Una postal sensorialen 10 experiencias delCamino Primitivo
La aventura ‘xacobea’ empezó aquí
Esta ruta es un viaje en el tiempo con tres destinos. El primero, al origen de la tradición jacobea, pues esta es la senda originaria que, según la leyenda, recorrió el rey Alfonso II el Casto desde Oviedo para venerar los restos del apóstol Santiago. Un trayecto que transcurre entre montañas, bosques y aldeas. El segundo, lleva al caminante un poco más lejos, hasta el esplendor de la Hispania romana en Lugo y a Santalla de Bóveda, un misterioso edificio cuyo origen aún genera debate. Y el tercero, un viaje de 168 kilómetros desde A Fonsagrada (Lugo) a Santiago que conecta el pasado con el presente: lo recorremos con la banda sonora de Tanxugueiras, el trío musical que a través de su estilo rompedor ha conectado la música tradicional gallega con la modernidad. Un Camino Primitivo, pero que pertenece a todos los tiempos.
Una banda sonora moderna para la ruta más antigua
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¿A qué suena el Camino Primitivo? ¿Pueden las canciones de hoy reflejar el espíritu del camino jacobeo más antiguo? Tanxugueiras se atreven a ello y recomiendan las canciones más evocadoras que el peregrino puede escuchar mientras realiza este trazado.
Este trío de pandereteiras y cantareiras entiende bien lo que es casar lo ancestral con lo moderno. La muestra: su tema Terra, con el que se presentaron (y arrasaron entre el público) al Benidorm Fest, donde se eligió el tema que representó a España en Eurovisión. Con él, el sonido tradicional de la pandeireta trascendió las fronteras de Galicia y conectó el acervo musical de esta tierra con una sensibilidad y un estilo contemporáneos. Y consiguieron con la canción que todos supiéramos qué son las foliadas, las fiestas gallegas, describe Aida Tarrío, la más joven del grupo, donde se juntan personas a las que les gustan los sonidos tradicionales y tocan la pandereta, la gaita y cantan. “Es lo más urbano y, a la vez, lo más de pueblo que existe”, remarca.
¿A qué suena el Camino Primitivo para Aida Tarrío y las hermanas Sabela y Olaia Maneiro, Tanxugueiras? Ellas lo cuentan en el siguiente vídeo.
Escucha la selección musical de Tanxugueiras para el Camino Primitivo
Las huellas de un tiempo legendario
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El carácter agreste y montañoso que saluda al peregrino al entrar en Galicia por el Alto do Acevo, en el municipio lucense de A Fonsagrada, a 168 kilómetros de Santiago, fomenta esa atmósfera de lugar remoto y solitario que envolvía a los primeros caminantes. También su nombre, que evoca la fuente sagrada en la que, de acuerdo con la creencia, el agua se transformaba en leche por gracia de la Virgen para las campesinas que ayudaban a los viajeros. Las historias milenarias acompañan al viajero a lo largo de toda una ruta que atraviesa aldeas perdidas en el tiempo y bosques con rincones mágicos. Aquí está el Camino Primitivo más puro.
Hospital de Montouto. Las ruinas del último hospital de peregrinos, junto a la aldea de Montouto, se alzan serenas y misteriosas al paso del caminante. Desde su fundación en el siglo XIV y su reconstrucción 300 años después, funcionó como refugio y espacio de descanso para los que se dirigían a Santiago, a 140 kilómetros de marcha. Así fue hasta mediados del XX, momento en el que quedó abandonado tras marcharse el último hospitalero. La elección del lugar no fue casual, pues a pocos metros se alza el dolmen de As Pedras Dereitas, monumento funerario primitivo que habla del carácter espiritual que los habitantes ya imprimieron a esta región desde el Neolítico.
Aldea de Soutomerille. Medio siglo lleva callado este conjunto de cinco casas que bordea el Camino Primitivo en el municipio de Castroverde, a 15 kilómetros de Lugo. Un rincón en el que la naturaleza reclama su terreno y cambia los colores del entorno ante la ausencia de actividad humana: el verde de los árboles centenarios devora los muros y el amarillo del musgo borra el gris de su pazo, su refugio para peregrinos, su diminuto cementerio, uno de los más pequeños de la región, y la iglesia de San Salvador, de origen prerrománico y cuya antigüedad se presume en los detalles mozárabes y barrocos.
