertido para divulgar, son las obras de teatro”, confiesa Ramírez. Con La ansiedad no mata, pero fatiga, lleva en los escenarios desde su estreno en 2021. En ella explora, junto al actor Rafael Blanca, cómo puede afectar la “enfermedad de nuestro tiempo” a la vida cotidiana. Lo hacen en clave de humor, ya que “esa parte de comedia hace que el público se sienta relajado y pueda asimilar lo que oye, entenderlo y relativizar las cosas”, cuenta Ramírez. Estos son algunos ejemplos de los vídeos con los que triunfa en redes:
- Escritora
- Talleres
- Actriz
El fin último es transmitir los consejos que da a potenciales pacientes. Muchos llegan a su consulta padeciendo, precisamente, ansiedad, debido al “ritmo de inmediatez” de la sociedad actual. “Es como si fueran en un coche de 300 caballos, cuando a lo mejor solo necesitan uno de 20. Por ejemplo, muchas mujeres tienen que hacer de mujer-orquesta: cuidar a los niños, el trabajo, las amigas, atender a los padres, el autocuidado… y está generando un desgaste a nuestro sistema nervioso altísimo”.
“La gente es consciente de que va acelerada, lo que no es consciente es de que pueden parar”. Algo que a Ramírez le gustaría hacer en algún momento para dedicarse a lo que más le gusta: “Hacer deporte durante todo el día”, confiesa.
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