‘Los océanos tienen voz’ reunió ayer, 8 de junio, con motivo del Día Mundial de los Océanos, a los que mejor conocen los problemas de los mares para escuchar sus soluciones y hacer una llamada a la acción.
Los daños a los que ha sometido el hombre a los océanos son conocidos: contaminación, pesca abusiva, acidificación… Pero las soluciones no lo son tanto. Por eso, Biotherm, marca pionera en promover programas de conservación del medio acuático, como Waterlovers, organizó el 8 de junio la segunda edición del Summit Online Los océanos tienen voz. Los líderes del debate internacional por la protección del ecosistema marino se reunieron para hablar de las amenazas que sufre el medio y lanzar una llamada urgente a la acción porque, como subrayó Sylvia Earle, galardonada con el premio Princesa de Asturias de la Concordia: “tenemos el poder para hacerlo [salvar los océanos], solo tenemos que utilizarlo”.
Earle, también presidenta de Mission Blue, una red de áreas marinas protegidas denominadas “lugares para la esperanza” dedicadas a preservar la biodiversidad, ha pasado buena parte de sus 85 años de vida sumergida en el agua. “Sin el océano, nuestras vidas no serían posibles. Y eso es lo más importante que nos llevamos de él”, comentó Earle en la primera sesión, en la que compartió mesa virtual con Gunter Pauli, autor de La economía azul, una apuesta por la sostenibilidad y el ecologismo como motor de transformación social, y Javier Goyeneche, fundador de Ecoalf, la marca española pionera en moda sostenible que fabrica prendas a partir de plásticos y redes extraídas del mar a través de su proyecto Upcycling the Oceans.
El economista belga Gunter Pauli, de 65 años, renuncia a que le llamen conservacionista: “Yo soy regeneracionista. Conservar lo hemos intentado durante 50 años y ¿cuál es el resultado? Un desastre. Necesitamos urgentemente cambiar las cifras globales. Y esto requiere una cosa: acción, pero tiene que ser acción de miles de personas que tomen miles de iniciativas para que tengamos millones de cambios a corto plazo”. Y como muestra habló de algunas de las iniciativas que promueve, como los bosques de algas que se están plantando en la costa de Marruecos y que son capaces de retener los microplásticos y evitar que acaben en el interior de la fauna marina y que, de ahí, pasen a la cadena alimenticia.
En ese camino de soluciones, la educación es para Javier Goyeneche el elemento fundamental. “Tenemos que estar muy presentes en los colegios, en las universidades... en las nuevas generaciones para que entiendan que los océanos son el pulmón del mundo y que tenemos que empezar a cuidarlos”, defendió
Para encontrar a los invitados a la sesión Los océanos te necesitan hubo que viajar tres lugares del planeta: Sudáfrica, Francia y la isla española de Formentera. En este último paraje paradisíaco ha decidido vivir el biólogo y documentalista de National Geographic Manu San Félix para estar cerca de los bosques de posidonia, una planta endémica del Mediterráneo que es una joya ecológica por su contribución a la preservación de la vida. “El Mediterráneo tiene problemas serios, pero puede convertirse en un escaparate y un faro sobre cómo tenemos que gestionar mares y océanos del mundo” ya que al estar casi cerrado los efectos de las intervenciones que se hagan en él se advertirán antes, explicó.
Pippa Ehrlich, la codirectora del oscarizado documental Lo que el pulpo me enseñó, sobre la particular amistad entre un buzo y un cefalópodo, intervino desde Ciudad del Cabo, cerca de donde rodó la película. Confesó en el encuentro sus momentos de plenitud vividos bajo las aguas. “La naturaleza no es solo importante porque es algo de lo que podemos extraer recursos, sino que es buena para nuestro corazón, mente y alma. Espero que nuestra película haya logrado, en primer lugar, abrir los corazones de la gente a la naturaleza. Y, en segundo lugar, quizá les haya hecho pensar de forma diferente sobre lo que significa estar en el planeta Tierra y en lo frágil que es todo”, comentó. Y aportó su alternativa: “Tenemos que cambiar nuestro estilo de vida, alimentar la conexión con el mundo natural”
Romain Troublé, director de Tara Ocean, una fundación que organiza expediciones para estudiar el impacto del cambio climático en los océanos, habló desde Paris. Como el resto de contertulios coincidió en que aún se está a tiempo de revertir todos los daños que la actividad humana está ocasionando en los océanos. La pandemia lo ha demostrado. Durante los confinamientos, la ausencia de humanos en los litorales hizo que muchas especies regresaran. “Vimos ballenas muy cerca de las costas, también que las poblaciones de peces aumentaron. Esto demuestra lo resistente que es el océano”.
San Félix apuntó varias propuestas al catálogo de soluciones, desde cómo combatir la sobrepesca a cuidar los fondos marinos de las anclas. “Hasta ahora el proyecto Pristine Seas [en el que participa] han protegido ocho kilómetros cuadrados en todo el mundo desde que comenzó en 2009. Como 14 veces la península ibérica que está cerrado a la pesca”, apuntaba este explorador que también ha desarrollado una aplicación gratuita para que los barcos hundan las anclas donde no dañen la posidonia.
La sesión Limpia ríos, salva océanos vivió in situ una de las acciones de limpieza integral que, bajo ese nombre, Biotherm promueve, junto a la Fundación Ecoalf, en las riberas del río Jarama de Madrid. Un ambicioso programa a tres años vista que intenta ir “al origen del problema”, en palabras de Jesús Abia, director general de Biotherm España. “Muchos de los residuos que llegan a los mares lo hacen a través de los ríos. Y el río Jarama está muy contaminado”
Irene Díez, directora de la Fundación Ecoalf, incidió en la idea: “Lo que hacemos en los ríos tiene un efecto en los océanos y si queremos realmente acabar con el problema de la basura marina tenemos que empezar a pensar en lo que hacemos aguas arriba”.
“Las aguas nos conectan a todos”, señaló por su parte César Rodríguez, secretario general de AEMS – Ríos con Vida, asociación formada por pescadores conservacionistas que lleva cuatro décadas consagrada a la recuperación de los ríos, y que se sumó a la charla desde el humedal Miralrío, en el Parque Regional del Sureste de Madrid, a orillas del río.
Allí estaba en plena acción con los voluntarios Alberto Remacha, educador ambiental del proyecto Libera, creado por la alianza entre SEO/Birdlife y Ecoembes, que colabora en las acciones de Limpia ríos, salva océanos. En tres horas recolectaron 200 kilos de residuo plástico: bastoncillos para los oídos, toallitas, tampones y botellas de agua, sobre todo. “[Estas sustancias] son capaces de permanecer hasta 1.000 años”, comentó. Desde noviembre han realizado 14 salidas con 120 voluntarios en las que han recogido más de tres toneladas de desechos.
Biotherm lleva más de ocho años trabajando en la conservación de los océanos a través del proyecto Waterlovers, que nació también para aportar soluciones. Junto con la ONG Mission Blue ha promovido la protección de zona marinas mediante la creación de esos “lugares para la esperanza” (conocidos también como hope spots, su nombre en inglés). “Ya tenemos la suerte de tener varias en el territorio español”, explicó Abia, quien adelantó a los espectadores que “en el mes de septiembre habrá una nueva zona protegida en La Gomera”.