Ponte das Penas. Seis piedras alargadas colocadas en fila sobre el agua evitan que el caminante se moje los pies en el rego Catasol, un suave y somero afluente del río Furelos. Esos cantos conforman el ponte das Penas (puente de las Peñas), una humilde pasarela que llevará la imaginación del caminante a los tiempos en los que los grandes puentes eran un prodigio constructivo reservado a las grandes urbes. Se encuentra en el ramal norte de la bifurcación que se produce entre O Carballal y Parabispo, en la etapa de Melide y Arzúa, a casi 50 kilómetros de Santiago de Compostela. Este desdoblamiento es común en el Camino Primitivo: en cinco momentos esta ruta se bifurca en dos itinerarios alternativos que, unos kilómetros más adelante, vuelven a juntarse.
Un bosque romano convertido en capital
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Entre montañas, prados y aldeas, el peregrino se encuentra con “el bosque sagrado del emperador Augusto”, que es lo que significa Lucus Augusti, el nombre en latín de la primera gran ciudad de este Camino en Galicia: Lugo. Se trata de una de las urbes romanas más antiguas, fundada en el año 25 antes de nuestra era y con un patrimonio histórico que puede presumir de algo único. Tres ejemplos:
Bajo las directrices del arquitecto y pensador romano Vitruvio se construyó la Muralla de Lugo, la única romana del mundo que se conserva entera en pie, aunque con algunas modificaciones, en sus dos kilómetros de pizarra y granito. Es Patrimonio de la Humanidad desde 2000. El adarve, su paseo superior, propone al visitante una caminata por las alturas con unas vistas completas de la ciudad.
La catedral de Santa María de Lugo va camino de ser testigo de la mitad de la historia de la ciudad. Su construcción se inició en 1129 y desde entonces ha sufrido modificaciones góticas, renacentistas, barrocas y neoclásicas. En su interior guarda dos órganos, algo poco habitual en las iglesias españolas, y un amplio museo de arte sacro.
En el Monumento do Bimilenario, un águila sobrevuela desde 1975 la plaza de Santo Domingo. El egregio animal de bronce símbolo de la época imperial romana conmemora los dos mil años de la urbe galaica sobre una columna de 15 metros de altura con sus alas entreabiertas. Originalmente, ocupaba el capitel de inspiración corintia una escultura de la regia ave encontrada en las excavaciones arqueológicas de O Courel, al sur de la provincia, pero fue sustituida por la actual en 1977. El conjunto es obra del arquitecto gallego Antonio González Trigo.
La ciudad de paladares infinitos
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El sabor más auténtico de Lugo se encuentra en las tapas. En los bares se sirven tantos aperitivos sin coste alguno que las oportunidades de seducir al paladar son casi infinitas: algunos, auténticamente gallegos, como la empanada, la tapa de queixo (queso), la de huevo frito o el caldo gallego, incluso en verano; otros más exóticos derivados de la cocina fusión con Latinoamérica, como los tostones (chips de plátano) rellenos de pollo. Aunque, como explica a continuación Erik Quintela, leyenda local del Breogán, un club histórico del baloncesto español, además de vecino y experto tapero, las que más abundan son las que tienen al cerdo como ingrediente principal. Quintela da las claves para que cualquier visitante de la ciudad sepa sacarle el sabor a esta experiencia culinaria en medio del Camino.
Erik Quintela da las claves para tapear por Lugo
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La cómoda (y glamurosa) acampada en el bosque
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Lejos del ajetreo urbanita, a nueve kilómetros de Lugo y a dos de Fornelo, punto en el Camino Primitivo al suroeste de la capital, se eleva As Cabanas das Chousas, entre fresnos, carballos y tejos. Un moderno complejo de pequeñas viviendas de madera en el que practicar el glamping, una modalidad de turismo en la naturaleza, pero con una particularidad fundamental: la comodidad.
