1871. Un tal Thomas Alva Edison, el Shakespeare de las bombillas, está desesperado. Necesita una solución que le permita medir la electricidad que consumirán sus futuros clientes. Se pone manos a la obra y desarrolla un sistema basado en la electrólisis. Dos varas de cobre se introducen en una solución química y actúan como electrodos, es decir, como los polos positivo y negativo de una pila que alimentan un circuito eléctrico. Al pasar la electricidad por ellas, una de las dos se corroía. La pérdida de masa daba la medida del consumo del cliente. Pero la precisión, en otros primeros tiempos, no era la ideal y Edison tuvo que afrontar un enemigo temible: el cliente (justamente) insatisfecho.
Siglo y medio después, Ignacio Moutas Moreno de la Santa (Madrid, 1968), responsable de marketing de energía del segmento residencial y negocios de Endesa Energía, no tiene problemas en acuñar esta frase, vox pópuli entre los que viven del vatio: “A nosotros nos paga el sueldo Edison”. Es una sentencia que resume la importancia capital que tuvo este inventor y empresario en la creación de un aparato al que todos debemos el milagro de la corriente eléctrica: el contador de la luz. Es decir, el guardián y cronista de nuestros enchufes.
Hubo que esperar casi ochenta años, hasta 1957, para ver el siguiente salto sin red en el contador, según detalla el Edison Tech Center, asociación científica y museo que registra y expone los avances históricos de la industria eléctrica. Roswell Gilbert, ingeniero de la Weston Electrical Corporation, consiguió desarrollar la conversión analógica a digital para los contadores de la luz, abriendo una nueva era. Sin embargo, un aspecto clave continuaba sin cambios, cómo se medía el gasto final para el cliente. El contador era un ser aislado y mudo a la espera de que un operario de una distribuidora se pasara por allí, anotará la medida de los kilovatios, se la restará a la medida del mes anterior y sacará el consumo del cliente. Esto evidentemente en la era moderna se traduce por un precio tomado de la media de consumo de un país (en España hay más de 25 millones de puntos de medida de consumo) y de los distintos clientes tipo que surgen de este análisis
Nuevo salto en el tiempo, al presente, a la era digital en la que todos buscamos el sastre ideal para cada una de nuestras necesidades, esa app o web que nos permite personalizar la oferta a nuestra medida. Lo nuevo es el smart meter, es decir, el contador inteligente y telecomunicado. Moutas tiene otra cita para estos tiempos, una de la que no recuerda la autoría pero que cree que se ajusta como un guante a la revolución que suponen estos contadores: “Contadores listos para tarifas tontas. Esto es lo que teníamos antes del telecontador, unas tarifas que no aprovechaban todas las maravillas que permiten los aparatos”. ¿Y por qué se han vuelto listas? Siga leyendo.
La idea es sencilla. Telecontador significa que hay una comunicación entre la distribuidora de electricidad y el contador eléctrico. “Esta comunicación se produce a través de la corriente eléctrica, por el protocolo PLC”, explica Moutas. “Lo que permite es que la distribuidora tenga una lectura horaria de qué está consumiendo exactamente el cliente 24 horas al día, 365 días al año”.
Muy bien, pero… ¿cómo ahorro? Hay que volver a la idea de tarifa tonta para el contador listo. La tarifa Tempo Happy de Endesa es un ejemplo de la personalización que se puede alcanzar con estos contadores. La idea es que el cliente diseña a medida esta tarifa aprovechando la capacidad de los telecontadores de registrar el consumo horario. La Tempo Happy permite elegir dos horas al día o un día a la semana con consumo a coste cero. Esta elección está enteramente en manos del cliente. Y especialmente del cliente internauta.
“Se puede también configurar y cambiar por teléfono, pero está pensada para exprimir todo el potencial para el usuario de Internet”, explica Moutas. “Es tan fácil como entrar en la app de Endesa desde el móvil y elegir qué horas quieres para tu tarifa”. La personalización es también prevención y control del gasto. La tarifa avisa si las horas elegidas no le están ofreciendo al cliente el ahorro perfecto. Logran ofrecer este servicio al analizar el consumo de electricidad individualmente y sugerir en consecuencia cuál sería la opción de máximo ahorro. Las horas que se tienen activadas a coste cero se marcan en los gráficos de consumo con un color distinto (más oscuro) para que sea más fácil percibir si son las adecuadas.
El telecontador y las posibilidades que ofrece a los euros de tu bolsillo ha quedado claro. Pero si quieres ser un pro del vatio, hay otro punto en el que entrar en detalle. Las curvas de carga horaria. Es decir, la radiografía de tu consumo energético, hora a hora.
Curva de carga horaria. Esto es la verdadera revolución para, como está de moda decir, empoderarte de tu consumo. La idea de una curva de carga horaria es sencilla: es un gráfico que te muestra cómo consumes la energía en un periodo de tiempo. Endesa, a través de su web o su app, ofrece la opción de visualizar la energía consumida agrupada de distintas formas: puedes elegir cualquiera de los períodos ya facturados o el período actual, antes de que te facturen. Además se puede escoger el tipo de división temporal del gráfico: por factura, que muestra el consumo de cada día o por día, que muestra el consumo de cada hora. Los datos de estos gráficos pueden descargarse en varios formatos. También puede verse la información mediante los gráficos personalizado de la Tarifa Tempo Happy que muestra la energía acumulada según la opción elegida. Esta es la mejor manera de ver si nuestra opción es la correcta y si no es así poder cambiarla en un momento.
Para que lo entiendas mejor, te mostramos una curva de carga horaria real de un posible cliente.