Torre de Hércules, de Maru Godás

La Torre de Hércules (A Coruña), según Maru Godàs

Puerto de Ferrol, de Róisín Curé

El puerto de Ferrol (A Coruña), según Róisin Curé

Una postal sensorial en 11 experiencias del Camino Inglés

Dos trazados y una meta común

El Inglés es un Camino dual. Sus dos tramos parten de A Coruña y Ferrol y transcurren por separado 73 y 112 kilómetros respectivamente hasta unirse en Bruma y continuar hacia Santiago. Pero también se mueve entre la realidad y la ficción. En él se mezclan los valores de la Ilustración y la Revolución Industrial con la creencia de que un semidiós erigió la espléndida torre de Hércules o con el sentido universal de los Caminos, al ser esta la ruta que tomaban los peregrinos del norte de Europa para llegar a Compostela. También es la doble perspectiva que, en la imagen superior, muestran las artistas Maru Godàs y Róisín Curé sobre las sensaciones y los colores que su ojo entrenado percibió, como un sexto sentido, mientras lo recorrieron. Y para artístico, el humor gallego, representado por un museo dedicado a él en Fene (A Coruña) y oportunidad única para entender la famosa retranca gallega que, también dual, es capaz de verbalizar una idea para dar a entender la contraria.

El peregrino de los dos Caminos Ingleses

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El ingeniero británico Neil Dawes no vive en Galicia, ni siquiera en España, pero el Camino Inglés pasa junto a su casa de Darlington, al noroeste de Inglaterra. Por allí se extiende la etapa de 35 kilómetros entre el priorato de Finchale y la ciudad de Gainford que forma parte, dentro del Reino Unido, de la ruta que históricamente usaban los peregrinos para llegar a Santiago de Compostela. Este camino en tierras británicas, de nuevo cuño, va recuperando e incorporando tramos a medida que Friends of Finchale Camino Inglés (Amigos del Camino Inglés de Finchale), nacida en 2014, rescata el recorrido original.

Por eso, Dawes se animó a comenzar su peregrinación desde allí —cuyo itinerario cuenta para obtener la Compostela, el documento acreditativo oficial— y, tras el trayecto inglés, tomó un avión para continuar por Galicia, en su caso, desde Ferrol. Dawes asegura que el clima y los paisajes gallegos le han hecho sentirse como en casa, pero su comida y sus gentes le han ofrecido una experiencia completamente nueva que ahora revive a través de lo que captó con sus sentidos.

9 vecinos de los que presumir

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Decía el escritor Gonzalo Torrente Ballester que Ferrol era una ciudad lógica en un entorno mágico que es Galicia. Un punto de partida ilustrado que ha sido cuna y hogar de grandes pensadores, políticos, escritores, ingenieros, además de algún que otro deportista y germen de un proyecto prometedor que acabó en truculenta tragedia. Una forma de ver la ciudad con otros ojos.

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  1. Gonzalo Torrente Ballester
  2. Jorge Juan
  3. Marqués de Amboage
  4. Aurora Rodríguez Carballeira
  5. Rodolfo Ucha
  6. José Canalejas
  7. Pablo Iglesias
  8. Concepción Arenal
  9. Javier Gómez Noya
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Gonzalo Torrente Ballester

Una placa y un busto recuerdan al literato Gonzalo Torrente Ballester sobre el muro de la casa de sus abuelos, donde nació en 1910, en la antigua aldea de Serantes; sus restos reposan en el cementerio parroquial. Pero el gran homenaje de Ferrol, de cuyo paisaje industrial estaba enamorado el autor de Los gozos y las sombras, es el centro cultural que lleva su nombre y que ocupa el edificio del siglo XVIII del antiguo hospital de la caridad.

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Jorge Juan

La estatua de Jorge Juan en los jardines de Herrera señala hacia el arsenal de la Marina española porque este marino, ingeniero y científico alicantino contribuyó a reformar la construcción naval española, lo que dio lugar a las modernas bases de Cádiz, Cartagena y Ferrol en el siglo XVIII. Pero Juan fue mucho más. Participó en la expedición de la Real Academia de Ciencias de París para medir el ecuador y averiguar si la Tierra estaba achatada por los polos y fue aceptado como miembro en sociedades científicas como la Royal Society de Londres donde, además, ejerció como espía para la corona española y adquirió los conocimientos para la renovación de los arsenales de la Marina.