Las cabañas de este lugar privilegiado, situado dentro de la Reserva de la Biosfera Terras do Miño y junto a la ruta natural del río Mera de la que toma el nombre, son pequeños apartamentos bien equipados para hasta cinco personas, con grandes ventanales y una terraza desde la que sentirse inmerso en el entorno. Durante la cena se escuchan los enigmáticos sonidos de la noche y durante el desayuno, una algarabía de aves da los buenos días al huésped. Pero por si esto no bastara para sentirse relajado, también cuenta con una bañera nórdica en la que disfrutar de un baño caliente incluso en invierno, como presumen Pablo Yanes y Verónica Cela, sus dueños y constructores, en este vídeo.
El mayor misterio de la ruta primitiva
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Detrás de la calma que impera en el templo de Santalla de Bóveda surge, según sus visitantes, la sobrecogedora sensación de encontrarse en un lugar misterioso del que aún no se conoce toda la verdad. El edificio, situado a 13 kilómetros de Lugo, se parece por dentro a muchos lugares de origen romano y paleocristiano pero es, a la vez, un espacio único. Se descubrió en 1914, confirmando una leyenda que corría por la zona desde hacía siglos, que existía una iglesia enterrada, y se declaró Monumento Nacional desde 1931. Haz clic para descubrir cada uno de sus fascinantes misterios todavía no revelados por la arqueología.
Una piscina central
Su origen y su función han dado lugar a varias teorías. El historiador Enrique Montenegro, autor de una tesis sobre el lugar, cuenta que en inicio se consideró la iglesia más antigua de la península Ibérica. A partir de los años 50, cuando se halló la piscina central, se pensó que podía tratarse de un ninfeo, un templo de origen romano dedicado a las ninfas, deidades menores de la naturaleza.
Un mausoleo dedicado al Dioniso
El historiador Enrique Montenegro, sin embargo, tiene otra teoría: cree que es un mausoleo ya que las pinturas, en las que aparecen con frecuencia sarmientos y vides entrelazadas, están relacionadas con el dios Dioniso, del que hay otros ejemplos en el imperio romano de enterramientos dedicados a esta deidad, por lo que sus seguidores tenían asegurada la divinidad una vez murieran
Un edificio romano con muchos cambios
La teoría más reciente indica que podría ser un edificio de origen romano con muchas transformaciones medievales. Un equipo de la Universidad de Santiago de Compostela ha determinado, tras una última investigación en 2021, que el edificio cuenta con elementos arquitectónicos que abarcan desde el siglo III al siglo IX.
Un aviario en su bóveda
En sus paredes nadan y vuelan multitud de aves representadas de forma naturalista: pavos reales, palomas y un francolín —ave similar a una perdiz—, entre otras, que suponen un precedente de la pintura mural prerrománica que se daría principalmente en Asturias.
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Interior de Santalla de Bóveda.
Una idílica y coqueta playa en el interior
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La vera del río Iso, en Arzúa, a 39 kilómetros de Santiago y ya dentro del tramo que comparte el Camino Primitivo con el Francés, guarda en un pequeño frasco una de sus esencias para compartir en familia: Ribadiso, una idílica y coqueta área recreativa en la que hacer un alto para comer, darse un baño, pasear por las pontellas (pequeños puentes de madera), dejar que los niños jueguen un partido en las canchas o echarse la siesta a la sombra de los centenarios árboles que jalonan la playa fluvial. También para pasar la noche, pues cuenta con un espacio para acampar y con el único hospital de peregrinos que mantiene su función asistencial en Galicia. Es un edificio rehabilitado construido entre el siglo XIII y XIV, que funciona como albergue público.
Un toque ácido y salado, otro dulce y floral
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En esta ruta se puede descubrir el perfecto maridaje entre el sabor ácido, salado y fino del queso de Arzúa-Ulloa, con Denominación de Origen Protegida (DOP), y el dulzor floral de la miel con Indicación Geográfica Protegida (IGP) gallega. A la altura de Arzúa, a 39 kilómetros del destino, se encuentra el Centro de Divulgación do Queixo e do Mel, una iniciativa privada que quiere enseñar el valor de estos productos únicos de la tierra a través de talleres, ferias, una cocina laboratorio y un museo. Una ocasión excepcional para aprender a distinguir los matices de la miel, que, como cuenta Noelia Torres, directora del centro, varía de acuerdo con las flores de las que las abejas extraen el néctar. La hay de zarzamora, una de las más dulces y oscuras que existen; de brezo, que se produce en los parajes montañosos donde crece esta mata, así como multiflorales, que combinan néctares de varias plantas.
