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Más de un millón de especies animales y vegetales están cerca de la extinción. Una de las principales causas de esta degradación, según la Organización de Naciones Unidas, es la contaminación de nuestros ecosistemas. Gran parte de este fenómeno se debe a los residuos que, por pereza, desconocimiento o falta de conciencia, acaban abandonados en la naturaleza sin tratamiento adecuado. Plásticos y bolsas que arrastran las aguas, colillas que invaden las playas, latas y envoltorios en los senderos de montaña o neumáticos en el fondo de un lago. Basuraleza, basura en la naturaleza.
LIBERA, un proyecto de Ecoembes y SEO/Birdlife, lleva seis años investigando el fenómeno de la basura en la naturaleza y organizando batidas colectivas y abiertas para intentar combatirlo
Fuente: Proyecto LIBERA (2022)
Hay varias clases de basuraleza.
La visible es aquella que percibimos en un rápido vistazo, los residuos cotidianos que habría que depositar en el contenedor de reciclaje adecuado.
La invisible, cuyo mayor exponente son los microplásticos marinos, trazas diminutas de este material que acaba siendo ingerido por la fauna marina.
La antigua, que define el Proyecto LIBERA como “vestigios de productos que se prohibieron por su capacidad contaminante”, como algunos hidrocarburos, y que “persisten en los ecosistemas”.
Fuente: Proyecto LIBERA (2022)
Según datos de informes recopilados por LIBERA, el 80% de la basuraleza procede de la tierra, el medio donde más se genera. Al mar llegan por el efecto del viento y la corriente de los ríos. Para evitar que estos residuos invadan los distintos ecosistemas, los miembros del proyecto subrayan que hay que fomentar “la prevención en origen e incentivar el no abandono”.
Destruye hábitats naturales
Fomenta la colonización de especies exóticas invasoras, organismos que se adhieren a la basuraleza en el agua
Interactúa de forma nociva con la flora y altera los comportamientos de la fauna
Constituye un peligro para la salud humana. Los residuos pueden saltar a la cadena alimenticia a través de otras especies animales o vegetales o del agua
Causa muerte directa de especies por ahogamiento o enredo. También por inanición, ya que la ingesta de residuos causa sensación de saciedad en los animales
Si el programa LIBERA es el trabajo duro, el proyecto Mi pueblo sin basuraleza es la merecida foto que deja constancia de este esfuerzo. Puesta en marcha en 2020, esta acción dota a los pueblos adheridos de señales para identificar sus parajes libres de basuraleza, y los provee de contenedores ligeros y papeleras selectivas. En esencia, la idea es mostrar al mundo que es posible recuperar espacios naturales sucios o descuidados, y fomentar su disfrute. Por el momento, cerca de 600 municipios en España se han sumado a la iniciativa con la colaboración desinteresada y entusiasta de sus vecinos.
Desde Extremadura a Valladolid, tres historias de municipios que, por diversos motivos, han movilizado a sus vecinos para limpiar basuraleza del entorno:
Para los 20 municipios que conforman la mancomunidad de La Vera (la capital administrativa es Cuacos de Yuste), la naturaleza es mucho más que un paisaje pintoresco del que enorgullecerse. Así lo explica Pablo Tostado, técnico de Medioambiente: “Aquí vivimos del turismo natural: paisajes, grutas, gargantas, piscinas naturales… Es fundamental que nuestros espacios estén cuidados y limpios”.
Los vertidos son, por tanto, “un problema grande”. Por eso decidieron apuntarse a principios de año a Mi pueblo sin basuraleza. Este verano ya han organizado varias limpiezas. “En Jarandilla de la Vera nos juntamos 40 personas para limpiar la Ruta de los Puentes [una de las principales atracciones turísticas]. A primera vista parecía que no había nada, pero salió mucha más basura de lo esperado. Y eso que no era época de baño”, relata. Efectuaron otra batida en el lago Jaraíz, dedicada exclusivamente a la recogida de colillas, un residuo que tarda entre ocho y 12 años en degradarse y cuyo filtro, hecho de acetato de celulosa, es muy contaminante: “La gente ya las ve como parte del paisaje, como piedras. Parece que no están, pero hay muchísimas”. Un lago en el que hoy se alza una señal que indica que el espacio está libre de residuos.
Calalberche es una urbanización que pertenece al municipio toledano de Santa Cruz del Retamar. En ella viven unas 1.400 personas. Un número que en verano se duplica o incluso triplica, explica Ángel Vico, el concejal del Ayuntamiento encargado de este residencial, sobre todo por la afluencia turística que general el río Alberche: “De junio a agosto el río se masifica: contamos hasta 254 coches en las inmediaciones del río. La gente pone su sombrilla, su carpa, su música. Y pasan el día”.
Esta avalancha de visitantes provoca un gran foco de generación de residuos. En la urbanización han dispuesto de 12 puntos de reciclaje y un servicio de limpieza de refuerzo hasta el 15 de septiembre. “Hay una parte de la ciudadanía que colabora mucho y es consciente del problema. Otra es más reacia porque el tema de los bañistas tiene difícil solución”, prosigue Vico.
Los habitantes de la urbanización llevan años afanándose en el cuidado de su entorno. En 2005 llevaron a cabo la primera limpieza voluntaria. Y este pasado octubre, dentro de las batidas del Proyecto LIBERA, despejaron la ribera del arroyo Virvi, que desemboca en el Alberche. En la acción, de cinco días de duración, participaron unas cien personas. “Antes había balsas de basura, una especie de vertedero. Ahora hemos hecho un parque forestal donde hemos plantado 300 árboles en dos hectáreas”, cierra Vico. Calalberche se adhirió a Mi pueblo sin basuraleza este año. La iniciativa les ha proveído de cuatro señales con las que marcar las zonas libres de basuraleza, como el recién recuperado parque forestal, y seis contenedores para la zona del río.
Desde 2019, un millar vecinos del municipio murciano de Alcantarilla han participado en más de 80 recogidas de basuraleza. Noelia Martín, concejal delegada de Servicios Públicos, explica que, en cada convocatoria, aparte de la retirada de desechos, hay una gran carga de concienciación: “Explicamos de forma didáctica, amena y divertida la problemática existente, el peligro que conlleva la basuraleza y la correcta separación”, dice. Para esta tarea se sirven, entre otros recursos, de un juego de naipes donde se representan los residuos más frecuentes.
Dos de los puntos principales de concentración de residuos son los parajes de Las Tejeras y Agua Salá. “En el primero encontramos principalmente colillas y vidrio, por lo que la medida que tomamos fue aumentar la colocación de papeleras con ceniceros”, prosigue Martín. En Agua Salá, un paraje campestre cercano al río Segura, predominaban envoltorios de comida rápida. “En colaboración con la asociación de padres y madres de un colegio local colocamos papeleras para separar los diferentes residuos, ya sean envases y plásticos ligeros, vidrio, cartón o resto”, añade. A la iniciativa Mi pueblo sin basuraleza, asegura, se unieron nada más conocerla: “Es una herramienta magnífica para dar visibilidad a la importancia de mantener los espacios naturales limpios”, cierra.
Sara Güemes, coordinadora del Proyecto LIBERA en Ecoembes
“La mayor parte de los espacios naturales de España están afectados por el abandono de residuos. Depositar un envase en su contenedor correspondiente, colaborar en acciones de prevención o recoger basuraleza ajena permiten prevenir daños irreversibles a nuestros ecosistemas”