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Ramón Plá y Monge, marqués de Amboage

Una escultura recuerda la contribución de Ramón Plá y Monge, marqués de Amboage, a la prosperidad de la ciudad, en una de sus principales plazas. Tras la muerte de su primogénito en un accidente militar, creó una fundación con la que pagaba la excedencia del servicio militar, que costaba 1.500 pesetas, a los hijos de familias ferrolanas de escasos recursos. Cuando se prohibió la exención siguió repartiendo el dinero a los que volvían del servicio y, hoy, la fundación sigue ayudando a los necesitados.

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Fachada del lugar de nacimiento de Aurora Rodríguez Carballeira
Aurora Rodríguez Carballeira

En el número 181 de la calle Madalena nació Aurora Rodríguez Carballeira, protagonista de la crónica negra ferrolana por el asesinato de su hija Hildegart, nacida en 1914, a la que educó para que representara la mujer del futuro: culta, inteligente y hecha a sí misma. Hildegart se convirtió en la abogada más joven de España, estudiaba Filosofía y Letras y Medicina, escribía en prensa, militaba en partidos políticos y publicaba ensayos sobre educación sexual. Pero el severo control de sus movimientos por su madre alentó los deseos de independencia en la joven, que chocaron con los planes de su progenitora. En 1933 la asesinó por ello. La historia ha inspirado varias novelas, entre ellas La hija de Frankenstein, de Almudena Grandes, y películas, como Mi hija Hildegart, de Fernando Fernán Gómez.

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Fachada del lugar de nacimiento de Rodolfo Ucha
Rodolfo Ucha

La arquitectura modernista de Ferrol lleva el apellido de Rodolfo Ucha, pontevedrés criado en la ciudad ferrolana, donde ejerció de arquitecto municipal. Allí diseñó con este rompedor estilo de principios del siglo XX algunos de los edificios principales de la ciudad como el casino, el teatro Jofre, la casa Rodríguez Fernández o el edificio de El Correo Gallego, que conforman una ruta modernista. Hoy, un centro de Formación Profesional lleva su nombre.

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José Canalejas

Los paseantes del parque de Cantón se cruzan a menudo con el abogado y político regeneracionista de Ferrol José Canalejas. Allí se instaló en 2015 su estatua, del artista Miguel Couto, frente al palco de música. Una placa en la casa en la que nació, en 1854 en la plaza del Marqués de Amboage, también recuerda a este escritor, periodista y presidente del Consejo de Ministros, asesinado en Madrid en 1912.

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Pablo Iglesias

Pablo Iglesias, periodista, impresor y fundador del Partido Socialista Obrero Español en 1879, nació en Ferrol, en el barrio de Esteiro, aunque la vivienda no está en pie, pues el barrio ha experimentado grandes transformaciones en los dos últimos siglos. Sin embargo, en los jardines de las Angustias cuenta con una escultura monolítica en la que se insertó un medallón con el rostro del político español.

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Concepción Arenal

Concepción Arenal, abogada, periodista y pensadora, está considerada como la precursora del Trabajo Social en España: durante el siglo XIX, fue la primera visitadora de prisiones y reclamó una reforma del Código Penal para mejorar las condiciones de los presos y el carácter punitivo de los centros bajo el lema “abrid escuelas y se cerrarán cárceles”. Su nombre resuena por todo Ferrol: en una calle que lleva su nombre; en la placa del número 177 de la calle Real, donde se encuentra la casa en la que nació en 1820; en el primer instituto de Secundaria creado en la ciudad (de 1927) y en la escultura que la recuerda en la rúa de Fernando VI, 12.

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Javier Gómez Noya

Los parques y las aguas de Ferrol vieron correr y nadar al triatleta Francisco Javier Gómez Noya durante su infancia en los años ochenta. Allí adquirió la perseverancia gallega con la que, pese a sufrir un problema de corazón, se ha hecho con cuatro oros mundiales, tres europeos y una plata olímpica, que le convierten en uno de los mejores triatletas de todos los tiempos. Hoy, la ciudad coruñesa de la que es hijo predilecto le rinde homenaje con un polideportivo junto a la ría.