Sellos del queso DOP Arzúa-Ulloa (izquierda) y de la IGP Miel de Galicia.
La casa de las palabras perdidas
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Hay un universo de palabras que construyen la tradición de Galicia: de sus campos, sus aldeas, sus cocinas y sus talleres. Un mundo de vocablos sonoros que hoy forman parte del lenguaje cotidiano, como lareira, muiño y coitelo, pero también otros muchos que resuenan cada vez con menos frecuencia porque las costumbres y las herramientas que les daban sentido ya no se utilizan. Muchas de ellas aún se conservan, como reliquias de otro tiempo, en el museo etnográfico de A Fonsagrada, creado y gestionado por los vecinos del municipio, que expone utensilios de la vida diaria y, con ellos, los nombres que tenían. ¿Sabrías adivinar qué significa cada uno de ellos?
Cambela
Coitelo
Guindastre
Lareira
Leira
Muiño
Pilladeira
Reladeira
Trobo
Zoqueiro
La cambela es un arado que se utilizaba para abrir la tierra sin cultivar. Era una pieza de madera de roble muy pesada, que debía arrastrarse por varias parejas de vacas o bueyes y que se usó hasta finales de los años sesenta.
Hay coitelos en todas las cocinas y en todos lados se utilizan para cortar, raspar o untar. Pero en Galicia hay algunos tradicionales que, pese a ser centenarios, conservan un aspecto minimalista y contemporáneo. Es el caso de este con mango de madera de boj y asta de vaca.
Un guindastre es cualquier grúa, desde las que se usan en la lareira para colgar el pesado pote, hasta las que levantan grandes pesos en la construcción de edificios o en el traslado de mercancías en los puertos.
La vida en las aldeas gallegas se hace en torno a la lareira: el hogar. Un espacio que proporcionaba calor presidido por el fuego sobre el que colgaba un gran caldero.
La leira es el corazón de la vida rural gallega, un terreno de labranza donde se cultivan los vegetales, una vega fertilizada por las subidas del río o el campo sobre el que pasta el ganado.
Si don Quijote hubiera sido gallego habría confundido los muíños con gigantes. En Galicia, a diferencia de La Mancha, los que más abundan son los muíños (molinos) de agua, que aprovechan la fuerza motriz de sus abundantes ríos para activar las muelas de piedra que trituran el grano.
En muchos pueblos se fabricaban pilladeiras, unos cestos de mimbre con un palo largo, como las redes de las piscinas para recoger las hojas, que se usaban para pillar las castañas que caían de los árboles a la superficie del río y que aún estaban dentro de sus zurrones, esos cascarones con aspecto de erizo. Un ejemplo de economía circular centenaria.
La reladeira es un utensilio de cocina en forma de cuenco de madera tallada, en cuyo centro emergía un pivote sobre el que se relava (picaba) la verdura o la carne.
Un tronco de roble baleirado (vaciado) servía de trobo a las abejas que se usaban para producir miel en Galicia. Se trataba de una colmena artificial que se cubría con una losa de pizarra, la piedra más frecuente en la zona montañosa gallega.
Zapateiros hay muchos, pero zoqueiros quedan pocos. Estos profesionales artesanos son capaces de convertir un trozo de madera en uno de los calzados por antonomasia de la cultura gallega: el zueco. Un zapato versátil, pues lo usaban tanto los peregrinos en sus largas caminatas, como los campesinos y artesanos durante sus arduas tareas.
Un baño y un concierto antes de llegar a Santiago
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Recrearse en el frescor de las piscinas durante el día y bailar y cantar hasta quedarse sin voz en un concierto por la noche. Cada verano, el parque del Monte do Gozo, a las puertas de Santiago de Compostela, ofrece al peregrino y a todo el que lo desee esta combinación. Las tres piscinas son públicas, y su diseño hexagonal logró ser finalista en los premios Fomento de las Artes y del Diseño (FAD) de arquitectura en 2018. Mientras, el auditorio del parque se convierte, cuando cae el sol, en recinto de multitudinarios espectáculos musicales, especialmente entre junio y agosto. De hecho, por aquí han pasado músicos de la talla de Bruce Springsteen, Muse o los Rolling Stones. Todo un baño para los sentidos antes de llegar a la meta.