El secreto de una tortilla que no admite debate

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Betanzos, final de la segunda etapa del Camino desde Ferrol, transportará al caminante a la Edad Media. En esta ciudad gallega, conocida como la capital del gótico en Galicia, destacan los rosetones y las puntas de las torres de sus tres iglesias góticas, la de Santa María do Azogue, la de Santiago y la de San Francisco —donde aún se pueden ver sepulcros medievales de las familias de linaje noble, así como los arcos ojivales de las tres puertas de la antigua muralla. Pero muchas de sus fachadas también transpiran un sabor modernista, como la brillante fuente de Diana Cazadora de la plaza Irmáns García Naveira o la colorida y detallista portada de Casa Núñez, hoy centro Internacional de la Estampa Contemporánea.

Iglesia y convento de San Francisco, en Betanzos

Iglesia y convento de San Francisco, en Betanzos

Pero Betanzos no solo despierta la vista, también el gusto y el olfato gracias a su famosa tortilla de patata, cuya receta que genera debate en todas partes, no admite dudas y se alza como icono gastronómico. ¿Qué hace especial a este plato? La tortilla de Betanzos va sin cebolla y debe estar poco cuajada. Así, destaca por su firme y dorada textura exterior y su sorpresa melosa en el interior. Pepa Miranda, dueña del restaurante Casa Miranda en la ciudad gallega, remarca que, para prepararla, se deben usar huevos camperos, que tienen más yema que los normales, jugar con la potencia del fuego y, sobre todo, no dejar que se seque.

La receta de la tortilla de Betanzos para cuatro personas

  1. Cortar 1 kilo de patatas en lascas finas
  2. Echarlas en una sartén con aceite de oliva bien caliente
  3. Bajar el fuego en seguida para conseguir que la patata quede confitada, y mantenerlo medio-bajo entre 15 y 20 minutos
  4. Batir 12 huevos
  5. Escurrir el aceite de la sartén
  6. Echar un poco de sal en la patata y un pellizco de sal por huevo
  7. Sacar la patata de la sartén y mezclarla con los huevos batidos, es decir, ‘esmagarlo’, como se dice en gallego. Después, devolver la mezcla a la sartén caliente
  8. Darle la vuelta enseguida con un plato o una tapa para que no se seque ni se dore
  9. Repetir dos o tres veces más para evitar que el huevo cuaje del todo
Pepa Miranda, dueña de Casa Miranda (Ferrol)

Por Pepa Miranda, dueña de Casa Miranda (Ferrol)

Tres miradas hacia al futuro (y una al océano)

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A Coruña conecta con el pasado a través del Camino Inglés y con el futuro en sus museos. La ciudad cuenta con cuatro espacios en los que niños y adultos se adentran, a través de la vista, el tacto, el oído y, sobre todo, con la imaginación, en el inestimable patrimonio científico, tecnológico y social de la humanidad y en la riqueza natural que guardan sus aguas.

Inmersión en las profundidades del Atlántico

El peregrino se zambulle en las aguas del Atlántico cuando entra en el Aquarium Finisterrae de A Coruña. Allí nada entre las bateas de mejillones, se asoma a las guaridas arenosas de las cigalas y sigue las coreografías de los bancos de sardinas y jureles. También siente la fuerza del océano en la sala Nautilus, que reproduce el gabinete del Capitán Nemo en Veinte mil leguas de viaje submarino, la novela de Julio Verne. El visitante ocupa el espacio central y se siente rodeado por una inmensa masa de agua marina y, dentro de ella, algunas de las especies más grandes del acuario, como un tiburón toro de hasta 120 kilos de peso.

Aquarium Finisterrae de A Coruña

El reflejo del ser humano

El museo Domus de A Coruña es el primer museo interactivo sobre el ser humano y un espejo para cualquier visitante. El edificio con forma de vela de barco es obra del arquitecto japonés Arata Isozaki, autor del Palau Sant Jordi de Barcelona, y el gallego César Portela, Premio Nacional de Arquitectura 1999. En él, cualquiera puede descubrir, mediante actividades interactivas, el funcionamiento de la genética y hacer de detective para descubrir por qué no todas las personas responden igual a un medicamento, o los secretos de la inteligencia al probar su fuerza mental para mover una bola con las ondas cerebrales que genere al concentrarse.

Museo Domus de A Coruña

Un viaje a las alturas de la tecnología

Los secretos de la ingeniería quedan al descubierto en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de A Coruña, en el que el peregrino puede subir a 42.000 pies de altura dentro del célebre jumbo de Iberia expuesto en el museo, el avión más grande de la compañía, que trajo de vuelta a España el Guernica de Picasso en 1981. O viajar al espacio con la escafandra estratonáutica del ingeniero y aviador Emilio Herrera, que sirvió de inspiración a los trajes espaciales utilizados por la NASA estadounidense.

Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de A Coruña

Un baile al ritmo de rayos cósmicos

La Casa das Ciencias enrola al peregrino en un viaje por hipnóticos fenómenos de la física, como la oscilación de los objetos. También lo hace en los secretos de la astronomía, explicados como si el cielo fuera una discoteca a través de una pista de baile en la que la música suena y se iluminan las láminas del suelo cuando se detectan rayos cósmicos penetrando en la atmósfera.

Casa das Ciencias

Una parada para disfrutar
de otro sentido: el del humor

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Cuando alguien está indeciso, en Galicia se le dice que es como el gallego de las escaleras, que no se sabe si sube o si baja. Porque puede estar haciendo las dos cosas. O ninguna. Como afirma Xaquín Marín, historietista y humorista gráfico gallego, se puede subir para abajo y bajar para arriba: “Por ejemplo, si perforas el suelo y te adentras en el globo terráqueo, a partir de la mitad estás bajando para salir a la superficie del otro extremo, es decir, para arriba. Y depende de donde sea arriba se llama abajo. Si tú personalmente consideras que arriba se llama abajo, vas subiendo para abajo", bromea. Esta negación de la realidad a través de la ironía, con un halo de confusión y de dar vueltas sin entrar en el meollo de la cuestión, es la esencia del humor gallego y de su mayor especialidad, la retranca: “Se trata de una exageración de la ironía con toques de filosofía y de ternura”, añade.

Lo mejor de esta forma de entender la ironía está recogido en el Museo del Humor de Fene, junto a la ría de Ferrol, donde se repasa la historia del humor gráfico gallego —aunque también del español y del latinoamericano— a través de nombres históricos como el de Siro López o el del propio Marín —ambos fundadores del museo, y de otros miembros de generaciones más recientes como Luis Davila. Descúbrelos.

Ilustración de Xaquín Marín

Xaquín Marín (Fene, 1943)

Es uno de los impulsores del humor gráfico gallego, de capa caída tras la Guerra Civil. En los 70 empezó a colaborar con revistas locales y nacionales, como ‘La Codorniz’, y a dar forma a su humor sarcástico que ilustra el paso de Galicia hacia la modernidad y denuncia males como la sangría de la emigración, el descalabro ecológico o los obstáculos de la lengua gallega.

Ilustración de Siro López

Siro López (Ferrol, 1943)

Escritor, columnista y, junto a Marín, uno de los impulsores del humor gráfico gallego en la década de los años 70. Su estilo se basa en el uso de la ironía en la descripción de costumbres, la crónica política y la actualidad.

Ilustración de Luís Davila

Luís Davila (Bueu, 1972)

Conocido por sus viñetas en ‘El Faro de Vigo’, su estilo aplica la retranca a la actualidad política, social, económica e incluso deportiva, pero sobre todo se caracteriza por retratar las costumbres y el carácter de los gallegos, con especial éxito en Twitter, donde es muy popular bajo el nombre de @OBichero.

Decir que sí para decir que no

El cómico pontevedrés David Amor añade otro ingrediente a la retranca: la sorna. Ese tono burlón con el que se disfraza la frase irónica para dejar clara su intención. “Es como cuando un amigo te pide ayuda en la mudanza y le respondes: ‘Siiiiooo’, en plan: ‘Sí, sí, cuenta conmigo’. Es una manera de decir que sí, pero va a ser que no”, destaca este humorista de 42 años que, como cuenta en el vídeo que sigue, cree que, pese a que la retranca es la especialidad de la casa, el humor gallego es universal.

Unas vistas con más de 2.000 años

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Una sensación de libertad batida por el viento es lo que se experimenta desde lo alto de la torre de Hércules, un símbolo de A Coruña y de la cultura occidental. A un lado, el incalculable Atlántico abierto; al otro, la urbe blanca y la ría plateada. Este ingenio de la arquitectura ya estaba allí cuando Galicia era Gallaecia y, pese a que existen vestigios de otros en el norte de África, este es el faro romano en pie más antiguo del mundo que, además, sigue cumpliendo su función de guía tras más de 2.000 años. Adéntrate en sus vistas y su historia.

Vistas hacia la ciudad
Vistas hacia el mar
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Vistas hacia el interior
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 Vistas hacia el mar
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El edificio romano de unos 30 metros se encuentra en el interior, abrazado por fuera por un abrigo de piedra del siglo XVIII mandado construir por Carlos III para recuperar su función de faro.

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Una línea en forma de hélice sobre sus fachadas recuerda la rampa de entrada al faro romano, que desapareció en la Edad Media porque se usaron sus piedras para construir casas en la ciudad.

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Su nombre proviene de la leyenda mitológica recogida por Alfonso X el Sabio que cuenta cómo Hércules acabó con el gigante Gerión, enterró su cabeza y, sobre ella, construyó la torre.

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El escritor gallego del siglo XIX Francisco Tettamancy relata que, durante el ataque del pirata inglés Francis Drake, algunos de sus soldados se escondieron en la torre y se alimentaron de la carne de los cuervos y de sus huevos.

Un bosque para avistar hadas y piratas

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Cualquier peregrino, pero especialmente los que viajan en familia, tienen la oportunidad de desviarse ligeramente del Camino a la altura del municipio de Miño para adentrarse en un trayecto alternativo: la Senda dos Sentidos, un recorrido peatonal de poco más de un kilómetro en la ría de Betanzos, junto a la desembocadura del río Lambre, y en la ría de Betanzos que despierta los cinco sentidos y la creatividad, especialmente de los más pequeños. Algunos de ellos aseguran haber avistado, entre sus zarzas, duendes y hadas, y barcos piratas surcando la ría.

Paisajes convertidos en colores

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El ojo bien entrenado es capaz de mirar un paisaje y hábilmente descomponerlo en colores. La ilustradora catalana Maru Godàs (Barcelona, 56 años) convirtió el Camino Inglés en horizontes oscuros, de un azul de Prusia intenso, y entornos industriales de un llamativo granate. Lo recorrió en 2021 desde Ferrol, con parada en A Coruña, junto a irlandesa Róisín Curé (Dublín, 54 años), también ilustradora, que quedó fascinada por los verdes oscuros de las puertas y las ventanas y los ocres de la piedra. Ambas participaban en una acción de la Xunta de Galicia en la que mostraron su peregrinación a través de sus dibujos, que podrán verse en la sede de Afundación de Ferrol hasta el 28 de julio de 2022, del que se ofrece a continuación un adelanto a través de la pincelada y de la palabra de estas dos artistas.

Maru Godás

“Verdes amarillentos con un efecto fluorescente cuando les toca la luz”

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Pontedeume
Sigüeiro
Ferrol
Entorno de la Torre de Hércules en A Coruña

Róisín Curé

“Los tonos miel dan vida a las paredes de piedra”

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Betanzos
A Coruña
Ferrol
Localidad costera de Miño

El primer albergue del Camino

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La casa de labranza de la coruñesa Mari Carmen Frego, que había pertenecido a su familia durante 200 años, cambió los aperos de cultivo por los utensilios de cocina y la ropa de cama cuando en 1999 abrió, junto a su marido, Benigno Candal, el primer albergue público del Camino Inglés en Hospital de Bruma, a 42 kilómetros de Santiago de Compostela. Dos décadas después, y tras miles de peregrinos atendidos, el matrimonio se acaba de jubilar y ha cedido la gestión del hospedaje con 22 camas a la Xunta de Galicia.

En todo este tiempo se han ido sumando otros siete alojamientos a lo largo del itinerario inglés pertenecientes a la Red de Albergues Públicos gestionados por la Xunta. En total, en Galicia hay 70 albergues de este tipo con 3.000 plazas en total, cuyo precio por noche es de ocho euros. Todos se abren a las 13.00 y se cierran a las 22.00 y por las mañanas el peregrino debe salir antes de las 8 de la mañana.

Albergues Públicos

Una isla cerca de Santiago

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El río Tambre regala un momento de paz y relajación a 12 kilómetros de Santiago de Compostela. Allí, el cauce forma un islote con el sugerente nombre de Illa do Refuxio, donde el peregrino puede descansar a la sombra de carballos (robles), de amieiros (alisos) y de salgueiros (sauces blancos) y refrescarse en el agua de su playa fluvial. Un instante de sosiego antes de cruzar la meta.

Área recreativa Illa do Refuxio en Sigüeiro

Área recreativa Illa do Refuxio en Sigüeiro